miércoles, 8 de agosto de 2012

¡Que no te apantallen!


Durante la infancia no era muy asiduo al cine, fue en la adolescencia que el séptimo arte se volvió una fábrica de ilusiones, cada película que veía se transformaba en sueños que hacían olvidarme de la realidad en la que vivía, pues al identificarme con alguno de los personajes de la trama los problemas típicos de la edad se esfumaban por las horas de duración de cada film.

Las dos semanas que tuve de asueto me di a la tarea de visitar las salas de cine que hay en la ciudad, tuve la suerte de que fuera verano, época del año en que las grandes compañías cinematográficas lanzan los llamados blockbuster o largometrajes que serán todo un éxito en taquilla. El primero que vi fue la tercera parte de Madagascar, que para mi gusto supera a la anterior, pues los diálogos de cada personaje están ingeniosamente bien estructurados, pese a que la fórmula del guion es la misma que las dos primeras partes, el regreso de los cuatro animales al zoológico de Nueva York, más el humor fino que en ella se pone de manifiesto hace que uno se la pase entretenido.

Desde niño he sido un aguerrido coleccionista de comic de superhéroes, razón por la cual no podía perderme The Amazing Spiderman, más tal refrito fue decepcionante, lo sorprendente esta vez no es el Hombre Araña, son los gabachos que en su tierra natal hicieron de esta tarugada un éxito de taquilla, ¡mira que recaudar 62 millones de dólares en su primera semana! Lo cual evidencia que tanto Internet y comida rápida provocan daños cerebrales irreversibles, pues sólo así uno se explica porqué la cinta que hizo el director Sam Raimi en el 2002 parezca toda una obra de arte ante esta chafa réplica.

Otra gringadera fue el churro de Ice Age: Continental Drift o Era del Hielo 4, cualquier individuo con un coeficiente intelectual normal, sabe que la trama está llena de incongruencias, las bromas se parecen a las mismas de sus antecesoras, es más, Scrat la ardilla prehistórica como en las otras versiones repite la idiotez del fallido intento por coger la bellota sobre una superficie que terminará agrietándose; ese día fue tanta la decepción que estuve a punto de ir a reclamarle a la gerencia del cine por cobrar la exhibición de tal porquería.

La cereza del pastel fue Batman: The Dark Knight Rises, cinta que con entusiasmo estuve esperando ver, y que gracias a esa franquicia pude darme cuenta que Christian Bale con su actuación tiene un papel asegurado en cualquier telenovela de manufactura nacional, pues el drama sentimental ahí exhibido bien podría equipararse a cualquiera de las que produce el Canal de las Estrellas; la trama carece de esa alegoría psicológica que en su primera parte nos asombró y claro, las actuaciones cargadas de suspenso con su respectiva adrenalina nunca igualará a la segunda, ¡ah Heath Ledger, cómo te echamos de menos!

El guion es una mixtura de varias sagas de comic, La caída del murciélago, Cataclismo, Hijo Pródigo, rematando con algo semejante a la serie animada Batman Beyond (Batman del futuro); supongo que tanto la nalga y la paciencia del espectador se merecen respeto, ¡durar 150 minutos es cansado! Pero tengo la certeza que aquellos que desconocen la novela gráfica del personaje creado por Bob Kane, habrán abandonado la sala diciendo, ¡órale, fue un peliculón!

Considero correcto que si se va al cine, lo más saludable es tener el derecho de opinar por lo que pagaste para evitar que otros caigan en el engaño. Acaso ustedes se dejaron engatusar por la estafa del Titanic en tercera dimensión, ¡hágame el favor, desembolsar centavos por una película que fue filmada en dos dimensiones! Que no le vean la cara, cuide su dinero y no se apantalle.

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