jueves, 12 de diciembre de 2024

Caminante no hay camino.



No sé si sea puro alucine de mi parte, pero como que últimamente la gente no camina. En Colima la inmensa minoría de las personas andan en coche, ojo, anda en coche. No porque no quieran o les gane la hueva sino porque las banquetas tienen caries, están minadas cual campo de guerra y corres el riego de pisar heces o un charco de orina de perro, colillas de cigarro, chicles, pegar con alguno de los postes que sembraron los agricultores eléctricos, sin faltar las enormes cajas de registro que ejidatarios telefónicos ahí colocaron, no pueden faltar los promocionales de las tiendas a la mitad, entre otros obstáculos.

Por los camellones, esos pulmones que aún tenemos, ni se pueden utilizar como senderos, pues gracias a la inspiración de cierto alcalde, sembraron arboles a mitad de los camellones sin ninguna clasificación, nada más querían de esos que crecen rápido, así encontramos guamúchil, cóbano, primavera, rosa morada, mango, olivo negro, tabachín, palmas de todo tipo y parotas. Esa “brillante idea”, imagino no inspirada por ímpetus ecológicos sino por la oportunidad de incrementar la cuenta bancaria de alguna familia, se salió de control cuando algunas raíces invadieron el asfalto, haciendo topes que aminoran las altas velocidades con los que circulan los coches de la izquierda, mientras su follaje invade cables de electricidad, de Internet, la fibra óptica y de teléfono.  

Entonces cuando vea a su vecina ir a la tiendita de la esquina por los chescos en su coche, que no le cause admiración ni me la tache de floja, piense que casi no hay banquetas ni camellones por donde caminar, además, agréguele, que, si lo hace de día, tiene que soportar las canijas altas temperaturas de nuestra ciudad, y de noche es pior, pues lo más probable es que la mayoría de las lámparas de la colonia no encienden, corriendo el riesgo de darse un porrazo al no ver bien por dónde camina.

Urge que nuestras autoridades generen las condiciones para que las y los aborígenes de La Ciudad de las Palmeras nos desplacemos a Dios dar, posando la planta de los pies sobre las banquetas o camellones sin necesidad de recurrir al coche y desafiar el caótico tránsito.

jueves, 5 de diciembre de 2024

Más allá del miedo: La ética y el uso de la IA en las aulas.



Con el arribo de la inteligencia artificial a nuestra vida, la escuela en lugar de enseñar al estudiantado su uso como otra herramienta académica, así como las múltiples formas de darle una utilidad ética para elaborar actividades, simplemente se atemorizaron con la palabra “inteligencia”, pero no lo es, es tan solo el nombre con que así un tal Sam Altman la bautizó. Considero que es más inteligente quien le da un uso para mejorar su estancia en las aulas, quien sabe que esos trabajos que le hace presentan muchas de las veces citas ficticias de libros a veces inexistentes, datos erróneos y un sinfín de errores similares.

Dice el gran filósofo del siglo XX, Fernando Savater, “que no teme la inteligencia artificial, sino a lo que hay detrás, la estupidez natural del hombre, que es quien la va a controlar”, quien firma lo que escribe la agregaría la crónica flojera por cualquier cosa que padece la humanidad, basta recordar que cuando las máquinas empezaron a realizar la fuerza laboral, nosotros dejamos de ejercerla, con la invención de la calculadora, nos olvidamos de dividir de tres cifras y de obtener la raíz cuadrada, menos de la cúbica, con la IA, que toma decisiones, ¿dejaremos de tomar decisiones?

Existe un adagio bíblico que versa así: por la pereza se hunde el techo; por el ocio gotea la casa (Eclesiastés 10:18-20), siendo el ocio uno de los riesgos que permea el uso de la IA; en el erróneo afán porque esta herramienta nos libere de tareas repetitivas y rutinarias, hemos caído en el efecto negativo de solicitarle la realización de cosas que forman parte de la actual cultura del ocio, si, ahora tenemos quienes enriquecen su vocabulario con memes, expresan emociones y textos con stickers. Actualmente no se educa a nadie para que aprenda a dar un buen uso a su tiempo libre, está bien que conozca e interactúe con las nuevas tendencias tecnológicas, pero que alguien le explique los límites de su uso, para evitar que sucumba y se haga esclavo de ellas.

A partir de lo anterior, en lugar de caer en absurdos intentos por controlar o regular a la IA, sería mejor enseñar a potenciarla con sentido ético, sin olvidar otra magistral idea de Fernando Savater: “Más que la inteligencia artificial me preocupa la estupidez natural, que creo que es una amenaza mucho más seria”.

jueves, 28 de noviembre de 2024

De los veinte-chidos a los cincuenta-y-chales.



El presente es la madre de lo insólito de cada una de nuestras vidas, no hay futuro sin nostalgia de añorar lo que tal vez nunca suceda, y el pasado es una postura humana de resistencia, muy de acá pa´ca, así, muy ñeril, clasista criollo, fincado en su chulería, como queriendo reivindicar nuestra lamentable necesidad de resistirnos a dejar pasar el tiempo, es por eso por lo que a partir de que llegue a los 50 años, por puro feísmo e hibrido orgullo, cuando me preguntan la edad que tengo, dejo colgado los complejos en el perchero freudiano, y digo los años que cumplo.

Hoy, desde hace 72 horas que tengo 56 años, experimento pocos cambios comparados con los últimos 3 años, sigo padeciendo las mismas enfermedades crónico degenerativas, según el médico familiar del IMSS, estoy entre la línea divisoria que va del diabético simple y al compulsivo, ya me acostumbré a la comida con poca sal y a los postres, así como las aguas frescas con edulcorante natural, ¡ya sé que están bien pinches empalagosos! Por eso aún no le agarro el gusto, pero hay la llevo. Móndrigo diabetes, le tengo más miedo que a los gobernantes y la delincuencia que controla al país.

Me encabronan los quejumbrosos por vicio, que nomás porque sí, se quejan de tocho morocho, quien firma lo que escribe, si es quejumbres, pero buscó justificarlas, de entrada, por el clima y los zancudos no me quejo, pero de que el camión urbano va hasta la madre y el servicio es cada vez pior, ahí sí, ¡no que ahora con el incremento a la cuota iban a aumentar las rutas y mejorarlas! Naaaaa, puro atole con el dedo.

No me quejo del paso del tiempo, estoy consciente que, como cualquier humano, los años dejan factura, el cuerpo como cualquier cosa se desgasta, obligando a colocar fecha de caducidad a los hábitos que contribuyeron al estropicio físico, tampoco me inquita experimentar los surcos trazados por mi viejo tic tac, atrás quedaron los 2 dedos de frente, hoy tengo la mano completa, pero eso no me acompleja, además, el poco pelo que me queda está completamente canoso, y pintarlo no va con mis principios melindres, digo uno ya no es colágeno, sino Ensure. En fin, ¡adiós a los veinte-chidos, bienvenidos los cincuenta-y-chales!

jueves, 21 de noviembre de 2024

Fast Car.



