jueves, 20 de octubre de 2016

La realeza del siglo XXI

En algunos países la realeza es absoluta, también la hay constitucional y en otros es representativa, en el nuestro existe, pero… pues simplemente no ejerce soberanía alguna, pues carecen de privilegios, no poseen riquezas ni poder, son más bien alimento al placer voyerista. Acá les conocemos como lady y lord, siendo fácilmente visibles en algunos videos donde dan marcha a su actuar, convirtiéndose para la proliferante sociedad en el banquillo de los acusados ya que les realizan juicios morales sobre su proceder.

Se les otorga tales títulos de nobleza de forma irónica, porque sus actitudes se asocian con individuos de clase alta, de esos que gozan de mucha autoridad. Hay que patentizar este fenómeno de las ladies y lores, pues gracias a nuestro ingenio es como se crean estos términos a los videos de denuncia donde proliferan los seres ordinarios, quienes patéticamente son los más ridículos y a quienes gracias a sus actos de superioridad los vuelven virales los usuarios de las llamadas redes sociales.

El disfrute del video no radica en observar a los supuestamente pudientes cometer actos comprometedores como infringir leyes, exigir sus derechos como si fueran individuos poderosos, sino en esos juicios clasistas donde se expone todo el resentimiento social que sabiamente supieron explotar José Alfredo Jiménez en la canción “El hijo del pueblo” y Luis Alcaraz con su “Quinto patio”.

En las diversas redes sociales se perifonean esas evidencias de prepotencia o lo que se llega a considerar como faltas a la moral, gracias a la oportunidad que ofrece la telefonía celular de captar a través de su cámara el momento justo en que alguien está cometiendo una estupidez, logrando su principal tarea, socializar el ridículo. Cual discípulos de Óscar Cadena, quien con su cámara captara infraganti a individuos allá por mis entrañables 80´s y que popularizó la obertura de la ópera “El barbero de Sevilla”, a tal grado que algunos le atribuyen su autoría a este hombre en lugar de a Gioacchino Rossini.

Hoy contamos con una Cámara Fregadanti, donde se maximizan los estereotipos negativos, que de tanta divulgación a veces llego a cuestionar, ¿hasta dónde podemos transgredir la privacidad de las personas? Pues las redes sociales son rudas, prejuiciosas, doble moralistas, simplemente porque la mano del ser humano cual Rey Midas a la inversa echa a perder todo lo que toca, ¡por favor no repliquen esas jodidísimas evidencias!

Si existen teléfonos inteligentes, pues también quienes los utilizan lo sean, es ridículo que ahora ya ni puedas divertirte a tus anchas en alguna fiesta, pues hay la probabilidad de que alguien esté operando la lente de su celular y capte acciones que para algunos pudieran resultar ofensivas o pasadas de lanza. La medida más certera para evitarlo es que al ingresar a cualquier guateque se retengan los aparatos hasta que salgan del antro, fiesta o congal, para así no correr el riesgo de pertenecer a tan patético linaje.

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