miércoles, 27 de junio de 2012

Red de homicidas


Una vez Jean Jacob Rousseau dijo que el hombre por naturaleza es bueno, pero que al juntarse con otros hombres se vuelve malo, esa misma idea la empleó San Francisco de Asís para defender al lobo de las garras del perverso hombre, que no comprendía que este animal mataba a su ganado por instinto de sobrevivencia a diferencia del hombre que muchas veces lo hace por la pasión o simple asco.

Varios años más adelante Jack London desarrollaría tal idea en su novela “Colmillo Blanco”, donde el lobezno al recibir el cálido trato del hombre oculta sus instintos al domesticarse, pero al caer en manos equivocadas regresa a su estado animal y ataca a quien se le cruce, fue una pena que a esta obra literaria la desvirtuara la compañía Disney al llevarla al cine, lo cual hace pensar que el hombre es una especie de Rey Midas a la inversa, o sea, en lugar de convertir en oro todo lo que cae en sus manos, lo transforma en una masa putrefacta y mal oliente.

Igual sucede en los hogares, los padres de familia se esfuerzan por ofrecer a sus hijos una vida digna para su desarrollo, pero algunos en esa preocupación no escatiman el ofrecer a la vida hijos dignos de ella; lo mismo acontece con el científico que proporciona un avance en la tecnología que al final de cuentas se transforma en un retroceso, como puede ser una arma o artilugio que con el transcurrir del tiempo se vuelva un instrumento de extorsión como lo es la internet y sus redes sociales.

El gran problema de la internet, es que en últimas fechas ha sido tomada en serio, por los medios de comunicación estándar como la prensa, la radio y la televisión, que se basan en lo ahí publicado para obtener noticias, que muchas de las veces no son ciertas; otro problema en la red es la suplantación de personalidades como lo demostró Tommasso Debenedetti al hacer una cuenta en Twitter bajo el seudónimo del escritor Umberto Eco, y anunciando a través de ella la supuesta muerte del Nobel colombiano Gabriel García Márquez, sentencia que se volvió noticia debido a que los mas-medios no confirman que la información de las redes sociales sea fidedigna.

Algo parecido hizo hace unos días un ocioso estudiante del bachillerato donde laboro, al difundir la muerte de un connotado docente del plantel educativo, tal mitote cobró peaje, pues hasta el propio profesor se mostró extrañado de tan perverso comportamiento, no quiero imaginar si el argüende hubiese trascendido hasta llegar a los familiares del educador o que algún distraído hubiese publicado la esquela del supuesto finado, que sin lugar a dudas la preocupación infundada cobraría estragos fatales.

Es patético como nos escandalizamos y sufrimos de psicosis por la violencia que se genera en el exterior real, mientras en el ciberespacio no escatimamos en daños sentimentales o psicológicos al eliminar a los contactos que ya no son de nuestro agrado como si fuéramos unos sicarios en las cuentas del caducado Messenger, el importantísimo Facebook o el divertido Twitter, eso también es terrorismo nada más que en el plano de la internet; además, creo que esto de asesinar por un medio así tendría sus beneficios para algunos extorsionadores que quisieran cobrar su seguro de vida sesgándosela vía web.

jueves, 21 de junio de 2012

TxT


A Danny, Jorgito, Lalis y Oscarin, niños que se divierten trabajando.



En el principio ya existía el Verbo (la Palabra), y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios, entonces el Creador al hacer al hombre a su imagen y semejanza le otorgó el don de comunicarse, para ello se apropió de la palabra, pero como muchas veces ellas salen sobrando, y argumentando un pretexto para perpetuar las ideas se valió de la escritura.

Esta es la palabra escrita, “esto es un conjunto de palabras escritas”, las cuales al conjugarse con otras integran un texto, texto que al multiplicarse se transforma en documento; el documento lo adornas de palabras bonitas, lo envileces con improperios, errores del lenguaje, entre otras estupideces, pero ese documento con sus textos representan las ideas de alguien, alguien que intenta llegar a otros, esos otros en el interior de sus mentes intentan decodificarlas, comprenderlas, ya sea de forma mecánica o reflexiva.

Algunas veces a través de esas palabras podemos desprestigiar, mentir, deprimir o también se puede alegrar algunos momentos, ilusionar por ciertos aspectos de la vida, alucinar con lo pachequez de lo escrito y hasta crear conciencia, pero lo más curioso es que nuestras ideas transformadas en textos, en varias ocasiones surgen en los momentos más ridículos, en los espacios de serenidad, de quietud o en la comodidad de un inodoro, ¿será por eso que algunos llegamos a realizar textos escatológicos?