Era el día que iniciaba esa copia estadounidense de marketing que acá conocemos como “El Buen Fin”, los coches se detenían en los semáforos, algunos llevaban en el asiento de atrás las enormes pantallas que con mil y una dificultades lograron hacer que cupieran, otros en el asiento del copiloto portaban las cajas con los carísimos perfumes y tenis de marca popof, los refractarios de lujo para la señora que ni sabe cocinar, pero que quiere que su cocina luzca como las que ve en Master Chef, además, es una ganga, 18 meses sin intereses.

De pronto, mientras el rojo permanece en todo su esplendor, un ejército de vendedores ambulantes se arrejunta a los coches y camionetas a ofrecer los patitos que se prende en el cabello, peluches de todo tipo, un Elmo que se puede manipular como marioneta, las mandarinas y aguacates, al igual lo hace, el centroamericano que con su cartulina sin importar las faltas de ortografía, te informa que tiene hambre y su familia que le aguarda en el camellón también, hay actos de acrobacia mejores que los del Cirque du Soleil, un audaz limpiaparabrisas con tal de alcanzar el centro del vidrio frontal, se arroja al cofre del Lotus, mientras los conductores y sus compañeros suben el cristal de sus vehículos, otros fingen no verlos, y los peores experimentan cierta repugnancia por su presencia.

Tal imagen, trajo a mi memoria miope la letra de Fast Car, esa canción que en 1988 escribió Tracy Chapman, incluida en su álbum homónimo con el que debutará. A ritmo de balada, la canción trata sobre las dificultades que las mujeres afroamericanas en la década de los ochentas vivían, desprotegidas y sin encontrar un empleo digno, es por eso por lo que la letra dice: You got a fast car. I want a ticket to anywhere, maybe we make a deal, maybe together we can get somewhere, any place is better (Tienes un auto rápido. Quiero un boleto para cualquier lugar, tal vez podamos hacer un trato, quizás juntos podamos llegar a algún lado, cualquier lugar es mejor).

Así esa gente, con ilusión, mira a los coches que siempre llevan prisa detenerse unos cuantos segundos gracias al rojo del semáforo, con la esperanza de vender algo para contribuir con la comida de casa, pero de lo mal que se sienten los chóferes al verlos, prefieren mantenerlos en el anonimato de sus vidas y hacer como si en realidad no existieran, mientras los vendedores continúan rifándosela, soportando las inclemencias del Astro Rey sin ningún bronceador con descuento ni una purificada agua embotellada comprada en “El Buen Fin”.

jueves, 14 de noviembre de 2024

Aventuras Urbanas.



Quienes habitamos esta ruidosa ciudad, con sus baches que ya son cráteres, banquetas molachas, gente que a diario te encuentras pa´ ir a la chamba pero que ni sabes quiénes son, estamos conscientes que al salir de casa, ya sea para caminar, rodar la bicla o subirte a sus camiones enfermos de laringitis aguda, es toda una aventura, aquí, además del tráfico kamikaze, transitamos la experiencia extrema de evitar que te arrolle algún pendejo detrás del volante al echarse de reversa sin precaución de alguna tienda de conveniencia, pisar la caca de la mascota del vecino que se hace de la vista gorda cuando le abre la puerta de su casa con tal de que no se haga en el sofá.

Si eres de los de a coche, en las horas pico recorres 2 horas de una distancia que normalmente se lleva 20 minutos, hay más gente que bichitos en un hormiguero en cualquier supermercado, y si pones atención, no todos van de compras, las paupérrimas plazas con las que contamos se atascan de personas que igual, ni compran lo que ahí venden, pues en su mayoría van a refrescarse con el aire acondicionado; curiosamente, la muchachada se sienten de primer mundo tomando un frío o caliente café en esas cadenas multinacionales estadounidense de cafeterías que hay por acá, y que en tierra de gringos -según mis primos de Oklahoma- su clientela frecuente son indigentes y limosneros.

Para este tipo de aventuras, que en la speedica ciudad uno vive al salir el Astro Rey, pero que el viejo tic, tac, ya nos anticipó lo que a diario nos depara la hermosa rutina, póngase sus tenis, échese desodorante en la bisagra pa´ que no le chille la rata, un guen perjumito de esos que despiertan la libido salvaje y no olvide que el dominguito de asueto lo espera lo más cercano a una excursión, La Cumbre con sus 770 metros de altura y su pastito sintético, así como algunos sentimientos humanos.

jueves, 7 de noviembre de 2024

El Burladero.



En esta semana durante la instalación de la Comisión de Educación de la Cámara de los Diputados, correspondiente a la LXVI Legislatura, el actual Secretario de Educación Pública, Mario Delgado Carrillo, anunció una nueva reforma en educación media superior, su objetivo es evitar la brecha entre el número de egresados de secundaria y los jóvenes que ingresan al bachillerato, lo que significa ampliar el número de espacios para que más jóvenes o que, más bien, que ningún joven que quiera seguir estudiando el nivel medio superior, se quede sin lugar.

Abnegado docente, de seguro ya se está frotando las manos, imaginado la oportunidad que se avecina con la ampliación de grupos, incremento de horas y de salario, pero, amigo, quienes ejercemos la docencia somos El Burladero -me refiero al de las extintas corridas de toros- de la intelectualidad de escritorio, no olvide que toda reforma educativa, es un arrendamiento académico, que nos mueve con el sueño guajiro de que esa nueva rentabilidad nos va a mejorar.

Continuamos impartiendo clases en un estilo que tuvo su origen desde el Medievo, donde la gobernanza sigue siendo un reloj, y si a ello le agrega que en la actualidad estamos educando a las nuevas generaciones como quien espera la llegada del Titanic, esas generaciones que ahora nacen sabiendo que la derrota es más importante que la victoria. En un momento de salud educativa, no hemos superado la pandemia de las redes sociales, continuamos constipados de querer convertirlas en herramientas académicas cuando su finalidad no es esa, y así, nos sentimos bien pinches modernos haciendo grupos de WhatsApp y Facebook, que ni siquiera agilizan la comunicación, al contrario, a veces se vuelve “El Teléfono descompuesto”.

La función docente que conocemos ha sido la misma de aquellas sociedades del siglo XIX, nada más con algunos remiendos, pues continuamos coartando la iniciativa y creatividad estudiantil dándoles listas de cotejos y rúbricas, como recetarios de cocina, que simplemente automatizan un tema del programa en un lamentable vínculo de un proyecto académico. Ahora, nos ponemos culecos cuando participamos en la elaboración de un plan de estudios, más, cuando eres profesor e impartes clases en un plan de estudios que colaboraste en su elaboración y tus colegas sobresalen con sus asignaturas menos tú, lo más saludable es no hacer alarde de algo que realmente no hiciste para tu perfil, si no para otros.

