miércoles, 9 de diciembre de 2009

Crónicas Aborrecentes (Parte V)

"....we came in?"

“So ya
Thought ya
Might like to go to the show.
To feel the warm thrill of confusion
That space cadet glow”. Pink Floyd

Nueve treinta de la noche, los muchachos después de haber dormitado uno encima del otro, pateado como doce mil veces el enorme balón hinchable que arrojaba la gente desde las tribunas, haberse ligado a unas cholitas en los pasillos con el cuento de que eran hijos de algún gobernador y llevárselas a los túneles que conducen a las regaderas para agasajárselas en privado, faltando un cuarto para las diez de la noche, el lugar se oscurece y una angelical luz blanca ilumina una lánguida figura ataviada con ropa negra, lo plateado de su cabellera identificaban al individuo como Roger Waters. La raza al reconocerlo lanzan gritos y silbidos, que son apagados por los acordes de la electrizante “In the flesh”.

Pasados noventa minutos de concierto, haber escuchado el repertorio de canciones que compuso en solitario y con el grupo que lo consagró, después de una ligera pausa con la tonada de “Sheep” hizo su arribo al oscuro cielo el enorme cerdo rosa inflable, circundando el estadio con un mensaje inscrito en su trasero “Saquen a Bush, derriba el muro de la frontera”. Una vez dada la vuelta olímpica, el cerdito emprende su viaje surcando los cielos jaliscienses.

Pinzas boquiabierto lo mira hasta que desaparece de sus ojos, un fuerte golpe sobre su espalda lo hace reaccionar, -oye, ¿qué te pasa? Le recrimina a Cris. Éste replica, ¿te acuerdas de las resorteras que traje? Precisamente son para bajar al puerquito, te imaginas ca´on, mañana llegar a la escuela con ese trofeo, todos nos admirarían y seríamos respetados, pues le daríamos a la escuela la mascota que siempre ha querido.

Con un brillo en la mirada, Federico exclamó –pues no sé que estamos esperando, vamos a bajarlo. Con un gesto de sorpresa Chabotas hizo un movimiento de hombros como exclamando porqué se iban, Crisóstomo agitando la mano le gritó, ¡Vente we, está chido lo que vamos a hacer! Sin pensarlo dos veces emprendió la marcha tras ellos, no sin antes apagar su cigarro de marihuana con los dedos ensalivados, y guardarlo entre sus calzoncillos para engañar a la seguridad.

De forma apresurada se treparon por la parte trasera de la ranfla, mientras Pinzas le encendía la marcha; una vez arriba empuñaron por el mango las resorteras dispuestos a cazar al cerdito hinchable.

Por lo acelerado del entusiasmo y la ansiedad de lograr su cometido, no se percataron que un vehículo con el logotipo de la empresa organizadora los seguía a unos veinte metros de distancia, observando cómo los imberbes le tiraban piedras al puerco de plástico. Al parecer la puntería de ellos era pésima, pues de doce rocas, sólo tres habían logrado alcanzarlo, pero no fueron certeras.

Continuará…

1 comentario:

Anónimo dijo...

shale!!! ¿que te estas metiendo?