Cada vez que ingreso a un aula de cualquier escuela, mi memoria miope pone a realizar su función a la nariz de chile relleno que tengo, tratando de volver a oler ese aroma de mis tiempos a viruta de lápiz, cuadernos hinchados de tanto sudor, libros de páginas llenas de lamparones y a gis – para los que no saben que escribí, hago referencia a la barra cilíndrica de yeso o greda con la cual se comunicaban los temas escolares a través de la escritura sobre un pizarrón –, pero ya no huele a eso, ahora es una mixtura entre limpiador diluible versátil y plantas de ornato, pues con el uso de los gadgets electrónicos algunas de las cosas antes mencionadas han dejado de existir. Pero eso sí, gracias a la confianza en la educación formal de parte de la humanidad, seguimos conservando estudiantes que llenen esas aulas, con su algarabía, ansiedades y estrés.
¿Sabes qué es lo más curioso de ser estudiante? Que pagas por aprender cosas que luego olvidas… ¡Pero te acuerdas de todo lo que no deberías haber hecho durante los años de escuela! Es que los sistemas educativos son como un videojuego: pasas de nivel, pero nunca sabes para qué te servirá lo que has aprendido. Lo digo con la experiencia que da el fracaso, existieron tantos temas que mis profesoras y profesores se esmeraron tanto, la verdad, ¡muchas gracias! Digo, un cabezota como yo fue difícil en que aprendiera algo que luego no le encontraría utilidad en la vida real, como la raíz cuadrada. He ido al mercado y nunca me han pedido sacar una raíz cuadrada para poder pagar. Y el bullying debido a mi sobrepeso, que antes ni así se llamaba, me refiero al bullying, lo viví en las aulas, efectivamente, la vida de estudiante puede ser dura, pero el Mundo es mucho más grande que el aula o la escuela en sí, y afuera de la escuela te pueden suceder cosas terribles.
Alumna y alumno, disfruta la estancia en la escuela; ser estudiante es como ser los atletas de la vida académica. Corren maratones de exámenes, saltan obstáculos de tareas y, a veces, hasta logran dormir sin soñar con fórmulas matemáticas. Así que, en este Día del Estudiante, quiero decirles a todos esos jóvenes valientes que, aunque no siempre lo parezca, están construyendo el futuro… o al menos, están construyendo un buen currículum. Y definitivamente, las aulas ya no huelen como antes.
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