miércoles, 15 de febrero de 2012

Mimetismo

Cuando cursaba Biología en el bachillerato, la profesora Elvira nos habló sobre el mimetismo, el cual lo definió como la cualidad o habilidad que algunos seres vivos tienen para asemejarse a otros con los que no se vinculan o para confundirse con su entorno, lo cual les brinda ciertas ventajas de supervivencia, así nos platicaba que en la Tierra tenemos algunos insectos, aves y reptiles que poseen tal característica; en la actualidad gracias a los avances de la modernidad el ser humano ha ido adquiriendo tal destreza.

Creo que en lugar de destreza es una especie de refugio, pues muchas personas se camuflan en sus pertenencias a tal grado que dejan de ser ellos y se transforman en sus propios objetos; estamos tan acostumbrados a la infame idea de valer como individuo por lo que se tiene y no como persona, que muchos han hecho de sus cosas referencia de ellos mismos.

Es por esto que durante la vida nos hemos encontrado con sujetos que llaman más la atención por su coche último modelo que por sus habilidades, es más, el ser dueño de ese lujoso vehículo es considerado por nuestra sociedad como una habilidad, pues es capaz de tener un medio de transporte de tales magnitudes económicas.

De la misma forma son catalogados esos individuos que siente valer su esencia más por el equipo de sonido con que cuenta su automóvil, pues a veces ese equipo de audio es más caro que el valor del propio medio de transporte, razón por la cual son mucho más fáciles de identificar por el estridente ruido que hacen las bocinas, que por su mediocre y austera personalidad.

Igual de patético es el tipo que siendo anciano o de aspecto desagradable gracias a su billetera es un adonis para muchas de esas hembras que en lugar de corazón tienen una caja registradora; qué decir del profesionista que con una simple tarjeta de presentación dice a los demás quien es o aquel cuya tarjeta de crédito vale más que su vida.

En extrema situación se encuentran todos aquellos que tienen un familiar laborando en algún puesto público importante, que los hace sentir influyentes; de igual forma los que hacen alarde de tener parientes adinerados, triunfadores profesionales o prominentes empresarios, que narran las proezas de estos como si fueran éxitos que ellos obtuvieron.

Mención de honor reciben todos aquellos que intentan adquirir su reconocimiento social gracias a sus bien cuidadas mascotas, causando pena ajena al observarlos en lugares recreativos caminar orgullosos al lado de ellas, dando esa ridícula impresión de que el animal sacó a pasear a su dueño; lo más patético es cuando alguien le hace un cariño al perro y su amo se muestra orgulloso, como si para él hubiera sido un cumplido.

Híjole, esto cada vez se pone peor, pues estamos ante un mundo tan materialista que el yo se pierde totalmente, donde se fomenta la pretensión y la acumulación de pertenencias, pero como está la situación por la inseguridad y el brote de delincuencia, hoy es un verdadero pendejo el que presume lo suyo, pero todavía es más pendejo el que presume lo que no tiene.

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