Hay quienes no utilizan la palabra escrita, prefieren decir lo que piensan, sin antes pensar bien lo que van a decir, también puede ser que no se atreven a expresarse de forma escrita porque no tienen el espacio preciso para hacerlo o simplemente no tienen algo qué decir; mas nosotros a los que se nos permite opinar por este medio físico como lo es El Comentario, ese jovencito que en su número 11,624, llegó a la edad de 38 años, a quien felicito cordialmente y también agradezco por el abuso que hago de la palabra escrita mediante sus tintas.

Con toda la extensión de la P A L A B R A, les doy mi palabra que de corazón les deseo otros 38 años más de existencia y palabra de honor que me gustaría estar con ustedes cuando cumplan 76 años, afirmando que en El Comentario tenemos palabra.

miércoles, 20 de junio de 2012

Chambones que no chambean


Según la cultura griega Areté se utilizaba para designar a aquellos artesanos u obreros que ejercían su trabajo de forma excelente, pues en su desempeño denotaban las cualidades y habilidades adquiridas durante el aprendizaje producto del arte en la enseñanza de su mentor, es decir, eran individuos dignos de su empleo. Con el pasar de los años se vulgarizó hasta llegar a convertirse en sinónimo de virtud, precisamente cuando el filósofo Sócrates lo incluyó a las reglas morales de su época.

¿Es posible en la actualidad que todos los profesionales evidencien su areté? Siendo sincero creo que no, para demostrarlo aquí tiene las siguientes pruebas producto de mi ingrata experiencia; cierto día coincidimos en el transporte colectivo tres estudiantes de una conocida escuela formadora de docentes; sentado al lado de ellos escuchaba a los jóvenes discutir por un teorema pitagórico que no comprendían, por más que se esforzaban no podían explicarse cómo llegaron al mismo resultado. Uno argumentó que para poder hacerse entender necesitaba apoyarse de cierto material didáctico especializado, otro afirmaba que si no tenía frijoles o maíz le sería imposible una explicación inteligente, ¿será entonces que llegaron al resultado de forma mecánica exenta de raciocinio? También no se descarta la posibilidad que haya sido simple casualidad que le atinaron.

No quiero imaginar en un futuro a estos muchachos desarrollando su profesión, serán sólo empleados que cumplan con su horario, pero la responsabilidad de perpetuar conocimiento se la echarán al sistema educativo, o sea, si no aprenden los discípulos en sus respectivas asignaturas, los profesores de los niveles más avanzados tienen la obligación de corregir tales carencias, y así se va la cadenita hasta que egresan, haciendo en gran escala sujetos idénticos a ellos.

A causa de esto, es nefasto observar este tipo de actitudes en el ejercicio de una profesión, por ejemplo en repetidas ocasiones que he estado como paciente o acompañando al enfermo en un nosocomio, pudiendo constar que tanto enfermeras como médicos se olvidan del sentido altruista que exige esta labor, tomando una fría actitud de su juramento hipocrático, denotando como si les importara un comino el estado de salud del enfermo; una ocasión que pasé la noche en un concurrido hospital de nuestra ciudad, pude percatarme que a ciertas horas de la madrugada los galenos y enfermeras no se encontraban activos como debieran, pues por los pasillos y la recepción no se veía a nadie, creo que en esos momentos se encontraban atendiendo los padecimientos de Morfeo.

Lo mismo aconteció cierta vez al filo de las once de la noche de un 24 de diciembre, cuando en plena sala de espera sin esperanza un hombre de cincuenta años moría sentado esperando su turno a causa de un fulminante infarto, mientras el ausente personal médico se encontraba celebrando en los comedores del hospital la llegada de la navidad, ¡ah, qué bonita es la navidad! Si hijos de la tiznada, pero su responsabilidad es servir a la gente.

¿Cómo es posible esto? Si te encuentras de guardia desempeñando un puesto que no se debe descuidar, porqué te retiras a dormir o festejar, digo es como si al velador se le ocurriese descansar en las horas de trabajo, bueno conozco varios que así lo hacen, es más, muchos ni se presentan a cumplir con su compromiso.

