Sin dedicatoria a pesar de que tú te sentirás aludido.
En el principio de los tiempos, cuando la nada no existía, porque nadie la había inventado, los Godínez –empleados de oficina, pa´que sepan quién son–, después de viajar como flete en los camiones urbanos, disputar su horario de descanso con el maldito despertador… tic… tac… tic… tac… ¡histeria pura chingado! Al arribar a su escritorio era común encontrarse con el memorándum, especie de correspondencia donde se comunicaba de forma sucinta asuntos de la jornada laboral correspondientes a ese día o se impartían indicaciones simples.
Conforme fueron pasando los días, se reunieron varios demonios para hacer sus diabluras, cambiando la rectangular hoja del memorándum por los pegajosos posticks, que como sanguijuelas se adherían a todos los objetos del escritorio, ahora el chamuco mayor de la oficina por ahí podría hacer llegar sus indicaciones de sutil emperador. Así transcurrieron los años, hasta que en cierta fecha cuya memoria miope de quien firma lo que escribe no quiere recordar, por arte de fuerzas cósmicas y etéreas llegó del infinito el correo electrónico, ahora los Godínez tendrían la consigna de todas las mañanas devotamente revisar en sus computadoras las disposiciones para su labor.
Era obvio que en ese teje y maneje tendría que intervenir otro ser maligno, ese que como Rey Midas a la inversa, todo lo que toca lo convierte en una masa oscura y putrefacta, que con tal de sobresalir de los demás utilizó este medio para atemorizar con sus cadenitas, intercambiar fotografías de personas disfrazados de Adán y Eva o videos donde se documentaban actos de procreación humana de esas que no llegan a la reproducción, desvirtuando así la seriedad de la comunicación en la oficina. ¿Cómo detenerlo si no es un medio oficial? ¡Es prestado wee! Como en la actualidad lo son todas esas redes sociales que les ponen stickers de oficial mi buen, además, no hay que olvidar que la libertad de expresión es una garantía individual.
Entonces estimado godín, no le queda más que apechugar lo que le llegue de bisuterías en mensajes a través del grupo de WhatsApp que el mero chipocludo de la chamba hizo para comunicarse con usted.
Son una serie de artículos que ya han sido publicados en diversos periodícos locales.
jueves, 22 de febrero de 2018
jueves, 15 de febrero de 2018
El mes más orate del año.
Dedicado a ti que eres un forever alone.
Ahora sí que ese slogan de que este mes padece de sus facultades mentales se está convirtiendo en una realidad, ¿cuál sería la perturbación mental políticamente correcta para colgársela a febrero? La verdad es que son varias, de entrada fue el mes que inauguró los puentes etílicos del 2018 con ese añorado y en la actualidad extrañado lunes cinco, luego llegaron los días bipolares, pues hubo fechas de un calor de la tiznada, otras lluviosas, algunas que de tan frías los volcanes se cubrieron de nieve, es más, hasta nos tembló trayendo consigo nuevamente el pinche calorón.
El martes de esta semana llegó con la fecha aterradora del 13, que para algunos es considerado como funesto y que se volvió en rituales para alejar los posibles infortunios que podrían ligarse al destino de las personas, entonces no pudo faltar en tu bolsillo ese cítrico que los mexinacos le hemos dotado de poderes sobrenaturales, o sea, el limón, el cual bien pudo ir contigo completo pero con su crucecita trazada o también en collar, ¡ah, no se crean! Eso es para el garrotillo de los perros.
Pero la fecha anterior no fue nada comparada con el 14, día en que dos calendarios convergieron, por un lado estaba el gregoriano aunado a lo comercial del día del amor que te sugería intercambiar afecto de cualquier índole, material, sentimental y carnal – ¡uy, qué intenso! – y el de la beatitud o mariano que daba inicio a los rituales de Semana Santa con el Miércoles de Ceniza, el primero de los días de ayuno, así que con todo y pena algunos tuvieron que darle delete en su cerebro a esa visita al hotel de los jabones chiquitos con tal de evitar el sudor de darle gusto al cuerpo, mientras otros se volvieron ateos por conveniencia.
En cambio, si fuiste de los que ni sufrieron ni se acongojaron con las locuras de febrero y el día catorce con sus globos en color de rosa, las paletitas de caramelo con las cursilísimas frases y la melcocha no surtieron sus efectos pues bien sabes que eres y serás un forever alone, eterno inquilino de la friendzone desde la adolescencia, ahora espera a que como el slogan que cité al principio, marzo no sea otro poco.