Las reformas educativas son como jugar ajedrez, en donde las dieciséis piezas: un rey, una dama, dos alfiles, dos caballos, dos torres y ocho peones, son quienes integran la escuela, y no olvides que reformas educativas vienen y van, mientras los docentes nos quedaremos haciéndole al Burladero.

jueves, 31 de octubre de 2024

¿A qué vine?



Un colega de la chamba me lanzó una pregunta curiosa: “¿Por qué nunca asistes a esos foros nacionales de educación?”. Y ahí estaba yo, buscando una respuesta honesta mientras recordaba mi última aventura en autobús. ¡Vaya experiencia!

Imagina estar atrapado durante más de 6 horas, sentado como sardina en lata, rodeado de compañeros que parecen haber olvidado la importancia del chicle de menta. A veces me pregunto si el autobús tiene un acuerdo secreto con el mal aliento. Y no hablemos del chófer, cuya selección musical podría hacer llorar a cualquier amante de la buena música.

Y luego está el hospedaje… ¡Ay, la vida de huésped! En lugar de un hotel elegante, me encuentro en lugares donde las parejas intercambian más que solo miradas. Si, el destino se presenta como cobrador de tienda departamental, es probable que encuentres habitación, pero… compartida. La idea de compartir cuarto con alguien que parece haber corrido una maratón antes de dormir no es precisamente mi idea de descanso.

Al llegar al evento, la inscripción es como un juego de escondite: “¿Dónde está mi nombre?” Y cuando finalmente lo encuentro, me doy cuenta de que ya hubo una reforma educativa, por lo tanto, el material que voy a presentar, pos… está desactualizado. Pero lo peor es exteriorizar mi ponencia frente a tres personas que parecen estar más interesados en sus teléfonos que en lo que digo, y es cuando me preguntó: “¿A qué tiznados vine?”.

jueves, 24 de octubre de 2024

Cuando la gente tiene relojes, pero no tiene tiempo.


Como si se tratase de Rip Van Winkle, ese personaje creado por el estadounidense Washington Irving, que después de beber un extraño licor proporcionado por unos duendecillos se acostó cansado de cortar árboles y al despertar habían pasado 20 años, su esposa ya había muerto, no vio crecer a sus hijos, Estados Unidos era independiente, en fin, empezó a vivir en otros tiempos, así sucedió, pero de verdad en la antigua Europa de 1582, una noche del 4 de octubre la gente se fue a dormir y despertaron el día 15. ¿Weeee, no marches, se durmieron una semana y media?

¡Nooooo! El Papa Gregorio XIII y sus expertos matemáticos con tal de empalmar los calendarios de varios países y dar origen a nuestro calendario gregoriano -ahora ya sabemos, el por qué del nombrecito-, eliminaron 10 días de octubre dando origen a situaciones como si las hubiera imaginado Salvador Dalí, pues al cruzar una frontera era como si viajaras en el tiempo, pues existía la probabilidad de adelantar o atrasar 10 días de un país a otro, algunas personas creían haber perdido 10 días de su vida, lo que les acercaba más al umbral de la Muerte; es más, hubo quienes perdieron ese año su cumpleaños.

Y es que, los días con sus 24 horas, cual hierro nos marca a través del reloj y sus números. Con ellos dividimos los alimentos, empezamos un nuevo día, cumplimos las jornadas laborales; es más, un reloj checador nos mantiene comprometidos con el empleo; además, para variar, tenemos relojes en el teléfono celular, la Tablet, la computadora, en la sala de casa, en el coche y hasta las pantallas. Uno llega a creer que ese cronómetro que marca nuestras vidas, como lo es el reloj, lleva toda la vida entre nosotros; pues no, fue una herencia de la Revolución Industrial.

Pero la neta, sí crees saber qué hora es en estos momentos que perdías tu tiempo leyendo esto que no escribí para ti, lo sabías hace 7.24 segundos, pues ya va dejando de serlo, para ser un tiempo nuevo que únicamente existe cuando nos fijamos en las acciones que realizamos, o sea, nosotros somos quienes imaginamos un pasado irrepetible, un futuro ilusorio y un presente perecedero, deja de cavilar en cómo hacer que te rindan los días, recuerda que en octubre de 1582, muchos perdieron 240 horas en una noche.

jueves, 17 de octubre de 2024

La vida de un docente: Estrategias para sobrevivir en un mundo de expectativas.



Todo lo que escribo o comparto, lo hago a título personal. Lo aclaro, porque ya veo que a algunos se les hace bolas el barniz. Todo el mundo sabe que al profesorado nos pagan más que a Bad Bunny, y que vivimos mejor que Palazuelos. La cosa es que no nos gusta presumir que llevamos una existencia como de ingeniero de software que tiene inversiones en bitcoins, pues ya ven cómo son los envidiosos… y, por cierto, también somos bien sarcásticos, es más, utilizamos el sarcasmo como especie de analgesia a nuestra ansiedad.

Cada día, dejamos en casa el comportamiento cavernario, para ser frente a grupo, finísimos y atentos profesionistas del pintarrón y plumones, evitamos en las clases ser víctimas de sebos algorítmicos de nuestro celular con tal de no poner el mal ejemplo a la chamacada, tratamos entre colegas de que de tanto hablar no nos den la razón, cuando revisamos trabajos durante la clase en lo más mínimo confundimos el valor de la eficiencia por el del aprendizaje, y pese a ello, todavía dicen que ejercer la docencia es un empleo de guante blanco, haber, quienes han sido capaces de hacer que los infantes se callen, en una etapa donde lo difícil es tratar de responder a sus constantes preguntas o lograr que un adolescente externe su opinión sobre el tema del día.

Eso sí, padecemos de estrés crónico, debido a la terquedad de conciliar la vida personal con la laboral, sino me creen, intente decirle a su familia que este fin de semana no van a poder salir porque tiene mucho que calificar o explicarle a su pareja que a pesar de que ese día no les toca clase tiene que asistir a la reunión bajo justificación de que aquel que no asista tendrá un oficio de extrañamiento, ¡estreñimiento me da de tan solo recordarlo!

Además, sino quieres parecer un torpe frente a tus discípulos, sabes bien que preparar una sesión de 50 minutos frente a grupo, te lleva entre cinco u ocho horas, y aun cuando el pinche vecino te ve en cualquier “puente laboral” regando el jardín de casa, tiene la osadía de decirte, “dichoso tú, que eres profesor, pues tienes el salario asegurado”, siiiii, pero nuestras habilidades y estrategias nos cuestan para sostenerlo, así que ya basta de querer infundirnos sentimientos de inutilidad, aunque se les haga bolas el barniz.

jueves, 10 de octubre de 2024

La ignorancia colectiva en nuestras celebraciones.


En los ochentas era común quedarme con el cambio de los mandados, para comprar estampitas con las que llenaba una planilla que después de completarla, en la misma tienda de la esquina -sí, entes de que existieran esas cadenas de tiendas de conveniencia, en las que siempre que vas a pagar, la cajera enchuecando la boca te dice que te cobrarán en la caja contigua- la cambiaba por balones, máscaras de luchadores, figuras de acción, entre otras cosas. La neta, eran verdaderas obras de arte las imágenes de sus barajitas, además, las repetidas sabían a gloria intercambiarlas con tus cuates, creo que llevarte un premio por haberlas llenado era un extra, completarlas sí que era una victoria. Una de esas planillas nunca la pude completar y era una cuyas estampitas trataban sobre los días o fechas conmemorativas del calendario nacional.

