jueves, 12 de marzo de 2020

Cancelando la “realidad”

Son despuesito de las 3 de la tarde, en la regadera yacen mis restos enjabonados cuando la señora que apoya en las labores domésticas me dice que afuera me espera una señorita dispuesta a realizar el censo 2020, respondo con incomodidad que por piedad le diga que regrese más tarde, mientras por mi cabeza rondan todos esos mensajes que mis contactos en WhatsApp me han enviado con tal de evitar caer en una trampa de ladrones, estafadores y secuestradores que supuestamente se hacen pasar por encuestadores –copyright, El Mitotero– o qué tipo de respuesta voy a dar a las preguntas sobre religión, cuentas bancarias, afiliación política y equipo de fútbol, ¡uy, qué ñañaras!

De pronto siento unas molestas cosquillas que van de la nariz a la garganta hasta el explosivo estornudo, seguido de cuatro más, las orejas se empiezan a poner calientes, en el espejo las observo muy coloradas, ¡no manches! Ahora falta que sea resfriado y con la publicidad del Covid-19, padecer alguna enfermedad respiratoria en estos tiempos, existe la posibilidad de que te apliquen el apartheid que se suscitó con la gripe A (H1N1), en donde se creó una rígida división entre la inmensa minoría saludable y la mayoría enferma.

¿Y porque no nos ponemos todos en cuarentena? Así cuando salgamos de ella, tal vez se haya reseteado el Horario de Verano, que ya meritito viene, se terminase el censo y probablemente ya fueron publicados sus resultados en lugar del mes de noviembre, –por cierto la encuestadora además de identificarse fue atenta y cordial, así como nunca hubieron opciones de preguntas de índole personal–, por su parte el coronavirus ya ni exista, en pocas palabras, cancelamos nuestra realidad que se desarrolla más entre embustes y miedos, que de momentos felices. Nos vemos en el próximo… ¡Espero!

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