Ahora sí que ese slogan de que este mes padece de sus facultades mentales se está convirtiendo en una realidad, ¿cuál sería la perturbación mental políticamente correcta para colgársela a febrero? La verdad es que son varias, de entrada fue el mes que inauguró los puentes etílicos del 2018 con ese añorado y en la actualidad extrañado lunes cinco, luego llegaron los días bipolares, pues hubo fechas de un calor de la tiznada, otras lluviosas, algunas que de tan frías los volcanes se cubrieron de nieve, es más, hasta nos tembló trayendo consigo nuevamente el pinche calorón.
El martes de esta semana llegó con la fecha aterradora del 13, que para algunos es considerado como funesto y que se volvió en rituales para alejar los posibles infortunios que podrían ligarse al destino de las personas, entonces no pudo faltar en tu bolsillo ese cítrico que los mexinacos le hemos dotado de poderes sobrenaturales, o sea, el limón, el cual bien pudo ir contigo completo pero con su crucecita trazada o también en collar, ¡ah, no se crean! Eso es para el garrotillo de los perros.
Pero la fecha anterior no fue nada comparada con el 14, día en que dos calendarios convergieron, por un lado estaba el gregoriano aunado a lo comercial del día del amor que te sugería intercambiar afecto de cualquier índole, material, sentimental y carnal – ¡uy, qué intenso! – y el de la beatitud o mariano que daba inicio a los rituales de Semana Santa con el Miércoles de Ceniza, el primero de los días de ayuno, así que con todo y pena algunos tuvieron que darle delete en su cerebro a esa visita al hotel de los jabones chiquitos con tal de evitar el sudor de darle gusto al cuerpo, mientras otros se volvieron ateos por conveniencia.
En cambio, si fuiste de los que ni sufrieron ni se acongojaron con las locuras de febrero y el día catorce con sus globos en color de rosa, las paletitas de caramelo con las cursilísimas frases y la melcocha no surtieron sus efectos pues bien sabes que eres y serás un forever alone, eterno inquilino de la friendzone desde la adolescencia, ahora espera a que como el slogan que cité al principio, marzo no sea otro poco.
jueves, 8 de febrero de 2018
Derramándose
Dedicado a ustedes que humildemente leen lo que escribo.
Un día cualquiera en la cafetería escolar, el humeante café impregna el olor del lugar camuflando ese aroma hormonal de los típicos adolescentes que en hora pico saturan el establecimiento a niveles de que te conviertes en un pordiosero ante los ojos de las camareras suplicando que te atiendan, quienes ya sabemos que a la hora del receso no cabe ni una hormiga optamos por ir a cierto horario menos concurrido.
Al realizar el pedido de lo que desayunaré esa mañana, con paso pausado y sarcástica sonrisa como cuando te tomas una selfie, se aproxima ese profesor investigador con su barbita de leñador, camisa a cuadros tipo franela y botas de minero, lo primero que viene a mi cerebro es pensar en Caperucita Roja. Lo saludo como si en realidad lo conociera, el sujeto me aprieta el hombro al mismo tiempo que dice “¡es un lujo compartir espacio con el escritor de cotidianidades más leído por secretarias, personal de servicio y guardias en la institución!”.
Mientras me sirvo agua fresca le sonrío como si su chascarrillo hubiera causado gracia, de pronto el vaso comienza a derramarse, el profesor ensanchando sus pupilas, dice: ¡está lleno! Lo estás tirando, ¿qué no te das cuenta de que ya no le cabe más? Entonces doy una respiradita antes de responder “áhaa…áhaaa…áhaaa…”: Compañero como el vaso, tu estas llenó de información, de cultura, erudición y teorías complejas, creo entonces que mis textos no son aptos para seres humanos de tu nivel, sino para esas personas sencillas y abiertas receptoras a las ideas que expreso, pues así como este recipiente, de tan lleno que te encuentras te derramas creyendo que lo que escribo cae en lo superfluo de lo que tú sabes.
Ya en la mesa mientras saboreaba esa rica torta de chilaquiles, como que experimenté algo de pena, al llegar a la conclusión de que el ego es en sí un berrinche existencial, pero también hay gente tan intolerante que hasta la lactosa los rechaza. Yo soy Marcial y ustedes… por fortuna no.
Un día cualquiera en la cafetería escolar, el humeante café impregna el olor del lugar camuflando ese aroma hormonal de los típicos adolescentes que en hora pico saturan el establecimiento a niveles de que te conviertes en un pordiosero ante los ojos de las camareras suplicando que te atiendan, quienes ya sabemos que a la hora del receso no cabe ni una hormiga optamos por ir a cierto horario menos concurrido.