Si, antes de que se inventaran que todos los días tenemos algo que celebrar. Algunas de las festividades que conmemoramos en la actualidad ya no tienen raíces profundas en tradiciones antiguas, y tengo la sensación de que, en los últimos años, manifestamos nuestras felicitaciones por fechas que desconocemos las causas de sus orígenes, pues las verdaderamente mexicanas como que se nos están olvidando o son malinterpretadas con el tiempo. Por ejemplo, este sábado 5, después de que el viernes 4 de octubre, catafixiamos el pan normal -ahora que ya casi ni se vende “pan normal”, te ofrecen pan de centeno, pan de elote, pan de masa madre, y lo más ridículo, pan vegano-, por unas riquísimas empanadas, recibimos la felicitación quienes ejercemos el pobresorado, del Día de Mundial de los Docentes – ¿Qué pasó con la discriminación de género? -, ¿y nuestro 15 de mayo? Es entonces esta fecha un simple pretexto para saturar el mes de mayo con días de asueto como lo son: 1, 10, 15 y 23.

Por cierto, el 4 de octubre, también fue el Día de la Secretaria, uy, que hermosa canción escribió Juan Carlos Calderón, el séptimo Mocedades, esa letra de verso ingente con pretensiones líricas: “Casi esposa, buen soldado, enfermera, y un poquito enamorada”, pero… que creen, resulta que a partir de 1958, por la presidenta de las Secretarias Ejecutivas de México, la señorita María Luisa Rodríguez, instituyó que el tercer miércoles de julio sería considerado como el Día de la Secretaria en nuestro país, sí, ya sé que también en Google, algunas páginas dicen que es el 20 de julio, pero en fin, ahora con este asunto del titipuchal de información, uno llaga a confundirse, pero el hecho es que si desconocemos el origen de cada fecha a festejarse, lo único que hacemos es una superficial felicitación que ignora el significado profundo de lo que aparentemente celebramos.

jueves, 3 de octubre de 2024

El Mago de los Sueños.



Durante mi infancia, la programación del único canal de televisión que existía en esa época, a las 8 de la noche transmitía una cortinilla animada donde aparecía un duendecillo de enorme chistera y redondas gafas con esmoquin azul, que cantaba una canción e invitaba a la niñez a irse a la cama a dormir, en realidad este personaje se utilizaba como transición para dejar atrás el horario infantil y comenzar con el de adultos. En aquellos tiempos, el único canal de televisión -sí, no había control remoto, es más, el televisor era de bulbos- iniciaba su señal a las 6 de la mañana y hasta las 8, se emitían programas que no resultarán perjudiciales para el desarrollo físico, mental o moral de los menores, o sea, calificados como no recomendados para menores de 18 años.

Por cierto, antes de cantar la canción junto con La Familia Telerín, El Mago de los Sueños, daba su mensaje de buenas noches, que siempre incluía dichos y frases motivacionales o éticas. Recuerdo aquellas: “Si te acuestas temprano, cada nuevo día será una nueva oportunidad para intentar lo que quieras” o “Buenas noches, no olvides que eres una pieza fundamental de tu familia. El éxito de la familia depende de todos y cada uno de vosotros”. Ya de adulto, creo que las frases no eran para chamacos, más bien era para quedar bien con sus progenitores.

Se imaginan si El Mago de los Sueños regresará en la actualidad, de entrada, no tendría un horario establecido, pues existen niñas y niños que hasta la media noche se duermen, sí, inocente mamá o papá, una cosa es que los mires acostaditos, pero debajo de esas sabanas hay un celular – que mando a la edad de piedra al televisor y su patética programación- y otras cosas que ignoras. Las frases del Mago serían: “¡Vete a dormir!” “¡Duérmete ya!” “Si no te duermes, es probable que escuches las discusiones entre papá y mamá”. “Cuando hagas las tareas con Inteligencia Artificial, ten en cuenta que, al hacerlo así, contribuyes a fomentar la idiotez natural”.

“Soy el Mago de los Sueños, y aquí estoy para contar a todos los pequeños de bondad, que lindo es el soñar con magia y fantasía, y las estrellas alcanzar”. (letra de José Solá, 1966)

jueves, 26 de septiembre de 2024

La magia de un libro antiguo: entre páginas y recuerdos.



Existe una persona muy cerca de mi corazón, que hace unos días decidió regalarme un libro que por años en el seno familiar se había conservado, no puedo decir ni el nombre de esa amada persona ni el título del libro, pero imagínese escaso lector, que la fecha de impresión del texto es de 1963, o sea, fue puesto a la venta el mismo año cuando el pastor bautista Martin Luther King pronunció su célebre discurso ante más de dos mil personas, donde exigía la igualdad de los derechos civiles de los negros en los Estados Unidos; tal vez fue adquirido en aquel 22 de noviembre que coincidió con el asesinato del presidente de los E.E. UU., John F. Kennedy, en Dallas, Texas.

Probablemente la intención de comprarlo se debió a un regalo para aquella Navidad, junto con los álbumes de The Freewheelin´ Bob Dylan del viejo Bob, además del Please Please Me y With the Beatles del Cuarteto de Liverpool, y quien lo hizo se auto regalo Rayuela de Julio Cortázar y La Ciudad de los Perros de Mario Vargas Llosa; aprovechando la oportunidad, ese día se fue al Cine Alameda a ver Los Pájaros de Alfred Hitchcock, enterándose a través del Noticiero Mexicano, un corto cinematográfico que se proyectaba antes de iniciar la película, que Valentina Tereshkova, después de tres días de orbitar la Tierra bajo el influjo de la fuerza gravitatoria, regresó a la URSS en el Vostok VI, convirtiéndola en la primera mujer cosmonauta, supo de la lamentable muerte en accidente de coche del genial compositor de Quinto Patio, Bonita y Viajera, Luis Alcaraz; de como Enrique Guzmán abandonaba a los Teen Tops para forjar su carrera solista, cantando Oye y Payasito, rolitas que competían en popularidad con Dominique, canción extraída del álbum The Singing Nun, de Sor Sonrisa (Jeannine Deckers), la monja cantante del pegajoso corito “niqui, niqui…”

Siendo honesto, tener esa joya de libro en mis manos, pasar las hojas donde otras también hojearon, pensar en lo que sus imaginaciones viajaron a través de la lectura, ver las ilustraciones, oler ese clásico aroma a biblioteca tan escaso en la actualidad, descubrir que su redacción esta en un español antiguo, tan antiguo que aún existían letras como la doble L y la CH, que aún se puede leer ese extinto pronombre personal de vosotros, en fin, un ejemplar que nació el mismo año que Michael Jordan, Quentin Tarantino y Alejandro González Iñárritu, pero que aún faltaban cinco años para que en un accidente con el condón de vejiga de borrego se rompiera y quien firma lo que escribe viera la luz de este raro planeta.

jueves, 19 de septiembre de 2024

Epilogue, “Young Forever”



Durante mi adolescencia, experimentaba un placer enorme llegar a una tienda de discos, espulgar entre sus filas y encontrar que la canción Forever Young, es el título con el que coincidían Bob Dylan, la banda de synth pop alemana Alphaville y Rod Stewart. Ahora, cada vez que ingreso a una farmacia experimento el mismo placer, aunque sé que no voy a encontrar discos, pero si analgésicos para aliviar el dolor de mis achaques, ¡Cómo me haces falta ibuprofeno!  Y es que Oscar Wilde lo tenía bien clarito, al considerar que la tragedia de la vejez es haber sido joven, pues lamentablemente, si no experimentarás que el cuerpo cada vez se acerca a la fecha de caducidad, no pasaría nada.

