jueves, 21 de marzo de 2024

Juventud divino tesoro.


En redes sociales nos venden la idea de que los viejos debemos de fingir que somos jóvenes aún, pues si subes una foto al perfil como decían en mi época, sin retoque, simplemente te clasifican de enfermo, acabado o que en tú etiqueta la fecha de expiración se te está aproximando, pero qué no tiene fecha de caducidad en un mundo que nos hace creer bajo justificaciones sociológicas y de consumo que la plenitud de la vida es cuando se es joven.

Es que la juventud atrae porque los miramos sin preocupaciones, sin esa carcoma llamada estrés, que a los adultos nos hace ver intransigentes, preocupones, que siempre estamos en constante movimiento, pero, la verdad es que a mi edad sería muy indeciso confiar irreflexivamente en que los problemas se solucionan solos. Cuando se tiene por oficio la docencia y no la filosofía, uno no puede resbalarse en el error de decirle a los jóvenes que la educación no implica esfuerzo alguno; asistir a la escuela, conservarse en ella es aprender los esfuerzos con que cada profesor se las ingenió para hacer masticables todas esas teorías que no tienen aplicación en la vida real. Y lo más difícil, que esa juventud encuentre una recompensa en lo aprendido, es decir, una utilidad, si ya aprendió a leer, ahora debe saber que leer algún texto de Historia de México no es tan divertido como leer el TVNOTAS, más la información que logre asimilar del primero, le permitirá conocer sus orígenes.

Es más, creo que aun me falta mucho para ser profesor, los profesores son unos genios -no esos posers, que se creen dan clases en escuelas de cisnes-, por esos considero que hacen falta profesores, yo tan solo he sido un aprendiz de la docencia, con una vacante que le da la oportunidad de convivir con jóvenes, a quienes les replico esa hermosa idea de Fernando Savater: “Para poder pensar por ti mismo, necesitas tener una serie de conocimientos sobre los que pensar. Pensar es cómo ordenar una habitación. Tú puedes ordenar una habitación de diversas formas, lo que no puedes es ordenar una habitación vacía”. Respecto a la paupérrima idea de verte joven en las fotos de perfil de tus redes sociales, pues si eres de los que sufren por ser excluidos, no te queda otra que fingir ser un mozalbete hasta la tumba.

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