Al realizar el pedido de lo que desayunaré esa mañana, con paso pausado y sarcástica sonrisa como cuando te tomas una selfie, se aproxima ese profesor investigador con su barbita de leñador, camisa a cuadros tipo franela y botas de minero, lo primero que viene a mi cerebro es pensar en Caperucita Roja. Lo saludo como si en realidad lo conociera, el sujeto me aprieta el hombro al mismo tiempo que dice “¡es un lujo compartir espacio con el escritor de cotidianidades más leído por secretarias, personal de servicio y guardias en la institución!”.
Mientras me sirvo agua fresca le sonrío como si su chascarrillo hubiera causado gracia, de pronto el vaso comienza a derramarse, el profesor ensanchando sus pupilas, dice: ¡está lleno! Lo estás tirando, ¿qué no te das cuenta de que ya no le cabe más? Entonces doy una respiradita antes de responder “áhaa…áhaaa…áhaaa…”: Compañero como el vaso, tu estas llenó de información, de cultura, erudición y teorías complejas, creo entonces que mis textos no son aptos para seres humanos de tu nivel, sino para esas personas sencillas y abiertas receptoras a las ideas que expreso, pues así como este recipiente, de tan lleno que te encuentras te derramas creyendo que lo que escribo cae en lo superfluo de lo que tú sabes.
Ya en la mesa mientras saboreaba esa rica torta de chilaquiles, como que experimenté algo de pena, al llegar a la conclusión de que el ego es en sí un berrinche existencial, pero también hay gente tan intolerante que hasta la lactosa los rechaza. Yo soy Marcial y ustedes… por fortuna no.
jueves, 1 de febrero de 2018
Tobías.
Dedicado a la memoria de la kity, la duquesa y el gordo Q.E.P.D.
Desde que tengo uso de razón –y de eso hace muy poco como dijeran mis detractores–, he tenido el sueño liviano, siendo sincero, creo que es lo único que pesa menos en mí, con decirles que si pasan esquilines por la pared me despiertan sus pasos. Antes eran los aullidos de una vecina que a deshora de la noche con y sin luna llena emitía sonidos guturales a elevados decibeles, ahora es por el pobre de Tobías.
Esta inocente criatura cuando llegó al mundo de mis vecinos del traspatio todo era dulzura, a cada rato escuchaba esas vocecitas ridículas producto de la pésima costumbre adulta de hablarle a los pequeños como si padecieran problemas de lenguaje, en cambio, él ni se escuchaba, imagino que debido a su edad permanecía más dormido que despierto. Sus travesuras eran consideraban graciosas e incluso hasta las heces que dejaba a su paso mientras lo acostumbraban a hacerlo en el lugar adecuado se lo festejaban, varias veces al pasar por el frente del domicilio lo vi echado sobre el sofá de la sala mientras la familia disfrutaban el televisor o en las jardineras jugando con los zapatos de los mayores hasta romperlos.
Entre todos los nombres habidos y por haber digno de llamarse alguien como él, seleccionaron el que también le puso a su vástago la compañera de trabajo bajo el argumento de que ellos fueron primeros en escogerlo, bueno, si su antecesor se llamó Gardenia. El trascurrir del tiempo como siempre cobro factura, de pronto esa diversión del calzado perdió su gracia, hasta llegar a recibir golpes con tal estimular a que no continuara haciéndolo, lamentablemente cada vez que las necesidades fisiológicas no le permitían llegar al lugar correcto, de nuevo era reprendido de forma física hasta que optaron por sacarlo al patio
A la intemperie fue cuando supo que su relación familiar había sido castrada, ahí le llevaban la comida, o sea, adiós a comer con ellos; esporádicamente era sacado del lugar con el pretexto de asearle “su espacio”, ridículamente la persona que lo hacía, incomoda por el fétido olor, le daba un trato agresivo. Lo peor, ahora era demasiado grande para el espacio que ocupa, su cobertor a veces lo moja al tirar el recipiente, situación que es más lamentable por el frio de la madrugada, precisamente cuando me despierta con sus aullidos, ladridos y gemidos de tristeza –no como mi vecina–, mientras sus ingratos dueños duermen con la estúpida idea de que los perros no tienen frío. Obviamente le llueven insultos de los demás colindantes a su casa, sí, su casa, pues cuando lo adoptaron lo hicieron parte de ella, pero hoy, una puerta lo separa del ambiente hogareño que le hicieron creer que tenía.