Luego viene la pura hipocresía, cuando los viejos tenemos que fingir que no lo somos, y lo más patético, hacer la mimesis de una pinche jovialidad, pues quien no la aparenta, luego salen los demás con el cuento de que estás enfermo, allí anda uno aguantándose los dolores o experimentando alegría al ver una farmacia. Más, cada mañana al mirarme en el traidor del espejo, veo las rayas de esa frente con sus 6 dedos de amplitud, los surcos nasogenianos tipo marioneta de ventrílocuo, entonces me pregunto, ¿este tipo no es el mismo que ayer se acostó?

La sociedad nos vende que ser joven es la totalidad de la vida, y que, si no quieres ser segregado debes fingir que eres joven hasta la tumba, entonces, reflexiono un momento, hasta darme cuenta que recuperar la juventud no es tan difícil, basta con abandonar la preocupación por el futuro.

jueves, 12 de septiembre de 2024

¿Estrategia o realidad?



Ayer mientras comía en la cafetería, entre mil voces que se ahogan por el ansía de ser escuchados, a cada sorbo de esa agua de guayaba con espinaca que, en realidad sabe a agua fresca de hospital, observaba a la chamacada entre sus arrumacos, ese constante flirteo que codicia encontrar como la aguja en el pajar a la pareja ideal, llevo a la boca el trozo del raquítico muslo dizque en pipián que sin sal es como si mordiera un trozo de cartón, reflexiono que la humanidad es una especie vulnerable, algunos de estos jóvenes que tanto quieren demostrar que son sensibles y amorosos, lo más probable es que al ver esa aberración de “reality” conocido como La Casa de los Famosos, en donde el gancho para hacer que el televidente afloje el billete, consiste en que, quienes la habitan hagan la mimesis de denostar exagerados escrúpulos morales, les ocasionen que lo visto a través de la pantalla, sea divertido, haga que elijan a su favorito y, lo peor, lleguen a admirarlo.

Esa misma raza que disfruta con la facilidad en que los habitantes se “dañan”, sin cerciorarse que al mismo tiempo a ellos los están manipulando, pues los hacen creer que con sus aportes económicos tienen el poder para nominar quien se va o se queda, que tienen el control, y en realidad al televidente es a quien controlan, como ustedes saben la deliberación ética se impone porque somos mortales y eso, John de Mol lo sabe bien, al hacerse millonario vendiendo a las compañías televisoras, ese programa que se pirateó de aquella novela de George Orwell llamada “1984”. Termino de comer, busco salir de ese lugar que mixtura aromas entre traspiración humana, frituras y sulibeyantes perjúmenes.

Mientras regreso a la vida godín, deseo para todos nosotros, como aquel ensortijado espantapájaros, un cerebro real con el cual poder pensar y reflexionar, un corazón más sensible y bondadoso como lo solicitaba el hombre de hojalata, aprender a ser valiente, así como el desaliñado león y como Dorothy, que todos cada atardecer podamos regresar a casa sanos y felices, más, el simulado ilusionista de la Ciudad Esmeralda, implanta la siguiente idea:

Reflexionar es un proceso de transformación en nuestra manera de pensar. A medida que vivimos, acumulamos experiencias, leemos diversos libros, exploramos nuevos lugares y conocemos a diferentes personas. Cada una de estas vivencias, ya sean momentos de alegría o de sufrimiento, nos impacta y nos cambia. Por lo tanto, una persona que, a pesar de enfrentar todas estas circunstancias, mantenga inalteradas sus creencias y pensamientos, estaría mostrando una falta de coherencia. La evolución del pensamiento es, en esencia, una respuesta natural a la riqueza de la vida.

jueves, 5 de septiembre de 2024

¿A qué le tiras cuando te dices mexicano?



Inicia septiembre, y resulta lamentable que quienes hemos nacido en esta hermosa tierra, por este mes… momento, ni es por los 30 día, es hasta el día 16, que nos queremos ver bien patriotas, colocando papel picado con los colores de nuestra bandera, pero, sin respetar el orden de los colores, es decir, de izquierda a derecha: verde, blanco y rojo. Por cierto, es denotativo de ignorancia colocar piñatas, pues, de entrada, ni fueron creadas por nuestros antepasados, fue Marco Polo, un comerciante italiano quien las descubre en China, quedando maravillado con las figuras de animales que confeccionaban los chinitos para despedir su año, y zas, que se roba la idea a su natal Venecia, en donde le llamaron “pineata”, que proviene del latín “Pinea” que significa piña y el sufijo “ata”, que hace alusión a algo que contiene; llegando a México a través de los frailes quienes la utilizaron como instrumento de evangelización con sus posadas.

Ni que decir, con las figuras de charros, de entrada, los caballos fueron traídos por los españoles y difícilmente dejaban montar a los aborígenes de nuestro país, pues temían que supieran utilizarlos de forma bélica; fue hasta 1880 que la charrería profesional tuvo su origen, y alcanzó fama con un personaje de nombre Ponciano Díaz Salinas, quien mezclaba la charrería y la fiesta brava, era conocido por todos como el Charro Ponciano, entre sus hazañas se escribió que fue el primero en poner banderillas montado a caballo, es decir, es el abuelo de la Torería Mexicana, pero de que tenga que ver con la Independencia, pues no. Por cierto, para esta celebración ni se les ocurran adornar con dibujos en cartón de “Adelitas”, olvídate también de poner guitarras como ornamento, no importa que en Paracho Michoacán se produzcan de forma industrial, ten en cuenta que este instrumento musical se originó en España, por allá del siglo XVI, evítate la pena de que hasta Don Chava Flores te pregunte: ¿A qué le tiras cuando te dices mexicano?