Igual cuando vas a una oficina de gobierno a realizar equis trámite, si llegas a escasos quince minutos de la hora de salida, existe la probabilidad de que el empleado no te pueda atender porque se esta “enfriando” para salir, no vaya ser que le dé un espasmo por brindarte un poco de tiempo, pero como corre el riesgo que al atenderte pueda llegar la hora de salida y pasarse ciertos minutos que no se los pagan, pues quien la lleva de perder eres tú.

Entonces uno se pregunta, ¿es la escuela donde se debe de inculcar la responsabilidad en el ejercicio de la profesión? ¡Claro! Eso significa que no basta con brindarles las herramientas teórico-prácticas de una licenciatura, también es prioridad instruirlos en los aspectos éticos y morales que conjuga la interacción del egresado de cierta carrera con su campo laboral, pues dependerá mucho de su desenvolvimiento ético-profesional ante la sociedad la promoción de su perfil laboral.

Si continuamos haciendo como que enseñamos, gracias a la estúpida idea de que los que nos pagan hacen la mimesis de darnos un digno salario, seguiremos observando a dentistas con caries, médicos que prolongan enfermedades con tal de continuar percibiendo honorarios, abogados que se venden al mejor postor, ingenieros que obtienen buenos dividendos construyendo casas como las de los dos cochinitos y docentes que ofertan sus servicios a través de clases privadas, ponen altas calificaciones a cambio de hermosos regalos o fingen hacer su desempeño laboral de forma eficiente.

miércoles, 13 de junio de 2012

Electores


En últimas fechas es más notoria esa efervescencia con la que los diversos partidos políticos tratan de ganar simpatizantes para sus respectivos candidatos a ocupar puestos en el gobierno o sentarse plácidamente en el curul o escaño. Como si fuera el banderazo de una carrera Fórmula 1, todos entran en competencia para demostrar cuál será el ganador con el voto ciudadano según la estrategia de campaña.

En lo que llevo de vida he sido testigo de diversas campañas electorales, y en casi todas utilizan las mismas fórmulas publicitarias para ganar adeptos, por ejemplo, los volantitos que en realidad nadie los lee, y si bien les va, pues dependiendo de los hábitos del ciudadano, éste optará en depositarlos dentro del recipiente de sus desperdicios o que se sumen a la existente basura de las aceras.

Las lonas, carteles y anuncios panorámicos con la imagen del candidato bien arreglada gracias a la magia de photoshop, vienen a empañar la pulcritud de las avenidas y calles, pero lo más cruel de todo, es que pasadas las elecciones cuando supuestamente los partidos políticos tienen la obligación de retirarlos, hacen caso omiso, pues en pleno 2012, existen pegadas lonas en algunas colonias de los candidatos a la presidencia durante la contienda electoral del 2006.

Otra forma de contaminarnos en lugar de agradarnos es el perifoneo, donde a través de unas potentes bocinas montadas sobre un automóvil que circula alrededor de la colonia más de veinte veces, llegan a lastimar nuestros oídos, pero lo más lastimero es la decadente narración que se hace sobre la historia del candidato, que bien parece extraída del Libro Semanal o la revista Valle de Lágrimas; es patético que con tales biografías el elector experimente cierta empatía, más bien se cerciorará del embuste con mayor facilidad, pues eso es una falta de respeto a su inteligencia, pensar que se creerá todas esas lacrimosas historias.

Es penoso también el darnos cuenta que todos los partidos políticos con tal de evidenciar honestidad y ciertas virtudes morales recurren a las tan utilizadas argucias tradicionales y caducas de sacarse sus trapitos al sol o tirarse mierda entre ellos, es decir, transforman la escena electoral en programas de chismes y escándalos como Ventaneando, donde uno disfruta de la encarnizada lucha por demostrar quién es el peor; lo cual me recuerda a mi infancia, cuando el que pretendía ser dizque “amigo”, me hablaba pestes de mis conocidos con tal de agradarme, y lo único que lograba era que desconfiara más de su persona.

El primer debate presidencial me hizo recordar cuando en las emisiones del deficiente programa de variedades denominado “Siempre en Domingo”, para distraer la atención del respetable público y que no se diera cuenta de lo horrible que cantaba el intérprete, lo rodeaban de bellas féminas, logrando así camuflar la falta de ese talento.