¡Por favor! Cuando recibas una mascota piensa que algunas razas crecen y las caquitas se pondrán big size, la comida se multiplicará, y lo que antes era divertido al verlo juguetear, se volverá toda una calamidad debido a los destrozos del alboroto, lo cual te pondrá de mal humor al grado de que tengas que recluirlo a la soledad de una azotea o patio, para que te deje dormir y tenga que emanarle mala vibra a un animalito que solo se lamenta por las comodidades que le quitaron unos insensibles humanos.
Desde que tengo uso de razón –y de eso hace muy poco como dijeran mis detractores–, he tenido el sueño liviano, siendo sincero, creo que es lo único que pesa menos en mí, con decirles que si pasan esquilines por la pared me despiertan sus pasos. Antes eran los aullidos de una vecina que a deshora de la noche con y sin luna llena emitía sonidos guturales a elevados decibeles, ahora es por el pobre de Tobías.
Esta inocente criatura cuando llegó al mundo de mis vecinos del traspatio todo era dulzura, a cada rato escuchaba esas vocecitas ridículas producto de la pésima costumbre adulta de hablarle a los pequeños como si padecieran problemas de lenguaje, en cambio, él ni se escuchaba, imagino que debido a su edad permanecía más dormido que despierto. Sus travesuras eran consideraban graciosas e incluso hasta las heces que dejaba a su paso mientras lo acostumbraban a hacerlo en el lugar adecuado se lo festejaban, varias veces al pasar por el frente del domicilio lo vi echado sobre el sofá de la sala mientras la familia disfrutaban el televisor o en las jardineras jugando con los zapatos de los mayores hasta romperlos.
Entre todos los nombres habidos y por haber digno de llamarse alguien como él, seleccionaron el que también le puso a su vástago la compañera de trabajo bajo el argumento de que ellos fueron primeros en escogerlo, bueno, si su antecesor se llamó Gardenia. El trascurrir del tiempo como siempre cobro factura, de pronto esa diversión del calzado perdió su gracia, hasta llegar a recibir golpes con tal estimular a que no continuara haciéndolo, lamentablemente cada vez que las necesidades fisiológicas no le permitían llegar al lugar correcto, de nuevo era reprendido de forma física hasta que optaron por sacarlo al patio
A la intemperie fue cuando supo que su relación familiar había sido castrada, ahí le llevaban la comida, o sea, adiós a comer con ellos; esporádicamente era sacado del lugar con el pretexto de asearle “su espacio”, ridículamente la persona que lo hacía, incomoda por el fétido olor, le daba un trato agresivo. Lo peor, ahora era demasiado grande para el espacio que ocupa, su cobertor a veces lo moja al tirar el recipiente, situación que es más lamentable por el frio de la madrugada, precisamente cuando me despierta con sus aullidos, ladridos y gemidos de tristeza –no como mi vecina–, mientras sus ingratos dueños duermen con la estúpida idea de que los perros no tienen frío. Obviamente le llueven insultos de los demás colindantes a su casa, sí, su casa, pues cuando lo adoptaron lo hicieron parte de ella, pero hoy, una puerta lo separa del ambiente hogareño que le hicieron creer que tenía.
¡Por favor! Cuando recibas una mascota piensa que algunas razas crecen y las caquitas se pondrán big size, la comida se multiplicará, y lo que antes era divertido al verlo juguetear, se volverá toda una calamidad debido a los destrozos del alboroto, lo cual te pondrá de mal humor al grado de que tengas que recluirlo a la soledad de una azotea o patio, para que te deje dormir y tenga que emanarle mala vibra a un animalito que solo se lamenta por las comodidades que le quitaron unos insensibles humanos.
jueves, 25 de enero de 2018
Residuos fétidos.
Dedicado a los gatos.
Un conocido –digo, no lo puedo considerar amigo, si nomás está molando, siempre buscando errores de mi parte para echármelos en cara– hizo guasa de que cuando voy a mi trabajo de madrugada camino por la calle en lugar de la banqueta, y que lo hago por miedo. Como no me gusta discutir y consciente estoy de que las personas experimentan satisfacción cuando se les da la razón, además no hay situación más divertida que otorgar la razón a alguien, opté por quedarme callado.
Ustedes queridos lectores sí se merecen una explicación, no como esa *&@#€ persona ofensiva. Es verdad que no camino por la banqueta en las tinieblas, pero lo hago por precaución de evitar embarrarme de caca de perro no por cobarde, pues como ustedes saben siempre hay gente orgullosa de sacar a su mascota a pasear, muy nice con correa y toda la parafernalia, donde a veces tengo la impresión que es el animal quien en realidad saca a dar la vuelta a su dueño, digo, tanto jaloneo lo hacen evidente.