Si eres de los tesoneros que atiborran el jardín principal para festejar El Grito de Independencia, esa noche te olvidas de la vida fitness que alardeas siempre, entrándole de tocho morocho a los antojitos y comida tradicional, compras las chacharitas que ahí te venden, más, si no puedes ir, obvio que no debe de faltarte una tele pa´ escuchar El Grito. Si consideras que las cadenas tricolores de papel de china – ¿sí, sabes que el origen del papel se remonta a la antigua China? -, estaban bonitas, pero ya no se usan, y, además, han pasado de moda en tu oficina godín, prepárate, ya falta poco para la fiesta patria, pero por piedad, no te pongas en evidencia a través de ese mal gusto en la decoración de las fiestas de Independencia de México.

jueves, 29 de agosto de 2024

La Generación que prefiere el café a la adultez.



Sí, creciste escuchando la música de Britney Spears, Backstreet Boys, NSync, Christina Aguilera, Jennifer López, Limp Bizkit, Eminem, Ricky Martin, Blink-182, Avril Lavigne, Destiny’s Child y Nelly, además, bajabas todas sus canciones de Napster, Kazaa, LimeWire, BitTorrent, o de algún software más nefasto de la Dark Web, y experimentabas placer al piratear música, pues sabías que era tan fácil obtenerlas en la nueva e irrepetible década del 2000, además, era adictivo. Subías chorrocientasmil fotos al MetroFLOG, te sentías importante de que cantantes y demás celebridades fueran tus “amigos” en MySpace. No te perdías ningún domingo La Academia y aun te sabes los nombres de la primera generación, fuiste de los que acuñó el acrónimo YOLO, que significa “You Only Live Once” (Sólo se vive una vez), cambiando para siempre la forma en que hablamos.

No cabe duda que perteneciste a esa “Generación Yo”, por su narcisismo o “Generación Peter Pan” por la adultez tardía. Pero lo único que puede definirla realmente es que es indefinible. Para las personas nacidas entre 1980 a 2010, sus vidas han estado marcadas por una serie de cambios tan vertiginosos en la economía, el panorama político y la cultura del Mundo. A ellos les tocó vivir tragedias profundas como el 11 de septiembre y los sismos del 19 de septiembre -que, como broma cruel, cada año nos vuelve a temblar-, así como por las interminables guerras en Irak y Afganistán. Les azotó la crisis financiera en 2008, justo cuando muchos comenzaban a ingresar al campo laboral, y todavía están sufriendo los efectos colaterales. Por supuesto, son la última generación en presenciar la vida antes y después del amanecer de la era de Internet.

Pues a ellos le toco la transición a un mundo totalmente digital, que ha sido clave para su crecimiento, madurez y consumo del mundo que les rodea. Desde los primeros días de los blogs y la mensajería instantánea hasta la llegada de Facebook, Twitter e Instagram, han estado compartiendo sus vidas. Viven cansados y conectados, ellos saben lo que es el arte de sobrevivir en la Era Digital. Son adictos a plataformas como iTunes y Spotify, Amazon, Netflix y Hulu, las compras si son online son la neta. Les vendieron la idea de que todo lo que quieren puede, debe y estará disponible a un clic de distancia. Y así es como se les despertó el romanticismo, gracias al amor de Rose y Jack, a tal grado que en sus bodas a pesar de ser matrimonios de 1 a 4 años si bien les va, en el que el vals nupcial se lo chutaron a ritmo de My Heart Will Go On de Céline Dion, donde el proceso del divorcio es más largo y difícil de superar, que lo rápido en que se vuelven a enamorar de otra persona.

Resulta hasta cómico esa brecha generacional que ellos mismos crean, entre los que piensan que Bob Esponja y Las Chicas Superpoderosas fueron dibujos animados del pasado, pero que aún continúan retransmitiéndose, y que Carrie Bradshaw de Sex and the City, creció con esos viejos, pero, acaso, ellos también fueron creciendo con aquel chico que dejaron en la puerta de Privet Drive, o sea, weee, acéptalo, fuiste de los que hacían cola en Cinemas del Country los viernes para cada lanzamiento de Harry Potter, ¡niega que llevabas una varita mágica en el bolsillo!

Gracias a esta generación que nos heredó las selfis con esa sobrecarga de autoestima y narcisismo, siendo expertos en quejarse y hacer Memes de las tragedias como analgesia, no olvidan esos 9 dieciseisavos de segundo durante los cuales el pecho de Janet Jackson quedó al descubierto después de que Justin Timberlake arrancara un trozo de tela de su bustier en aquel espectáculo de medio tiempo del Super Bowl del 2004, cambiando la forma de transmitir los programas en directo. ¡Gracias por su legado a las nuevas generaciones!

jueves, 22 de agosto de 2024

¡Todos somos humanos!


En su cuenta de…  -¡Ay, Elon Musk! Me gustaba más escribir “Twitter”, que “X”, pero bueno, como dueño de su atole, le puede dar las meneadas que él quiera-, el filósofo español Fernando Savater, escribió: “El terrorismo se ejerció para algo y ahora estamos en ese algo”. En ese algo en que los humanos, esos seres tan inteligentes y libres -en ese concepto de que la libertad consiste en hacer lo que las leyes nos permiten-, y que hasta el momento no lo hemos demostrado.

Humanos. Especie tan egocéntrica, tan chingona, nos sentimos superior, que el planeta nos pertenece, pero que con un temblor o una enfermedad pandémica, nos atemorizamos y regresamos a las cavernas, o sea, damos un salto pa’ atrás darwiniano. Eso sí, somos la civilización, abusando de la socialización a tal grado que cuando alguien comete un delito o cierta atrocidad, le quitamos la condición humana, nos atrevemos a clasificarlo como un salvaje, un monstruo, una bestia. Es como si nos pusiéramos una venda en los ojos, negándonos a admitir que un ser humano puede llegar a ser un asesino, un terrorista, un violador, un acosador sexual y/o un abusador de infantes.

Rechazamos todos esos actos, simplemente, porque consideramos que las personas no somos animales. ¡Híjole, creo que pensar así, es ofender a la especie animal! Los lobos ni los leones violan, tampoco declaran guerras o torturan a los mismos de su especie por diversión. Es el homo sapiens quien mata por matar, por causar daño al prójimo, por ambición, por diversión, por celos, por envidia, por religión, por vanidad, pues nos creemos tan supremos, la mejor especie que existe sobre la tierra, por eso inventamos las armas, la silla eléctrica o la guerra, mientras que al animal quien, por no pensar, es incapaz de hacer algo así. Creo que ha llegado el momento de dejar de escribir, y recordar otro texto que Savater … -no puedo escribir tuitear y menos el adjetivo tuitero, brrrrr- posteo: “Las lenguas tienen 2 grandes enemigos, los que las imponen y los que las prohíben”, y la verdad, yo no quiero pertenecer a ninguna de esas castas sacerdotales.

jueves, 15 de agosto de 2024

Compañeros tóxicos.


Los compañeros de oficina son como los matrimonios de años: saben bien dónde hacerse daño, y es que, entre los escritorios, las computadoras, el olor a tóner y los años de antigüedad, de tanta convivencia, los que acudimos como
 godín religiosamente los 5 días de la semana a una dependencia o trabajo, llegamos a un punto en que el aburrimiento y el hartazgo se convierten en motivaciones para hacer que las relaciones de convivencia se vuelvan tóxicas.

