miércoles, 2 de marzo de 2011

El Cara de libro

Es sorprendente como la cultura de las redes sociales se ha vuelto una necesidad, si no cuentas con tu Facebook, te consideran un anticuado o lo más triste, algunos te tachan hasta de analfabeta; motivado por la infinidad de novios que ahora acuden a los jardines públicos con su computadora portátil a conectarse para navegar por esta plataforma-¡estos tiempos modernos! Antes ibas ahí a intercambiar besos de tornillo, hoy hay un tercero que no genera discordia, el cerebro electrónico-, y para no entrar en la categoría de analfabestia, me puse a diseñar el propio.

De entrada no es nada asombroso, pues tal pareciera que metieron en una licuadora los sitios de Sonico, Hi5 y Myspace, con la única diferencia que a este continuamente se le agregan aplicaciones y mil taradeces más, en pocas palabras, es el hijo putativo de los antes mencionados; entonces, ¿Por qué tanto alarde?

Una vez terminado, además de haber quedado fichado por el FBI, lo di a conocer a dos personas, en menos de tres semanas ya contaba con treinta “amigos”-escribo la palabra entre comillas, pues para ser honestos, no creo que todos te estimen de verdad, algunos te agregan para incrementar su popularidad-; la primera crítica que recibí, fue el haber puesto una dibujo de imagen, en lugar de una fotografía como es lo usual, razón por la cual fui clasificado como un collón, peor fue el no haber puesto mis datos verdaderos.

Como estamos hoy con las extorsiones, sólo un inocente se animaría a proporcionar sus datos reales, pero no todos son tan cobardes como éste, su inseguro servidor, pues hay valientes que sí se atreven, hasta son capaces de ofrecer más de un correo electrónico e incluso existe quien escribe su celular, todo sea por el hecho de “socializar”, ajá.

De forma continua me pregunto, ¿qué tiene de social estar sentado frente al monitor intercambiando mensajes, fotografías y frasecitas seudo inteligentes? Pues ni siquiera sabes si el destinatario es quien dice ser, si no me creen a las pruebas me remito, igual no sabes con precisión su género exacto, las intenciones que tenga, entre otros detalles.

A raíz de esas redes algunos miden el afecto, como una especie de afecto importado… pero del Polo Norte, pues es algo carente de calor humano, es decir, tan frío como recibir felicitaciones de aniversario, regalos virtuales, abrazos y besos a través de íconos llamados “emoticons” que de ternura sólo tienen la imagen; no comprendo como alguien puede estar tan feliz de sentirse apreciado con esas gélidas muestras de cariño. Ello me recuerda a las tarjetitas con la imagen de las aberraciones que se hacían llamar Burundis, mismas que en mi época de bachiller era común intercambiarse, ¿alguien sabe a qué especie animal emulaban esos horribles dibujos?

Este medio es una rica fuente de espionaje, pues todos los usuarios por estar actualizados suben la información más reciente de sus agendas, razón por la cual nos enteramos quienes son sus parejas sentimentales, la guarida que comparten con ciertas guarrillas, qué hacen en sus ratos de ocio, a dónde van a divertirse, los alimentos que consumen, la marca de ropa con que se visten, lo bien formado que tienen sus cuerpos, pues algunos se toman fotos en paños menores, otros exhiben diminutas prendas que dejan poco a la imaginación de los libidinosos, entre muchas obscenidades más.

Es tanta la influencia de este medio que se han desatado modas tan patéticas como el de las fotografías de chicas sacando su lengua hacia la izquierda, que las hace ver como desquiciadas; la choteadísima herencia del metroFLOG, la foto aérea con ojitos torneados y las maquilladas fotos con adornitos multicolores; la gente que “EsCri-B Aci”, legado de los mensajes de texto del celular, pero con la única diferencia que aquí nadie les va a cobrar si hacen su escritura de forma correcta o ya de plano así escriben de horrible, además ¿qué significan los pinches simbolitos?

Como patrimonio de esta red contamos con el nefasto etiquetado de fotografías, donde te colocan retratos de personas que ni siquiera conoces, lo cual satura tu bandeja de correos electrónicos con avisos sobre las opiniones de los contactos que tiene registrados quien la etiqueto, además muchas de las veces ni siquiera te preguntan si lo deseas o no, pero es parte de la dinámica de este medio, por lo tanto tienes que soportarlo; al tratarse de un sitio donde pulula la gente, no podía quedar exento de quienes se mofan del prójimo escribiéndoles improperios y hasta leperadas, queriendo ser simpáticos.

Gracias a su poder de atracción sobre las masas, las empresas comerciales colocan sin el consentimiento de los usuarios diversas publicidades en su perfil, igual existen algunas que poseen su propio dominio, captando personas que potencialmente se transformaran en consumidores; como si fuera el “aviso de ocasión” del periódico, algunos sujetos ofrecen sus servicios, razón por la cual podemos encontrar desde fontanería hasta masajes eróticos. Los sociólogos bien podrían encontrar este tipo de redes como un espacio propicio para realizar estudios antropológicos, debido a que ahí encontramos tribus urbanas de todo tipo.

Las únicas buenas causas que hasta la fecha conozco de este medio son el fomentar la solidaridad en la búsqueda de una niña de escasos nueve meses de nacida que fue robada del hospital donde nació y la campaña para salvar a las modelos nórdicas de ropa interior.

Lo más decadente es que si usted pasa más horas revisando el contenido de su Facebook que al lado de sus familiares o seres queridos, se desvela hasta la madrugada, etcétera, etc., ¡cuidado! Es probable que sea, como en psicología se llama, un adicto a la Web, más para mi es todo un adicto a esa cultura del ocio.

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