miércoles, 1 de julio de 2015

¡Provecho!

Ayer tuve un déjà vu de las vísperas navideñas al ver sorprendido como algunos vecinos realizaban compras de pánico de sopas instantáneas en los estanquillos, esos que se han multiplicado como conejos por nuestra Ciudad de las Palmeras. Tal reacción es debido a que el SAT anunció que a partir de hoy miércoles 1 de julio, changarros, estanquillos, minisúper y supermercados, nos van a dejar caer un 16% de IVA en los alimentos denominados como comida rápida, tal medida no es nueva, pues desde la Reforma Fiscal del año 2013 ya se había contemplado, pero por ignorancia de los establecimientos comerciales antes mencionados no surtía efecto.

Entonces, para que aplique el adagio de “o todos coludos o todos rabones”, la fecha del ultimátum se hizo llegar por escrito a los grandes, medianos y chicos comerciantes, lo que significa que la inmensa minoría que somos quienes consumimos las vaporizantes tortas, sándwiches de tres pisos, mega burritos hínchame la barriga, lonches franceses o baguetes, nutritivas gorditas de chicharrón, flautas de pollo y suadero, cuernitos rellenos de sepa la bola, empanadas diversas, hotdogs humeantes, hamburguesas de brontosuario o la cangreburguer a la plancha, sushi, tamalitos industrializados -la que vende en la esquina con su chiquigüite de ceniza y carne acompañados del café de olla, ella quién sabe si los suba, pero por estar vigente a lo mejor si-, y la que más me duele: la torta de milanesa con chilaquiles. Ahora tendremos que entrar a un régimen alimenticio distinto.

Con tal de evitar desayunar con IVA para impedir que nuestras carteras adelgacen, muchos tendremos que volver al antediluviano bastimento, lo que se traduce a dos opciones: la primera de ellas es hacer que tu pareja despierte a deshoras de la madrugada y aún modorra te prepararte el virote con frijoles fritos, chile jalapeños y queso seco, además del termo con café o el tupper con jugo de naranja. La segunda es que tú mismo lo hagas pero en la noche, lo que significa que al día siguiente tendrás que hipotecar el asquito que sientes por el criadero bacteriano que en tu chamba llaman horno tostador para calentarlo.

Los clasemedieros como uno, además de llevar lonche, tendremos que despedirnos del tradicional desempance, es decir, cuando la ansiedad se disfraza de hambre, pues se supone que al llegar al trabajo lo primero que haces dizque para funcionar bien, es desayunarte tu taza de algún néctar caliente acompañado de su respectivo pan. Luego de revisar las novedades del Facebook, echarle ganas a los pendientes laborales y volver a revisar el Feis, tomas tus treinta minutos para almorzar, regresas nuevamente a la citada red social y continuas con los quehaceres. Lo justo era que hora y media antes de concluir la faena ir por alguna guzguera, más ahora con el alza de precios, lo único que resta es hacerle al faquir y desearle a los que su bolsillo les permite, ¡buen provecho!

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