Como aquellos que utilizan frases breves con las que paran conversaciones infructuosas – ¡es qué no marches! A los demás, qué nos importan las diabluras que les hacen sus parejas-; qué decir de quien dilapida egos y apalcuacha ánimos, sin faltar los que explican o justifican los detalles de sus incompetencias -recuerda apreciado lector, que cuando alguien te dice que algo no se puede hacer, es un reflejo de sus límites, no de los tuyos-; sin faltar los que cual gallina antes de poner un huevo, cacaraquea todo lo que está haciendo y lo más patético, cacaraquean lo que en la oficina se está realizando sin que él colabore. Mis respetos para quienes nunca alzan la voz y obligan a los que están a su alrededor a escuchar, los malagradecidos que, a la menor provocación, buscan desacreditar al jefe. Consideren, ante tal situación, que quien empieza negando la autoridad ajena, acaba imponiendo siempre la suya.

Nefasta esa persona que se la pasa corrigiendo el vocabulario de los demás, ¡por favor, déjalos que se expresen a su estilo! Creo que, de continuar así, uno terminará considerando la manera más “light” de discriminación al lenguaje políticamente incorrecto.

Con este texto no pretendo aportar soluciones para evitar la toxicidad entre compañeros de oficina, pues consciente estoy de que vivimos en una sociedad que no controla los esfínteres morales. Simplemente es que no es lo que pasa en una dependencia lo que determina los hábitos de cada uno de los que la integran; es la forma de manejar lo que ahí sucede.

jueves, 8 de agosto de 2024

La palabra violencia.


Violencia. Nueve letras que al conjugarse las interpretamos como algo que nos inspira una mixtura entre ira, miedo y desesperación. La escuchamos por la radio, le vemos por televisión e internet, pero lo más triste es que no se acaba apagando el aparato radiofónico ni el televisor o desconectándonos de la red, pues ya ha sido incrustada como un implante en nuestras vísceras, en el carácter de cada individuo.

Existe, y su reputación predomina entre las personas que la utilizan para llamar la atención, para hacerse notar o escuchar. Está en cada uno de nosotros; la vivimos donde sea. En la calle, con el coche que se estaciona en el lugar de las personas con discapacidad o el conductor que cree tener más derechos de vialidad que el peatón. La ñora que al barrer en lugar de recoger su basura la echa a la casa del vecino. En el trabajo, cuando algún compañero le falta al respeto o dejan de tratarlo como ser humano. En la casa cuando estoy enojado y hago un pancho o en el hogar de aquel niño que sus papás se separaron y lo hacen sentir culpable, que de tanto sentimiento busca desquitarse despedazando sus juguetes o agrediendo a sus compañeros de la escuela.

Una pared rayada también es violencia, pues quien lo hizo no se detuvo a pensar que esa barda no es suya y que su dueño debe invertir dinero para reparar el daño. Imagino que esa persona tiene una difusa idea sobre respetar lo ajeno y, lo peor a veces ni arte es lo que dibujó. Da pena que, debido a acciones como estas, tengamos que vigilar violentados nuestras pertenencias, cuidar de los seres que amamos ante cualquier persona. Sintiendo ira y miedo a que nos hagan daño, hacemos de nuestros hogares jaulas por el temor de que alguien te haga daño porque lo viste introducirse a tu casa.

No podemos comprar todos los diccionarios y arrancar la hoja donde se define la palabra violencia, pues con ello no se arreglarían las cosas ni tampoco pedirles a los doctores que inventen la vacuna contra la violencia, pero si podemos regalar una sonrisa, ser amables sin caer en la condescendencia, y lo más importante, intentar ser pacíficos en un mundo agresivo, demostrar que estamos civilizados, y la mejor forma de evitar ser violentos es empezar con nosotros, dejar de maltratarnos.

jueves, 1 de agosto de 2024

Holiday.


En serio que me da pena regresar después de las vacaciones del paradisíaco patio al parque de diversiones del cuarto de la televisión, de degustar exquisitos platillos sobre la pequeña mesa del comedor de casa, esperar largas horas nalga a los lujosos repartidores con su variedad de precios dependiendo de la situación geográfica en la que se encontraban esos Frankensteins culinarios como lo son: las tortas de chilaquiles, las empanadas rellenas de pizza, sushi de plátano y aguacate con agua de horchata -¡Hágame usté el móndrigo favor!-, y claro pa’ cenar no podían faltar las patadas de mula o la suculenta torta de tamal, y bueno, mi desamueblada cabeza dicta que escriba sobre las vacaciones, pero decirles lo que hice en 3 semanas de asueto, simplemente lo resumo en: Si quieres saber cómo estás, basta con quedarte callado y te darás cuenta del daño que tú cerebro te hace.

Y es que la conciencia ocasiona más insomnio que 2 tazas de café, y el ocio… ¿La neta a quién tiznados se le ocurrió decir que quienes fomentan el ocio generan algún vicio? Es un tiempo libre nada más, no esa pinche prejuiciosa condición perversa que se le atribuye a quienes no saben qué hacer con sus días de asueto, en un día libre puedes descubrir que nuestra imaginación es el único espacio que tenemos de libertad. Es precisamente cuando imagino que tanto el aburrimiento como el hartazgo son detonantes motivacionales para que algunas personas decidan evadir su realidad por unos cuantos días y marcharse a sitios distintos, es decir, escapar de sí mismos.  

Lo que me parece injusto, es que luego quieran compartir sus escapadas con quienes ni ganas tenemos de hacerlo -además, ni nos importa si fueron hasta el Congo con tal de escaparse de sus vidas-, bajo el pretexto de la urticaria que el ego les justifica su actuar, entonces uno recibe en las redes sociales fotos de los sitios que están visitando, es por eso por lo que, en estas vacaciones sin salir de casa, conocí Colombia, Las cataratas del Niágara, Alemania, navegué por el río Ámstel que atraviesa la ciudad de Ámsterdam, conocí comidas extrañas que ni sabía que existían, museos extraordinarios, por cierto, ¿ellos ya conocerán los museos de nuestro estado?

Para quien firma lo que escribe, viajar no me proporciona esa sensación de libertad, pues si vivimos en una sociedad donde libertad es hacer lo que las leyes permiten, así, vayas a donde vayas, algún día, ten la plena seguridad de que regresaras a esa rutina tan cotidiana que nos fuimos creando, y que por cierto, es la que nos brinda el sustento de cada día, entonces no se me agüite si ya está de regreso en su empleo, mejor agradezca a quienes se lo ofrecen contar con uno y no formar parte de la estadística del desempleo.

jueves, 4 de julio de 2024

Los herederos del MetroFLOG.


