miércoles, 20 de junio de 2012

Chambones que no chambean


Según la cultura griega Areté se utilizaba para designar a aquellos artesanos u obreros que ejercían su trabajo de forma excelente, pues en su desempeño denotaban las cualidades y habilidades adquiridas durante el aprendizaje producto del arte en la enseñanza de su mentor, es decir, eran individuos dignos de su empleo. Con el pasar de los años se vulgarizó hasta llegar a convertirse en sinónimo de virtud, precisamente cuando el filósofo Sócrates lo incluyó a las reglas morales de su época.

¿Es posible en la actualidad que todos los profesionales evidencien su areté? Siendo sincero creo que no, para demostrarlo aquí tiene las siguientes pruebas producto de mi ingrata experiencia; cierto día coincidimos en el transporte colectivo tres estudiantes de una conocida escuela formadora de docentes; sentado al lado de ellos escuchaba a los jóvenes discutir por un teorema pitagórico que no comprendían, por más que se esforzaban no podían explicarse cómo llegaron al mismo resultado. Uno argumentó que para poder hacerse entender necesitaba apoyarse de cierto material didáctico especializado, otro afirmaba que si no tenía frijoles o maíz le sería imposible una explicación inteligente, ¿será entonces que llegaron al resultado de forma mecánica exenta de raciocinio? También no se descarta la posibilidad que haya sido simple casualidad que le atinaron.

No quiero imaginar en un futuro a estos muchachos desarrollando su profesión, serán sólo empleados que cumplan con su horario, pero la responsabilidad de perpetuar conocimiento se la echarán al sistema educativo, o sea, si no aprenden los discípulos en sus respectivas asignaturas, los profesores de los niveles más avanzados tienen la obligación de corregir tales carencias, y así se va la cadenita hasta que egresan, haciendo en gran escala sujetos idénticos a ellos.

A causa de esto, es nefasto observar este tipo de actitudes en el ejercicio de una profesión, por ejemplo en repetidas ocasiones que he estado como paciente o acompañando al enfermo en un nosocomio, pudiendo constar que tanto enfermeras como médicos se olvidan del sentido altruista que exige esta labor, tomando una fría actitud de su juramento hipocrático, denotando como si les importara un comino el estado de salud del enfermo; una ocasión que pasé la noche en un concurrido hospital de nuestra ciudad, pude percatarme que a ciertas horas de la madrugada los galenos y enfermeras no se encontraban activos como debieran, pues por los pasillos y la recepción no se veía a nadie, creo que en esos momentos se encontraban atendiendo los padecimientos de Morfeo.

Lo mismo aconteció cierta vez al filo de las once de la noche de un 24 de diciembre, cuando en plena sala de espera sin esperanza un hombre de cincuenta años moría sentado esperando su turno a causa de un fulminante infarto, mientras el ausente personal médico se encontraba celebrando en los comedores del hospital la llegada de la navidad, ¡ah, qué bonita es la navidad! Si hijos de la tiznada, pero su responsabilidad es servir a la gente.

¿Cómo es posible esto? Si te encuentras de guardia desempeñando un puesto que no se debe descuidar, porqué te retiras a dormir o festejar, digo es como si al velador se le ocurriese descansar en las horas de trabajo, bueno conozco varios que así lo hacen, es más, muchos ni se presentan a cumplir con su compromiso.

Igual cuando vas a una oficina de gobierno a realizar equis trámite, si llegas a escasos quince minutos de la hora de salida, existe la probabilidad de que el empleado no te pueda atender porque se esta “enfriando” para salir, no vaya ser que le dé un espasmo por brindarte un poco de tiempo, pero como corre el riesgo que al atenderte pueda llegar la hora de salida y pasarse ciertos minutos que no se los pagan, pues quien la lleva de perder eres tú.

Entonces uno se pregunta, ¿es la escuela donde se debe de inculcar la responsabilidad en el ejercicio de la profesión? ¡Claro! Eso significa que no basta con brindarles las herramientas teórico-prácticas de una licenciatura, también es prioridad instruirlos en los aspectos éticos y morales que conjuga la interacción del egresado de cierta carrera con su campo laboral, pues dependerá mucho de su desenvolvimiento ético-profesional ante la sociedad la promoción de su perfil laboral.

Si continuamos haciendo como que enseñamos, gracias a la estúpida idea de que los que nos pagan hacen la mimesis de darnos un digno salario, seguiremos observando a dentistas con caries, médicos que prolongan enfermedades con tal de continuar percibiendo honorarios, abogados que se venden al mejor postor, ingenieros que obtienen buenos dividendos construyendo casas como las de los dos cochinitos y docentes que ofertan sus servicios a través de clases privadas, ponen altas calificaciones a cambio de hermosos regalos o fingen hacer su desempeño laboral de forma eficiente.

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