jueves, 9 de diciembre de 2021

Modestia aparte.

Los griegos llegaron a considerarla como una virtud que se vinculaba con la humildad, antagónica de la vanidad, el engreimiento, la soberbia y la ostentación, por tal razón la modestia es una cualidad que denota sencillez, moderación, incluso una de sus notables y loables características en las personas es no evidenciar una alta opinión de sí mismos, lo cual se traduce en que por mucho que tenga un ser humano, ya sean riquezas, habilidades, inteligencia, etcétera, de todos modos sigue siendo un humano tan común como los demás.

Es que somos muy dados a presumir nuestros logros, pertenencias y éxitos, pero carecemos de sensatez cuando alguien nos señala los errores que cometemos, ¿cómo evitar la presunción en una sociedad que la reconoce y valora? Para lograrlo, Confucio recomienda “que el hombre superior es modesto en el hablar, pero abundante en el obrar”.

Como todo en la vida, abusar de ser modesto también se vuelve patológico, ¡cuánta soberbia oculta la modestia! Esa mala humildad que aparentamos, o sea, la modestia es muy arriesgada cuando se vuelve un disfraz de la arrogancia, un orgullo modesto cual especie de estrategia que disimula el no aparentar la presunción de cualidades, más, si incidir en ellas, ¿si les queda bien claro por qué los talentosos e inteligentes individuos debemos ser modestos?

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