Hace 9 años que cerró MetroFLOG, ¿se acuerdan? Ese blog fotográfico en español con sede en Buenos Aires, Argentina, a través del cual sus usuarios subían fotografías recibiendo “firmas” como recompensa, ¡todavía no se inventaban los adictivos “like”! En aquellos tiempos -frase de inicio bíblico- los internautas llamaban “picas” a las fotografías. Además, la primera “influencer”, que aún no se clasificaban de esa patética forma, fue una adolescente de Hermosillo, Sonora, de nombre MoniiCa MurillO, quien con su estilo aparentemente emo, era la que imponía moda en las fotos.

A ella le debemos esas selfies sacando la lengua hacia la izquierda, que tanto adolescentes y adultos se toman. Por cierto, los perros hacen lo mismo para refrescarse del calor. No olvidemos el aporte tan grafico como la boca en piquito y los dedos en V, al estilo Ringo Starr. ¡Gracias, Mónica Murillo!

En la actualidad, abundan las fotos de personas dando brincos con las rodillas dobladas y los brazos en alto al muy estilo de “Muchachitas” -aquella telenovela de principios de los 90’s, con una Kate del Castillo, bien chamaquita-. Ahora que tenemos instituciones de fotografía, donde la preocupación máxima es salir en la foto que después se lucirá con presunción en WhatsApp o cualquier paupérrima red social, y que muchos ufanamente especulan que por el simple hecho de salir en la foto hacen creer a sus seguidores que el evento fotografiado es de ellos, a pesar de que a veces ni aportaron un gramo de su escaso intelecto, en conclusión, hay más ego que talento en esas santísimas instituciones. ¡Eso sí, que importante se miran!

jueves, 27 de junio de 2024

No voy en tren… voy en camión.



Tenía desde la pandemia que no utilizaba este lujo de autotransporte que los colimenses deberíamos de sentirnos orgullosos de contar con ellos, pues desde antes de que hubiera más coches que personas, como en la actualidad, eran el principal medio de transporte, ahora con el cambio climático pues a muchos se les hace como si viajaran en una rosticería sobre ruedas, naaaaa, es parte del folclore, así como algunas frases que le robo a Chava Flores para que esto se leya rete bonito. ¿A poco nuestros camiones sí que son bien grandotes y rapidotes? ¿Aún se podrá viajar con gallinas como antaño? O ya de perdida con la mascota. Pero eso sí, los pasajeros continúan cargando en ellos los huacales repletos de pitayas, costales con elotes y hasta nopales. ¡Hey, sin raspar el mueble!

Se agradece la preocupación del chófer, vigilando siempre la seguridad de los pasajeros, con esa amable frase: ¡Que se quite de la puerta! Su incansable preocupación por la salud de los que ahí viajamos con la alerta sanitaria de: ¡Oiga que aquí no se fuma! Sin faltar esos deseos por atender el cupo, y con amabilidad pide que nos vayamos pa’atrás, que aún hay lugares para-dos, arrímese más pa’allá, eso sí, sin arrejuntarse tanto que podría incurrir en faltas a la moral de tanto arrepegón. Y para no extrañar La Montaña Rusa, en cada frenada tienes una regresión a la feria, na’mas, absténgase de sacar las manos por las ventanillas y evite tomar fotografías con flash.

Desde las ventanillas, uno puede admirar el paisaje de nuestra amada y odiada urbe, adiós, mi linda Guadalajarita con su monumento a La Madre, ese que tiene más piedra que…, atrás dejamos La Normal y la clínica 11 del IMSS, sigue a través de la asfaltadas calles de la Avenida San Fernando, zigzagueando entre baches tipos cráteres lunares y kamikaze repartidores, no puede faltar en cada semáforo en rojo un show de equilibristas, que hasta el mismísimo Cirque du Soleil  los quisiera en su espectáculo de París; antes de darle vuelta a la ex glorieta del DIF, un ejército de vendedores ambulantes nos ofrece patitos y pistaches de a 10, luego sigue el Camposanto por la Camino Real, si en 2 horas no regreso, guárdenme una tumba allí y, si me gana la nostalgia chance hasta la Maclovio me voy. No me voy, me lleva el camión por unos pesitos hasta la Universidá.

jueves, 20 de junio de 2024

A medio siglo.


En los seres humanos se dice que, al llegar a los 50 años, se empiezan a experimentar una serie de características, como esos bochornos de sentir calor, pero… ¿Qué aborigen de nuestro estado no es cómplice del calor? Dicen que a esa edad se duerme menos, o sea, uno puede soñar durmiendo y soñar despierto a la vez; 50 años también es un punto de inflexión en la vida, es un momento en el que se puede mirar hacia atrás y reflexionar sobre las décadas que han pasado, mientras vamos preparándonos para abrazar lo que viene.

Este año, El Comentario celebra su aniversario número 50, y es un momento propicio para reflexionar sobre el impacto que ha tenido en el periodismo universitario y la enseñanza del periodismo en la Universidad de Colima. Durante estos 50 años, El Comentario ha sido un referente en la difusión de información y análisis sobre temas de interés para la propia Alma Máter y la sociedad en general.

El periodismo que se fomenta en la Universidad de Colima, además de ser una práctica que se basa en rescatar la memoria de lo que acontece en el estado, también es un mecanismo de difusión de las labores universitarias, las cuales van quedado perpetuadas para las generaciones futuras en sus páginas, tanto las artesanales que aún se conservan, como en la web de El Comentario. Imagino que por ello es reconocido por su calidad y aportaciones, pues en él, eclosiona el periodismo universitario tal cual teóricamente las y los estudiantes de la Facultad de Letras y Comunicación las asimilan: una actividad de mediación informativa, investigación y análisis sobre temas de interés para quien disfrute de la lectura o quiera informarse. En este sentido, el periodismo universitario debe sujetarse a los principios universales, como la objetividad, la pertinencia y la originalidad intelectual, incluso en estos tiempos que con la ayuda de la IA, uno puede hacer cosas tan difíciles, sencillas, como este artículo, que probablemente ni yo lo escribí.

Aunque existen programas de formación universitaria como los de la FALCOM, relacionados con el campo de la comunicación, no hay exigencias institucionales que impidan a personas con otro tipo de formación, aportar en las redacciones de El Comentario, como quien firma lo que escribe. Tanto El Comentario como el suplemento cultural El Comentario Semanal, han sido un espacio para la reflexión y el análisis sobre los temas más relevantes de la sociedad colimense, y han contribuido a la formación de periodistas que han ejercido influencia en la difusión de la información y la crítica social, como… la verdad, iba a escribir nombres y apellidos en este párrafo, pero como no quiero lastimar egos por alguna omisión, mejor así que se quede.

En conclusión, los 50 años de El Comentario son un legado en el periodismo universitario y la enseñanza del periodismo de nuestra Máxima Casa de Estudios, siendo un referente en la difusión de información y análisis sobre temas de interés para la comunidad universitaria y la sociedad en general. Su compromiso con la formación de periodistas y su defensa de los principios universales del buen periodismo son un ejemplo a seguir para otros medios y educadores, es un medio de información a pesar de ser tan joven como para cumplir 50 años, y es que, quienes continuamos colaborando, nunca dejamos de aprender.