Lo que sí es, además de ridículo, una vergüenza que cuando a la mera hora de la evacuación del perrito, su amo simplemente se hace el disimulado como que mira al firmamento buscando vida extraterrestre o simplemente pone la mirada en los coches que circulan por la avenida cual Yara en la ciudad, menos el sitio donde el animal deja su gracia, es más, a veces como que hasta el propio can les sugiere que lo recoja con tanto empujón.
A plena luz del día esos residuos son como ver un accidente, pues no podemos apartar la vista de ellos pese a lo asqueroso, y se vuelven obstáculos fáciles de esquivar, pero en la noche o de madrugada uno puede embarrarse el calzado y en estos tiempos no estamos como para tirarlos, además, si estás alejado de tu casa implica que por un buen de tiempo serás el portador del fétido olor, así los talles sobre la tierra o el pasto, quienes te conocen te mirarán con asco, ¡híjole, solamente de pensar en ello hasta el oguio me da!
Es sabido que somos potencia mundial en mascotas, de tantas que hay, se estresan, se ponen melancólicos o neuróticos, por eso, si las llevas por la vía pública para romper su rutina, carga también una bolsa donde deposites lo que ellos van dejando por ahí, no te creas que eso de que el papel higiénico es pura mercadotecnia exclusiva para los humanos, recuerda que hay peatones que pueden terminar todo embarruscados, quienes no necesitan recomendaciones sobre qué hacer para limpiarse, mejor ustedes hagan algo para evitar esos residuos fétidos.
Un conocido –digo, no lo puedo considerar amigo, si nomás está molando, siempre buscando errores de mi parte para echármelos en cara– hizo guasa de que cuando voy a mi trabajo de madrugada camino por la calle en lugar de la banqueta, y que lo hago por miedo. Como no me gusta discutir y consciente estoy de que las personas experimentan satisfacción cuando se les da la razón, además no hay situación más divertida que otorgar la razón a alguien, opté por quedarme callado.
Ustedes queridos lectores sí se merecen una explicación, no como esa *&@#€ persona ofensiva. Es verdad que no camino por la banqueta en las tinieblas, pero lo hago por precaución de evitar embarrarme de caca de perro no por cobarde, pues como ustedes saben siempre hay gente orgullosa de sacar a su mascota a pasear, muy nice con correa y toda la parafernalia, donde a veces tengo la impresión que es el animal quien en realidad saca a dar la vuelta a su dueño, digo, tanto jaloneo lo hacen evidente.
Lo que sí es, además de ridículo, una vergüenza que cuando a la mera hora de la evacuación del perrito, su amo simplemente se hace el disimulado como que mira al firmamento buscando vida extraterrestre o simplemente pone la mirada en los coches que circulan por la avenida cual Yara en la ciudad, menos el sitio donde el animal deja su gracia, es más, a veces como que hasta el propio can les sugiere que lo recoja con tanto empujón.
A plena luz del día esos residuos son como ver un accidente, pues no podemos apartar la vista de ellos pese a lo asqueroso, y se vuelven obstáculos fáciles de esquivar, pero en la noche o de madrugada uno puede embarrarse el calzado y en estos tiempos no estamos como para tirarlos, además, si estás alejado de tu casa implica que por un buen de tiempo serás el portador del fétido olor, así los talles sobre la tierra o el pasto, quienes te conocen te mirarán con asco, ¡híjole, solamente de pensar en ello hasta el oguio me da!
Es sabido que somos potencia mundial en mascotas, de tantas que hay, se estresan, se ponen melancólicos o neuróticos, por eso, si las llevas por la vía pública para romper su rutina, carga también una bolsa donde deposites lo que ellos van dejando por ahí, no te creas que eso de que el papel higiénico es pura mercadotecnia exclusiva para los humanos, recuerda que hay peatones que pueden terminar todo embarruscados, quienes no necesitan recomendaciones sobre qué hacer para limpiarse, mejor ustedes hagan algo para evitar esos residuos fétidos.
jueves, 18 de enero de 2018
Radio Juventud
Dedicado a los Levy, pioneros del desarrollo de la radio en la ciudad.
