miércoles, 30 de marzo de 2011

Descontinuados

Cierta tienda departamental cada año entre sus temporadas de ventas pone en marcha una denominada “Los Descontinuados”, ofertando prendas de vestir no vigente, o sea, ropa viejita pero nueva, tal categoría equivale a precios accesibles, es curioso cómo muchos prejuiciosos no acuden durante esa época a comprar por la simple vergüenza de ser clasificados como “jodidos”, una modestia más de los insoportables humanos.

Con el avance tecnológico ha ocurrido lo mismo, gracias a las innovaciones. Diversos objetos han sido desplazados por otros, mejorando el modo de vida e impactando en el bolsillo de los usuarios; esto trae a la memoria la Revolución Industrial, cuando los inventos modificaron algunos sectores económicos.

Lo que me recuerda cierta ocasión que leía la revista mensual cuyo logotipo es un Pegaso, sorprendido descubría que en algunas de sus secciones publicaba información –copiada de forma textual–, de las cadenas de correos electrónicos, lo cual me hizo dudar de la capacidad inventiva de sus colaboradores o de plano es tanta la atracción global por la internet que decidieron sucumbir ante un rival de ese calibre. Es un hecho que la Internet con su vorágine de imágenes, información –por cierto algunas son de dudosa procedencia-, ha destituido infinidad de cosas que antes eran de primera necesidad, por ejemplo las bibliotecas, los diccionarios y las enciclopedias.

Fuera del ciberespacio los artilugios modernos que han modificado el ritmo de vida, tenemos que las secretarias en las oficinas cambiaron su máquina de escribir con caries por un equipo de cómputo, despidiéndose al mismo tiempo del ensucia manos papel carbón para las copias que lleva el oficio, así como del corrector mancha dedos; lo único que persiste son las faltas ortográficas y los errores de dedo que por descuido continúan escabulléndose.

La industria fotográfica se vio afectada, pues gracias a la invención de la cámara digital ya no son útiles los laboratorios de revelados, para qué comprar un grueso y pegajoso álbum fotográfico si ahora podemos almacenar las fotos en carpetas electrónicas, evitando así la extraña palidez que adquieren con el paso del tiempo, los fatídicos lamparones y las grotescas manchas causadas por la humedad. El único riesgo que corremos es que un lapsus brutos borremos la carpeta y adiós a los recuerdos en imágenes.

Para qué cursar asignaturas de geografía, comprar mapas de países, si ya contamos con el maravilloso Sistema de Posicionamiento Global o como es conocido por sus siglas GPS (Global Positioning System), que permite ubicar a lo largo y ancho del planeta la posición de un objeto, persona, coche, etc., tan preciso que hasta el nombre de las calles proporciona; entonces sale sobrando aprenderse las divisiones políticas, y contar con una brújula es cosa del pasado, ¡qué fácil ahora resulta ser Boy Scout! A pesar de ello, todavía existimos tarados que al dar vuelta a la esquina no sabemos en dónde estamos o lo que es peor, si traemos la cabeza sobre los hombros.

Qué decir del antediluviano servicio postal, hoy sólo es requerido para enviar paquetería, pues las cartas son cosa del ayer si contamos con el “eficiente” correo electrónico, en donde además de intercambiar texto, podemos mandar mil idioteces, con su llegada igual nos despedimos también de las incompletas frases del telégrafo, donde te costaba cierto desembolso cada palabrita, por ahorrar unas cuantas monedas obviábamos algunas frases cortas lo que ocasionaba que muchas de las veces ocuparas un intérprete para su lectura, a pesar de los tiempos modernos aun no nos hemos librado de esta herencia, hoy con la mamarrachada de escribir literales en lugar de enunciados, continuamos sin comprender algunos mensajes.

La evolución de los formatos de video son dignos de analizarse, primero los Yankees gracias a su argot comercial con la “moderna” Súper VHS, me arrebatan el placer de ver películas en casa a través de la glotona “Betamax Dorada”, que continuamente se engullía la cinta, obligándome a engañar al encargado del video club, entregándosela pegada con másquin, pues debido a tanto mordisco se llegaba a trozar. De pronto aparece un enorme disco plateado denominando “Laserdisc”, el cual no tuvo tanto auge en el mercado, era algo así como el papá del DVD, por cierto éste con su llegada, otro gallo cantó, más lo que sí me cagó fue el desgraciado abuso económico que trajo consigo el carísimo Blu-ray y la pinche euforia por las pantallas de plasma.

En cuanto a los reproductores de música, estos fueron cambiando de acuerdo al formato de almacenamiento, primero tuvimos los diseños futurístico del tocadiscos, ¿se acuerdan del vinilo? Después llegaron los que reproducían las cintas magnéticas con su enorme cantidad de variantes, que muchas de las veces terminaban escuchándose horrible de tanto reproducirlas. El disco compacto con la supuesta novedad de que era más difícil de rayarse y fácil de reproducir, pero no duró mucho, pues con el arribo del formato MP3, poco a poco ha pasado a mejor vida, dando lugar al iPod, aparato inventado para que no puedas descubrir los mensajes ocultos de las canciones, pues es difícil escucharlos al revés como se solía hacer con los discos de vinilo en la tornamesa.

Es vergonzoso que con tanta ebullición tecnológica, sigamos igual o tal vez un poco peor, pues entre más artilugio poseemos, más inútiles nos hacemos, pero eso si, seguimos engrosando las arcas económicas de algún rico empresario adquiriendo tantas cosas que no necesitamos.

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