Con el objetivo de tener mayores alcances publicitarios, algunos políticos, recurren a las redes sociales, entonces aquel neófito y “solitario” individuo que cuando mucho cuenta con veinte “amigos” incluyendo a sus primas solteronas, cónyuge e hijos, ahora puede verse beneficiado, agregando a todititos los candidatos que se le crucen a su cuenta de Facebook o Twitter, más esto a la larga cansa, pues el muro y demás bandejas de estas redes sociales se verán saturadas a diario por la información de los postulantes.

Para evitar contaminar a los electores con tanto anuncio anticuado, creo que una táctica podría ser el invertir su publicidad colocando botes de basura en los jardines, plazas y centros recreativos con el emblema y slogan político, les aseguro que tal propaganda continuará hasta el 2018; igual podrían hacer convenios con algunas casas funerarias para ofertar paquetes de atractivos precios donde la única condición consistiría en que durante el cortejo fúnebre además de los dolientes se sumen mariachis ataviados de charros con el emblema y colores del partido político patrocinador, aprovechando el recorrido por las avenidas para promocionarse, pese al berrinche de los choferes de taxi y rutas de autotransporte que les entorpecen su alocada vía.

También pudiera ser acertado para evitar la acumulación de basura, que los candidatos apadrinaran a las simpáticas quinceañeras que durante el proceso electoral llegan a la edad de las ilusiones, regalándoles misa en templo de cinco estrellas y el guateque, con la única condición de que los adornos del salón de fiestas llevara los colores del partido político y el sobrio vestido tendría que tener bordado sobre el pecho el logotipo de la afiliación política patrocinante.

Una última sugerencia a quien le competa, por favor establezcan una ley en donde prohíban a todos los políticos que ocupan puestos de elección popular retirarse de sus cargos antes de que finalicen sus periodos, pues es injusto que uno haya votado por ellos para que a la mitad abandonen su puesto con tal de postularse para otro “mejor”. Espero que algún gubernamental al leer estas ideas retome alguna, pero por favor no me dé las gracias, son exclusivas para usted.

miércoles, 6 de junio de 2012

Encajonada


Es una mañana común en la ciudad de las Palmeras, que de palmas ya no hay muchas que digamos – ¡carajo, maldita urbanización! –, pero a pesar de ello el mote se sigue escuchando lindo, a mitad de la calle Francisco. I Madero del centro histórico, una andrajosa anciana se encuentra dentro de una caja de detergente “Roma”, la acompaña micifuz, un desnutrido gato pardo, ambos tienen ahí desde la madrugada, los automóviles que a esas horas circulan tuvieron que esquivarlos o pasar tomando ciertas precauciones.

Los agentes de seguridad por el temor de verse prepotentes y violentos ante los curiosos que comienzan a multiplicarse, utilizan sus mejores palabras para convencerla de que se quite de allí; al parecer la octogenaria no está en estado etílico, ni bajo la influencia de algún estupefaciente, simplemente decidió ejecutar tal acción porque lleva tres días que los transeúntes no le han querido dar limosnas, por lo tanto no han podido comer ella ni su lánguida mascota; hace dos semanas que su marido el anciano invidente que la acompañaba murió a consecuencias del diabetes, razón por la cual el sentimiento de soledad la hizo ponerse en esa desesperante situación.

Conforme avanza el reloj, los peatones comienzan a congestionar las banquetas, el tráfico vehicular al filo de las ocho de la mañana se vuelve un caos debido al entorpecimiento ocasionado por la viejita. Los curiosos que se quedan para observar cada vez son más, mientras los agentes de tránsito con las sirenas y silbatos desvían a los carros por una vía alterna, los choferes atraídos por la situación intenta en vano el querer circular por esa calle para saciar su morbo, pues ya los locutores de algunas radiodifusoras están esparciendo el hecho como si se tratase de algo insólito.

Una buena cantidad de esos observadores, sacan sus teléfonos celulares para capturar el momento a través de videos, fotografías o se conectan a Internet para twittear o colocar en su estado de Facebook frases como “La loca del centro”, “Rebelde con caja”, “Un viejo regalo en la Madero”, etc.; resulta curioso como a partir de esas redes sociales el asunto se dispersa aún más, atrayendo a personas de todos los estratos sociales, quienes intentan formar parte de este audaz acto de manifestación.