Buena parte de mi infancia y adolescencia la dedicaba a escuchar mucho la radio, hasta tenía uno de transistores que me acompañaba a llevar el itacate a mis hermanos mayores que en esas épocas se dedicaban a la albañilería. Por aquellos tiempos en Colima solo había el cuadrante de Amplitud Modulada (AM), a pesar del sonido monofónico disfrutaba un titipuchal de las canciones que reproducían. Siempre quise saber por qué nunca se escuchaba el clásico ruidito de los surcos del vinilo o que uno se les rayara al aire.
Además de la XERL, sintonizaba en el 930 la XEDS, Radio Juventud. Radiodifusora que amplio mi cultura musical, como olvidar esos momentos en que Emmanuel disputaba con un tal Franco el gusto de los radioescuchas por la canción de Lucio Dalla llamada “Toda la vida”, fenómeno que se repitió cuando los argentinos Miguel Mateos y Laureano Brizuela interpretaron “Cuando seas grande”. Era de extrañar que los locutores dijeran el título original de las rolitas extranjeras, razón por la cual llamó a “Es difícil decir lo siento” a la canción de Chicago y “Que tan grande es tu amor” a la de los Bee Gees. También la estación impulsaba el talento de la entidad, promoviendo a La Realidad con el cover de Triángulo, a Claudio Valente con su Domingo a domingo y al charro colimense Pepe Nava con La flor murió de sed.
Fue a través del programa de las dos de la tarde llamado personalidad, que descubrí como José José inventaba el amor. Nunca olvidaré todas esas canciones que alimentaban mi masoquismo romántico al grado de querer cortarme las venas con una oblea, para muestra un poco de su poesía:
“Que sorpresas da la vida encontrarte en plena calle fue una chispa en mi equilibrio dinamita que estalló.
Te detuviste a mi lado a ver qué cara ponía, entre cuadros y revistas camisetas discos y jeans.
Y puse tanto esfuerzo en ser el primero en hablar. Que cuando uno se atreve es tarde ya, tarde ya.
Me he enterado en el parque que te has casado otra vez, pero quiero decirte, que siempre te querré.
Mírame fijamente a los ojos y comprueba tu misma que digo, la verdad que tú siempre has querido escuchar de mis labios amor.
Empieza ya mujer no tengas miedo, quizá para mañana sea tarde, quizá para mañana sea tarde.
Hola, ¿cómo estás?, ¡qué linda te ves! Te he extrañado tanto, hasta te lloré, cuéntame por qué te dejé partir. Es que soy un loco que aún no sabe vivir.
Yo le quería con toda el alma, como se quiere solo una vez, pero el destino cambió mi suerte. Quiso dejarme sin su querer. ¿Por qué me das libertad para amar? Si yo prefiero estar preso de ti. Quizás no supe encontrar la forma de conocerte y hacerte feliz.
Yo no puedo soportar serenamente, el futuro ni el presente sin ti. Déjame volver, contigo, te lo pido mordiéndome los labios.
Tú me admiras porque callo y miro al cielo, porque no me ves llorar y te sientes cada día más pequeño y esquivas mi mirada.
Óyeme, el niño ya nació, yo estoy bien lo malo ya pasó. Y no temas, él ya nunca lo sabrá, disimula, no volveré a llamar”*.
Gracias XEDS por haber enriquecido mis momentos de ocio, por hacerme un neófito de la música popular nacional e internacional, igual también por contribuir en el ánimo de las personas para que en un futuro se atrevieran a participar en el karaoke sin leer la letra de las canciones y contribuir a que en varios años adelante existieran reality show como Operación Triunfo, La Academia, La Voz México y todos sus derivados.
*Los autores del entrecomillado son: Hernaldo Zuñiga, Carlos Lara / Jesús Monarrez, José María Purón, José Luis Perales, Amado Jaen / Ray Girado, Jos, Yoshio, Luis Martínez Serrano, Camilo Blanes, Rafael Pérez Botija, Juan Carlos Calderón.
Buena parte de mi infancia y adolescencia la dedicaba a escuchar mucho la radio, hasta tenía uno de transistores que me acompañaba a llevar el itacate a mis hermanos mayores que en esas épocas se dedicaban a la albañilería. Por aquellos tiempos en Colima solo había el cuadrante de Amplitud Modulada (AM), a pesar del sonido monofónico disfrutaba un titipuchal de las canciones que reproducían. Siempre quise saber por qué nunca se escuchaba el clásico ruidito de los surcos del vinilo o que uno se les rayara al aire.
