jueves, 15 de abril de 2021

¿Dónde jugarán los niños?

En este 2021, los adultos mayores regresan a la infancia, escondiéndose de sus familiares con tal de que no les pongan la vacuna, lloran, hacen berrinches, patalean e incluso como el eterno Chabelo, amenazan con auto asfixiarse, mientras los infantes cada vez más tienen castrada su capacidad imaginativa con el pretexto de los adultos de que maduren y vivan el presente real, que fantasear es una tontería, si a ello le agregamos que tienen más de un año sin ir a la escuela y menos tener un recreo compartido entre cuates, festejan sus cumpleaños al jodido estilo AutoMac de McDonald’s, los invitados llegan en carros con el argüende de sus cláxones, mientras el festejado parado afuera de la casa recibe los regalos -bueno, si es que los muy gorrones le llevan algo- que a veces por lo rápido ni sabe quién diablos son esos señores de sonrisa fingida; no juegan en la calle, y si los llevan al jardín es con un chingo de prohibiciones, ir a los supermercados también es tabú -ahí, si se ahorran una buena feria los progenitores-, mientras los muy cabrones adultos, ellos tienen chance de divertirse, organizan fiestas con los amigos, ven los partidos de fútbol, entre otras cosas.


Nunca les preguntamos a los chavitos si ya estaban listos para estudiar en línea o que, si sabrían que mamá, papá o el vecino serían sus profesores, alguna vez les hemos cuestionado si en estos años aciagos han sido felices, y lo peor, hoy con tanta tecnología preferimos darles el celular o la Tablet para que se “diviertan” – ¡niño, deja de chiflar con el carrito! -, nuestra supuesta madurez nos hace evadir ese mundo tan fantástico que es el juego de la infancia, en donde se fantasea, se imaginan mundos extraordinarios, es más, verlos jugar es un deleite, pues ahí uno logra constatar el carácter y la personalidad de ellos. Lamentablemente al darles un gadget coartamos su capacidad inventiva, si, esa de hacer en la arena del patio la autopista de los Hot Wheels, el pícnic de Barbie con pasteles de lodo o el Jurassic Park donde se pasean los enormes reptiles.

Es verdad, con esos juegos los chamacos evaden la realidad, y nosotros no lo hacemos cuando preferimos una pachanga, visitamos un bar con las medidas de higiene o nos hundimos en el sofá a ver alguna serie, ¡claro! Pero somos adultos y tenemos derecho, pues también los infantes los tienen a pesar de que cada vez las cigüeñas la traen sin la torta bajo el brazo.

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