Si, antes de que se inventaran que todos los días tenemos algo que celebrar. Algunas de las festividades que conmemoramos en la actualidad ya no tienen raíces profundas en tradiciones antiguas, y tengo la sensación de que, en los últimos años, manifestamos nuestras felicitaciones por fechas que desconocemos las causas de sus orígenes, pues las verdaderamente mexicanas como que se nos están olvidando o son malinterpretadas con el tiempo. Por ejemplo, este sábado 5, después de que el viernes 4 de octubre, catafixiamos el pan normal -ahora que ya casi ni se vende “pan normal”, te ofrecen pan de centeno, pan de elote, pan de masa madre, y lo más ridículo, pan vegano-, por unas riquísimas empanadas, recibimos la felicitación quienes ejercemos el pobresorado, del Día de Mundial de los Docentes – ¿Qué pasó con la discriminación de género? -, ¿y nuestro 15 de mayo? Es entonces esta fecha un simple pretexto para saturar el mes de mayo con días de asueto como lo son: 1, 10, 15 y 23.
Por cierto, el 4 de octubre, también fue el Día de la Secretaria, uy, que hermosa canción escribió Juan Carlos Calderón, el séptimo Mocedades, esa letra de verso ingente con pretensiones líricas: “Casi esposa, buen soldado, enfermera, y un poquito enamorada”, pero… que creen, resulta que a partir de 1958, por la presidenta de las Secretarias Ejecutivas de México, la señorita María Luisa Rodríguez, instituyó que el tercer miércoles de julio sería considerado como el Día de la Secretaria en nuestro país, sí, ya sé que también en Google, algunas páginas dicen que es el 20 de julio, pero en fin, ahora con este asunto del titipuchal de información, uno llaga a confundirse, pero el hecho es que si desconocemos el origen de cada fecha a festejarse, lo único que hacemos es una superficial felicitación que ignora el significado profundo de lo que aparentemente celebramos.
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