Además de la XERL, sintonizaba en el 930 la XEDS, Radio Juventud. Radiodifusora que amplio mi cultura musical, como olvidar esos momentos en que Emmanuel disputaba con un tal Franco el gusto de los radioescuchas por la canción de Lucio Dalla llamada “Toda la vida”, fenómeno que se repitió cuando los argentinos Miguel Mateos y Laureano Brizuela interpretaron “Cuando seas grande”. Era de extrañar que los locutores dijeran el título original de las rolitas extranjeras, razón por la cual llamó a “Es difícil decir lo siento” a la canción de Chicago y “Que tan grande es tu amor” a la de los Bee Gees. También la estación impulsaba el talento de la entidad, promoviendo a La Realidad con el cover de Triángulo, a Claudio Valente con su Domingo a domingo y al charro colimense Pepe Nava con La flor murió de sed.
Fue a través del programa de las dos de la tarde llamado personalidad, que descubrí como José José inventaba el amor. Nunca olvidaré todas esas canciones que alimentaban mi masoquismo romántico al grado de querer cortarme las venas con una oblea, para muestra un poco de su poesía:
“Que sorpresas da la vida encontrarte en plena calle fue una chispa en mi equilibrio dinamita que estalló.
Te detuviste a mi lado a ver qué cara ponía, entre cuadros y revistas camisetas discos y jeans.
Y puse tanto esfuerzo en ser el primero en hablar. Que cuando uno se atreve es tarde ya, tarde ya.
Me he enterado en el parque que te has casado otra vez, pero quiero decirte, que siempre te querré.
Mírame fijamente a los ojos y comprueba tu misma que digo, la verdad que tú siempre has querido escuchar de mis labios amor.
Empieza ya mujer no tengas miedo, quizá para mañana sea tarde, quizá para mañana sea tarde.
Hola, ¿cómo estás?, ¡qué linda te ves! Te he extrañado tanto, hasta te lloré, cuéntame por qué te dejé partir. Es que soy un loco que aún no sabe vivir.
Yo le quería con toda el alma, como se quiere solo una vez, pero el destino cambió mi suerte. Quiso dejarme sin su querer. ¿Por qué me das libertad para amar? Si yo prefiero estar preso de ti. Quizás no supe encontrar la forma de conocerte y hacerte feliz.
Yo no puedo soportar serenamente, el futuro ni el presente sin ti. Déjame volver, contigo, te lo pido mordiéndome los labios.
Tú me admiras porque callo y miro al cielo, porque no me ves llorar y te sientes cada día más pequeño y esquivas mi mirada.
Óyeme, el niño ya nació, yo estoy bien lo malo ya pasó. Y no temas, él ya nunca lo sabrá, disimula, no volveré a llamar”*.
Gracias XEDS por haber enriquecido mis momentos de ocio, por hacerme un neófito de la música popular nacional e internacional, igual también por contribuir en el ánimo de las personas para que en un futuro se atrevieran a participar en el karaoke sin leer la letra de las canciones y contribuir a que en varios años adelante existieran reality show como Operación Triunfo, La Academia, La Voz México y todos sus derivados.
*Los autores del entrecomillado son: Hernaldo Zuñiga, Carlos Lara / Jesús Monarrez, José María Purón, José Luis Perales, Amado Jaen / Ray Girado, Jos, Yoshio, Luis Martínez Serrano, Camilo Blanes, Rafael Pérez Botija, Juan Carlos Calderón.
viernes, 12 de enero de 2018
Porque cuento los días de aquí hasta octubre.
Dedicado con devoción a mi Añalejo.
En otras épocas era tradición que en los establecimientos comerciales donde uno era cliente frecuente, durante la última semana de diciembre como una forma de agradecimiento se obsequiara un calendario, el cual además del eslogan del negocio llevaba una fotografía que variaba según los gustos, pues había desde hermosos paisajes en los que anhelabas estar, ternuritas de animales que te hubieran gustado como mascotas, deidades religiosas ante las cuales hacías reverencias y hasta lindas mujeres en paños menores o como nacieron, ¡ah, cómo extraño en los talleres mecánicos esos calentarios! Perdón calendarios.
No sé si porque uno va envejeciendo y los días se nos hacen más cortos cada vez a diferencia de cuando éramos niños, conforme transcurrieron los años los calendarios se fueron haciendo chiquitos, casi al tamaño de un naipe, haciendo difícil colgarlos en la pared. Hoy son contados los negocios donde los regalan, es más, hay hasta quienes los incluyen como promoción de sus ventas, o sea, por cada cien pesitos de compra se hace merecedor a uno, ¡ya ni la amuelan!
