jueves, 11 de febrero de 2021

Odio, luego existo.

Bien se puede estar acabando el mundo y ni eso nos hace cambiar, ya lo dijo Fobia en su canción Hipnotízame, “puedo cambiar mi vida, más no puedo cambiarme a mí”, y es que ya tuvimos una primera cuarentena, muchos con optimismo se atrevieron a asegurar que después de ello íbamos a ser mejor, una mejor especie, pero no fue así, continuamos fanfarroneando, hablando mal del que no está, lambisconeando, seguimos siendo hipócritas, haciendo transas, compitiendo con ventaja y poniendo por delante nuestros intereses particulares en lugar de conseguir la igualdad. Hemos vivido momentos donde nuestras emociones estaban a flor de piel, y creo que en más de una ocasión nos arrepentimos, pero fue momentáneo, es comprensible, pues hemos estado bajo presión en los últimos diez meses, estamos tensos, con niveles altos de un odio que se integró a nuestra rutina como algo normal a consecuencia de nuestro enfado por el confinamiento y el no saber si algún día volverá la añorada normalidad.

Todo lo anterior hace bajar un peldaño nuestro optimismo cuando teníamos la expectativa de que iríamos hacia un mundo mejor, que esto nos iba a cambiar de manera positiva, que nuestra convivencia humana se estrecharía, así como aquel sueño pacheco de los jipis en los setenta, y a medida que transcurren los días te das cuenta de que ese odio que siempre lees en las redes sociales, ahora ya lo aplican en la vida real. Se supone que estamos en tiempos de paz, pero el nivel de acoso en cualquier red social es exagerado. Deprime darte cuenta de que para seguir siendo sociable tienes que definirte por un bando, es decir, o estas a favor o en contra de quien piense distinto a uno, incluso, esto que ahorita has leído puedes que estés de acuerdo o no, pero es tu punto de vista, para qué tiznado quieres convencerme de pensar igual que tú o de situarme en un bando o en otro con la misma opinión que estoy externando. Es más honorable ese individuo que respeta tu forma de expresarte sin el ánimo de imponer sus ideales o de encasillarte en un bando.


Es lamentable encontrarte con personas que se irritan de lo que sea, explotan de odio ante cualquier situación, incluso a veces tengo la impresión de que se suman a arremeter contra alguien en las redes sociales a manera de diversión o como un entretenimiento más para pasar el rato, creo que se divierten chingando a alguien de forma anónima, o sea, como quien tira la piedra y esconde la mano, pero saben que, no hay como vivir nuestra vida real, respetando las ideas de otros, en estos momentos alguno en su cabecita estará pensando, no marches pinche Marcial se está poniendo bien mojigato, antes eras más valemadrista, a lo que responderé con otro fragmento de la citada canción de Fobia: “ y puedo ser sincero sin dejar de mentir”.

No hay comentarios: