miércoles, 12 de diciembre de 2012

Atletismo encefálico


Durante la década de los ochentas de todos los juegos de mesa, el que más disfrutaba era el “Maratón”, el cual consistía en un tablero con líneas que se asemejaban al arcoíris, tarjetas con preguntas relacionadas a conocimientos básicos, historia, geografía, cultura general, artes, deportes y entretenimiento, ciencia y tecnología, las cuales se hacían al participante que caía en una de las casillas según lo determinaran los dados, si respondía de forma correcta avanzaba, pero si lo hacía de forma errónea, una ficha en color negro avanzaba el número de casilleros de ese jugador, a esa ficha se le conocía como la “Ignorancia”; y para colmo muchas veces, éste jugador virtual –uno de los primeros que yo sepa– resultaba ser el ganador absoluto del juego.

Este personaje y triunfador virtual del “Maratón”, casi siempre ponía en evidencia la carencia intelectual de los jugadores reales en torno al conocimiento general que debemos como individuos según nuestro nivel de estudios dominar. En sí la palabra ignorancia en sus raíces latinas que es ignorare, se traduce como “no saber” o “sin conocimiento”, lo que significa carecer de cierta información, en su acepción absoluta puede entenderse como un insulto, pero muchas veces quien ignora, vive en un error o es fácilmente engañado por cualquiera, es precisamente cuando la ignorancia se reviste de un valor de acuerdo a su carácter axiológico ante el conocimiento, pues no saber lo que es correcto o poseer una información errónea es una falta de respeto a la propia inteligencia de las personas, es decir, eso si es un insulto.

Lo anterior me remite a platicarles la anécdota de un conocido director el día que en una de las fiestas estudiantiles, ingresó un alumno de otra escuela ataviado de ropas femeninas con matraca en mano a sumarse a la algarabía, al respecto no hubo problema alguno, donde si lo existió, fue cuando el adolescente intentó entrar al baño de las mujeres, pues inmediatamente las chicas fueron a dar aviso, el director en buen sentido le pidió al muchacho que se retirara, entonces éste le cuestionó su solicitud, a lo que él argumentó que hasta la fecha en las escuelas no han construido baños para andróginos.

La molestia del joven además de su retiro obligatorio, también lo fue el adjetivo adjudicado, pues resultó ser un insulto debido a su analfabetismo funcional, entonces al abandonar la escuela amenazó a la autoridad del plantel de acusarlo a sus superiores para que lo despidieran; si este joven hubiera sabido el significado de la palabra andrógino, lo más seguro es que no se habría fastidiado, además debería estar consciente de que por el simple hecho de vestirse como mujer no tiene el derecho de ingresar al baño de damas, nuevamente en este juego gana la ficha negra.

Situación similar le ocurrió a un colega docente, cuando a sus alumnos les pidió de tarea como requisito para realizar una actividad, traer cuántos habitantes registró en el último censo nuestro Estado, así como el número de población según el género; la sorpresa fue que un considerable porcentaje le proporcionaron cifras hasta de diez dígitos con todo y puntos decimales; con tal de reconocerles el “esfuerzo”, registró la tarea como hecha, pero les solicitó que abandonaran el aula con asistencia, para evitar que entorpecieran el trabajo de los cumplidos.

No habían transcurrido cinco minutos cuando una de las autoridades del plantel le ordenó de forma tajante que regresara a los despistados, argumentando que en ninguna parte del reglamento escolar existía tal sanción, entonces le sugirió que les permitiera hacer el trabajo escolar, aclarándole que únicamente les asentara en la lista el error, o sea, quería que la clase fuera una simulación, imagino que si, como la de matemáticas donde estos mismos jóvenes aprueban pese a no saber leer cifras, en fin todo sea porque en el maratón escolar continúe invicta la ignorancia.

Más existen sujetos peores que los anteriores, los que fingen no comprender a la primera, con tal de prolongar el tiempo o los que presumen de desconocimiento para que no se les exija demasiado, esos son los mejores aliados de la ignorancia, pues entorpecen con su actitud cualquier nivel educativo, ahí si que ni por más que corra el felino morado GC nos podrá librar de ellos.

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