jueves, 4 de abril de 2019

Lealtad en el siglo XXI

Lealtad es un concepto tan desgastado en este siglo, sí, el siglo XXI, ese en el que la inteligencia se mide por la capacidad de datos que procesa un teléfono celular, la puntualidad es tan antigua que ya nadie la practica, es más, a veces da la impresión de que ni existiera, además las habilidades y destrezas de las personas están resumidas en una App; para mí, ser leal, de acuerdo con la teoría de la época en que me desarrollé, es ese sentimiento de respeto y fidelidad a los propios principios morales, a los compromisos establecidos o hacia una persona.

El futuro de los valores, las buenas costumbres y de la paz está en manos de quienes tengamos leyes y seamos fieles a ellas, las respetemos, las acatemos y las sigamos al pie de la letra, pues de nada sirve argumentar que tenemos distintos tipos de reglamentos y estatutos si los ignoramos, si nos hacemos de la vista gorda por ser la primera vez, si sacamos provecho de los demás favoreciéndolos al no implicárselos o por quedar bien con alguien, luego nos asombramos de que los jóvenes digan: “Si obedeces todas las reglas, te perderás toda la diversión”.

La neta no se vale que ahora la luz amarilla de los semáforos se interprete como “acelera, porque te quedas en la pendeja con el rojo”, que los políticos se vuelvan chapulines con el pretexto de que en el partido que militaban todo era corrupción, mientras ellos al hacer eso violan sus propios estatutos, que se respalde más a quienes se creen que llegarán a ocupar puestos importantes en la escala laboral que a los que en este momento los ocupan, o sea, es como tener tu propia alcancía a la que más adelante le romperás el cochinito y sacarás un titipuchal de monedas. Es triste respirar ese pinche estrés que genera el ambiente donde cada quien espera su rebanada de queso, mientras otros prefieren huir de la ratonera, faltando al respeto a las leyes, lo cual se traduce en una lamentable pérdida de la lealtad.

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