Un darketo fatalista y condescendiente considera que tal acción es efecto del actual sistema de gobierno de nuestro país, incluso por su cerebro no se descarta la idea de convocar a sus compañeros a sumarse a la demanda de la anciana para ejercer más presión. Por su parte un asesor de cierta campaña política, insistentemente llama a su candidato para que beneficie su imagen pública con la situación, haciendo suyo el asunto, aprovechando así ese escaparate publicitario y lograr captar más neuronas para el banco de masas encefálicas que puedan brindarle su voto en las próximas elecciones.

Cierto vecino de la ciudad que ha dedicado parte de su ajetreada vida a defender el medio ambiente y el espacio público, se le ocurre mientras aprecia la decadente escena, que algún brillante científico debiera de inventar una vacuna para que todos los habitantes de la zona no padecieran de indiferencia, esa enfermedad que nos hace insensibles ante el dolor ajeno, pero que se manifiesta como morbosidad por saber cuál es el fin de este tipo de asuntos que llaman la atención siempre y cuando no mezcle sus intereses patrimoniales en lo más mínimo.

Es por eso que cada vez que vayamos por la calle y nos encontremos con indigentes o limosneros, no los continuemos encerrando en esas cajas de indiferencia que nos hacen pasar de largo sin que los veamos, pues muchas veces esa indiferencia es provocada porque no queremos verlos por ser algo tan feo como nuestro propio ánimo.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Estigmas


Un gran educador cierta vez dijo que los peores momentos de su vida los había pasado en la escuela que cuando estuvo preso, tal afirmación produce el siguiente cuestionamiento, ¿por qué para algunos el permanecer en la escuela resulta muchas veces un sufrimiento? Para mí en la actualidad es mi segundo hogar, es como una especie de guarida, es algo así como un teflón donde no se adhieren los problemas del hogar, la oficina, entre otros. Puede ser que desde la óptica docente en la que me encuentro tal vez no logro cerciorarme del daño que ocasiono a mis estudiantes.

De igual forma pudiese ser que de lo bien que encuentro el ejercer la docencia no percibo lo mal que soy como educador, pues uno durante cada clase además de hacer llegar los contenidos programáticos también comunica sus inquietudes, formas de pensamiento, ilusiones de como debieran ser las cosas y peor aún como queremos que sean las personas, llegando en repetidas ocasiones a convertirnos en dictadores de conductas hacia los ingenuos discípulos.

A poco no es una egolatría esa jodida muestra de autoridad cuando obligamos al estudiante a ponerse de pie ante nuestra presencia al arribar al salón –ni que fuéramos una deidad a la que hay que venerar–; qué tal la pinche jalada que solemos imponer al asegurar a los jóvenes que después del profesor nadie entra al aula y que se atengan a sus faltas; igual de mamón resulta el encargar a un discípulo de nuestra preferencia el pase de lista de sus compañeros, mientras nosotros todavía no llegamos al recinto escolar, ya que eso nos brinda fácilmente diez o quince minutos para hacernos el tarugo antes de iniciar la clase, tal vez charlando con las secretarias en la dirección o colegas por los pasillos de la escuela.

Es común en secundaria que los profesores pierdan hasta quince minutos de sus cátedras obligando a los muchachos a que fajen sus camisas y blusas, traigan los zapatos lustrados y el cabello ordinariamente peinado; como si estas acciones fomentaran hábitos, pero lo más patético es que cuando ingresan al nivel medio superior toda la labor que se hizo por fomentar esa imagen pública digna de una persona educada pasa a la ignominia, ¿será porque se impuso, en lugar de explicar o crear conciencia sobre la identidad de la escuela?

Otra piedra incómoda en el zapato de la educación formal, es cuando el que enseña se siente el poseedor del conocimiento o peor aún, creer que lo que explica es una verdad absoluta y fuente de verdades ordinarias que no pueden ser refutadas – ¡por favor, si la información que intenta transmitir la obtuvo de Wikipedia!–, provocando que las participaciones de sus alumnos se limiten a reafirmar lo que el profesor dijo.

Otra acción castrante de iniciativa en los jóvenes, es cuando se deben de seguir una serie de pasos tan sistematizados que no permiten al escolar buscar otras alternativas que lo lleven a un mismo resultado, trátese de un problema matemático, búsqueda de información en la Internet o algún diseño de cierto prototipo didáctico.