En la actualidad debido a su escasez gratuita, hay que ir a comprarlos a las tiendas departamentales o puestos de revistas y obviamente cuanto más grande sea, así su precio; recuerdo que durante la década de los noventas –sí, los años del Nintendo, las canciones horribles llamadas one-hit wonder y los cabellos tiesos de tanto gel– se pusieron a la venta unos calendarios parecidos a los que disfrutaba en los servicios automotores, solo que en ellos lucían su físico sin Photoshop, pero sí con su respectivo retoque de cuarto oscuro, Biby Gaytán, Lorena Herrera y con mención honorífica a Gloria Trevi, quien literalmente salía de pelo suelto, razón por la cual dejé de verla sin tanto enredos.
Hoy gracias a la amabilidad de la vendedora de tamales del mercado, la óptica de por mi chante y el restaurante de comida japonesa, es que las paredes de casa cuentan con ese instrumento que sirve para organizar el tiempo, inventado por los babilonios y los chinitos, que gracias a la magia del copy paste artesanal se fusilaron los egipcios, que luego se lo chutó como propio –ya ven que eso de birlar ideas es más viejo que Matusalén– Julio César, ¡el líder militar y político romano, no el boxeador! Siendo perfeccionado por el papa Gregorio XIII.
Si, ya sé que con tener calendarios no voy a saber con exactitud las fechas en las que vivo, digo uno a veces anda todo atolondrado por el ajetreo del trabajo, igual nunca te va a servir para dejar de ser un forever alone, pero sí pueden guiarte para pactar citas, saber en qué día vas a cumplir el único propósito de los muchos que te planteaste este 2018, es decir, la fecha de tu cumpleaños y lo más lindo, recordar el día en que te conocí, ¡aaaahhhh!
En otras épocas era tradición que en los establecimientos comerciales donde uno era cliente frecuente, durante la última semana de diciembre como una forma de agradecimiento se obsequiara un calendario, el cual además del eslogan del negocio llevaba una fotografía que variaba según los gustos, pues había desde hermosos paisajes en los que anhelabas estar, ternuritas de animales que te hubieran gustado como mascotas, deidades religiosas ante las cuales hacías reverencias y hasta lindas mujeres en paños menores o como nacieron, ¡ah, cómo extraño en los talleres mecánicos esos calentarios! Perdón calendarios.
No sé si porque uno va envejeciendo y los días se nos hacen más cortos cada vez a diferencia de cuando éramos niños, conforme transcurrieron los años los calendarios se fueron haciendo chiquitos, casi al tamaño de un naipe, haciendo difícil colgarlos en la pared. Hoy son contados los negocios donde los regalan, es más, hay hasta quienes los incluyen como promoción de sus ventas, o sea, por cada cien pesitos de compra se hace merecedor a uno, ¡ya ni la amuelan!
En la actualidad debido a su escasez gratuita, hay que ir a comprarlos a las tiendas departamentales o puestos de revistas y obviamente cuanto más grande sea, así su precio; recuerdo que durante la década de los noventas –sí, los años del Nintendo, las canciones horribles llamadas one-hit wonder y los cabellos tiesos de tanto gel– se pusieron a la venta unos calendarios parecidos a los que disfrutaba en los servicios automotores, solo que en ellos lucían su físico sin Photoshop, pero sí con su respectivo retoque de cuarto oscuro, Biby Gaytán, Lorena Herrera y con mención honorífica a Gloria Trevi, quien literalmente salía de pelo suelto, razón por la cual dejé de verla sin tanto enredos.
Hoy gracias a la amabilidad de la vendedora de tamales del mercado, la óptica de por mi chante y el restaurante de comida japonesa, es que las paredes de casa cuentan con ese instrumento que sirve para organizar el tiempo, inventado por los babilonios y los chinitos, que gracias a la magia del copy paste artesanal se fusilaron los egipcios, que luego se lo chutó como propio –ya ven que eso de birlar ideas es más viejo que Matusalén– Julio César, ¡el líder militar y político romano, no el boxeador! Siendo perfeccionado por el papa Gregorio XIII.
Si, ya sé que con tener calendarios no voy a saber con exactitud las fechas en las que vivo, digo uno a veces anda todo atolondrado por el ajetreo del trabajo, igual nunca te va a servir para dejar de ser un forever alone, pero sí pueden guiarte para pactar citas, saber en qué día vas a cumplir el único propósito de los muchos que te planteaste este 2018, es decir, la fecha de tu cumpleaños y lo más lindo, recordar el día en que te conocí, ¡aaaahhhh!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)