A raíz de lo expuesto, creo que todas estas cosas hacen de la escuela un suplicio para quienes asisten con la difusa idea de superación personal; pero eso sí, gracias a tales argucias de transmisión del conocimiento legamos a la sociedad individuos que para pedir la palabra tienen que levantar su mano derecha, sentirse culpables cuando en plena reunión de trabajo o familiar les lleguen las ganas de orinar y tengan que abandonar el lugar con tal satisfacer su necesidad fisiológica haciéndolo con cierto remordimiento, tener que recibir repetidas veces la misma instrucción para ejecutar una acción como si se tratase de cierta actividad escolar.

Lo más lamentable de la docencia es que nos olvidamos de fomentar virtudes que vagamente uno como profesor llega a considerar que son de carácter doméstico como lo es la honestidad, el respeto por lo ajeno, la justicia y la solidaridad; si en alguna de nuestras clases hacemos hincapié en inculcar estas virtudes, entonces ahora si podemos afirma que “Televisa idiotiza, y el maestro concientiza”, ojo, no es lo mismo crear conciencia que estigmatizar con base a ese antiguo lema de que la letra con sangre entra.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Conductores suicidas


Tal vez suene pesimista, pero es una pena que en nuestro Estado no exista una sólida cultura de vialidad y tránsito vehicular, pese a que no tengo coche, pues con trabajos puedo manejar mi vida, cómo jodidos me voy a hacer responsable de ir detrás del volante de un automóvil sin saber manejarlo de forma correcta. En mi experiencia como peatón he podido darme cuenta que a pesar de tratarse de dos seres humanos, los roles tanto de chofer como de peatón son antagónicos, tengo la ligera sospecha de que cuando el transeúnte se vuelve conductor se olvida de su rol anterior, demostrando cierta desconsideración por los individuos que recorremos las calles y avenidas a pie.

Es como si la persona que deambula por las calles fuera un obstáculo, es decir, los conductores se vuelven amnésicos y erradican de sus conciencias –bueno si es que la tienen después de sentirse poderosos al poseer un lujoso carro–, aquello de que primero es el peatón; doblan las esquinas sin anunciarse a través de la luz direccional y ni se cercioran de que nadie intente cruzarse; en los semáforos invaden la zona a rayas donde se supone la gente debe pasar, ceder el paso ya no es una muestra de amabilidad, ahora es señal de piedad o como si te estuvieran haciendo un favor; creo que los andariegos para los que conducen son considerados una boya más.

Algunos psicólogos justifican que esas formas de conducir, muchas veces son producto del estrés o el tiempo que se pierde en esas pruebas de paciencia que a diario son sometidos, gracias a los tramos de asfalto en reparación o construcciones de puentes.

También es cierto que cualquier joven después de salirle el pelo en la mano o cambiar sus zapatillas “Mí Alegría” por unas de verdad, deciden aprender los mecanismos de manipular un vehículo, y una vez que los saben, sus progenitores con tal de quitárselos de encima les sueltan las llaves o les compran una ranfla para que se salgan a pasear, más bien, a poner en riesgo la vida de sus semejantes pues ni siquiera conocen un ápice las reglas de tránsito y vialidad, ah pero eso sí, se sienten como pavorreales, así se vea la unidad que conducen como cualquier coche de la película “Cars”, o sea, no se ve quien lo conduce, siendo esto lo que menos importa, pues para ellos las calles son autopistas de Fórmula 1.

Ese chavito tal vez sea el mismo que cuando salía de la primaria o secundaria, el agente de tránsito erróneamente le puso el mal ejemplo de que a pesar de estar en verde la luz del semáforo, éste se puede pasar, pues al fin de cuentas en ese momento el agente vial lo acompaña y por sus puros tanates los choferes tendrán que detenerse, no sería mejor que ese agente le enseñase a respetar al semáforo desde temprana edad para que cuando llegue a manejar tenga la firme noción de su uso.

Otro constante peligro son los usuarios que al familiarizarse con su transporte se les hace fácil realizar llamadas de celular, enviar mensajes de texto, ir hablando por radio, maquillarse o agacharse a recoger objetos en plena marcha, platicar con el copiloto como si estuvieran en un restaurante, en fin miles de acrobacias dignas de los pilotos suicidas.

Entonces a los viandantes, lo único que nos queda es salir con los sentidos bien alertas, como lo hacen los perros callejeros – ¡vaya que ellos son más hábiles para sortear las transitadas avenidas que nosotros!–, pues no vayamos a toparnos por ahí a algún ingenuo automovilista que al sentirse el amo del camino, nos convierta en estadística de la tasa de mortandad en el Estado.