jueves, 30 de marzo de 2023

¡No lo leas, algo horrible te puede pesar!


Si todavía no alcanzas a que te den la tarjeta del Inapam, pero en la noche al acostarte te duele hasta el cartílago de las orejas y como que sientes que el Mamisan Ungüento ya no es tan efectivo como antes, además, ya le aumentaste el tamaño de la letra al celular y sigues creyéndote esa inocente idea de que el Emoji de la popo es un chocolate Hershey, de seguro eres de los que creen devotamente todos esos clickbait, es decir, encabezados sensacionalistas, oraciones milagrosas,  titulares exagerados que por curiosidad cuando viajas al multiverso de la Internet te encuentras y para leerlas o verlas, pues inocentemente aceptas las cookies, eso le da puerta abierta a los creadores del sitio web que se visualizó, para dar seguimiento de tu historial de navegación, para luego ofrecerte más y más contenidos similares.

Entonces no te extrañe que cada vez que consultes con fines científicos YouTube, te encuentres puros videos de gatos, simplemente porque abriste ese titular sobre: “Gatita que estaba de parto fue abandonada con una nota pidiendo ayuda”, ¡weeee, mordiste el anzuelo! Así como en la pesca, los pececillos ven un cebo, lo muerden pensado que es comida, de pronto, ¡zas! son atrapados por el pescador, tal cual sucede con los clickbait, cuya palabra se traduce como “cebo de clics”, y cuyo objetivo es captar un titipuchal de visitantes a esa página, aparte de ello, mientras lees la nota aprovechan para colarte un sinfín de anuncios con las cookies, en donde por atracción o por error les darás clic, abriéndote otro montón de “galletas”, y así sucesivamente.

También te los puedes encontrar en esos bobos “estudios” que en la actualidad proliferan y que todos dicen realizar, como: “Estudio del 2023 demuestra que los pantalones khaki provocan disfunción eréctil”, si decides leerlo, lo más seguro es que a partir de ello cada vez que abras Google en el celular, te lloverán los promocionales de las pastillas azules y no son precisamente Halls. Por lo pronto no se dejen apantallar con esos datos horribles y perturbadores que les lleguen, las cadenitas milagrosas o los rimbombantes titulares, con los momentos que a diario vivimos hasta nos sobran.

jueves, 23 de marzo de 2023

El Edén de la comida.


No fumo, no me alcoholizo los fines de semana ni fiestas de guardar, pero… la comida, esa sí que me gusta un buen, algún vicio debía de tener. Razón por la cual estoy GORDO, sí con mayúsculas, pues ni me acompleja, menos aún me traumatiza, ¡así como va, que salga lo que tiene que salir sin arrepentimientos! No voy al Gym – ¡ándale, con acento
 fifí! -, pues consciente estoy de que nunca me pondré como el instructor, pero sí sé que, entrándole a los chicharrones, llegaré a la talla del ñor que los carga sobre su cabeza en la batea.

A veces en los momentos de lela, que para quien firma lo que escribe son un titipuchal, experimento tristeza por mis cuates que están en los Yunaited Estaites que no le pueden entrar en el desayuno a unos “chilakillers mexinacos” o los tacos de tripita, aquí, en mí siempre bien amada UCOL, para chilaquiles sabrosones nada como los de Doña Silvia en la cafetería de Mercadotecnia, ya sean verdes o rojos, con pollo o con su huevo estrellado arriba, de esos que levantan el ánimo a nivel correcto, además, sus bolillos con nata son la pura sabrosura -¿los millennials sabrán qué es la nata o de dónde se obtiene?-, eso sí, hay que ir bien tempranito, pues cuando sale la raza al receso, con el puro antojo te vas a quedar. Pasando doble renglón y sin salirte de la raya, están las tortas de taco que vende la ñora del estanquillo que se ubica afuera del ingreso a los bachilleratos 1, 2 y 3 -tamarindo, jajaja-, están bien pasadas de bestia, ¡es imposible resistirse a comer algo tan suculento, la orgía ancestral del tragón!

Si eres de esos villamelones -la verdad, es que desde pequeños sus jefecitas no les daban ese tipo de comida- que se creen moralmente superior por degustar comida mexicana-vegana, pos la neta, ignoran lo que se están perdiendo, no hay como echarse un troncho de trompo al pastor bien picadito, revueltos con la piña azada en un mega y patrimonial taco con las 3 salsas que ahí ofrecen y el limón para cortar la gastritis, ¡chale, eso es de reyes! Acá, los tuxpeños de Doña Rosa, ese estanquillo a las afueras del ingreso de la Facultad de Contabilidad, no se humillan ante cualquier taquero que dice vender los mejores, son la neta del planeta, los de carne, papa, chicharrón y, sin faltar esos de frijoles que yesca pura son para cualquier delicadeza, como dijera Chayanne, ¡Eeeesssooo!

No pretendo para nada intentar ser un gourmet, creo que tal vez un foodie pueque si, uno que chambea el doble para darle de comer a 2 estómagos, el mío y el de repuesto, el mismo al que de niño mamá obligaba a comer, sí, a la fuerza, porque jugar era lo más chido en aquella antediluviana época, ahora que voy al médico cada mes, me sale con el cuento de la dieta, le digo, ¿doc, si toda la vida los seres humanos hemos buscado la estabilidad económica para comer y ahora usté por qué me la quiere quitar de la boca?

jueves, 16 de marzo de 2023

¡Aprende en 60 segundos o te devolvemos tu ocio!



La sabiduría de las actuales generaciones aparte de Wikipedia, ahora es enriquecida con elementos visuales, que duran 30 segundos, que para algunos resultan aprendizajes divertidos y originales; los retos extraños como el “The hanger reflex”, ese de introducir la cabeza en un gancho para colgar la ropa y que involuntariamente esta gire, persisten, con cibernautas animándose a hacerlos con tal de comprobarlos. De acuerdo con Christina Bucknell Bossen y Rita Kottasz en una investigación realizada en el 2020 (Uses and gratifications sought by pre-adolescent and adolescent TikTok consumers), aseguran que los adolescentes con deseos de expandir sus redes de contacto, en su constante búsqueda del reconocimiento social, la autoexpresión, prefieren TikTok, lo que me da la impresión de que los jóvenes se llegan a creer ese cuento que tanto Instagramers y YouTubers les hacen creer que lo que cuenta es el talento y no un título profesional.

Si a ello le sumamos que los usuarios se chutan los vídeos completitos, les dan Like, incluso los guardan en sus favoritos o los difunden en sus demás redes sociales, ¡tómala, para quienes estamos frente a grupo! Esos profesores que nos sentimos bien chipocludos de modernos por emplear un proyector que fue creado hace 23 años, con diapositivas en PowerPoint cuya invención del programa data de 1987, y, continuamos ocupando un aula que desde el Medievo ha conservado la misma ergonomía, entonces, los contenidos programáticos de nuestras asignaturas, por más que nos esforcemos nunca llegarán a competir con vídeos de 30 segundos a un minuto, ni serán tan divertidos y ni tan “originales”.

La luz al final del túnel, la podemos encender nosotros, recordemos esa frase de San Lupo de Troyes (Circa 383 – 479 d. C.), que utilizó como estrategia para vencer a Atila: “Si no puedes con tu enemigo, únete a él”, razón por la cual educadores, pedagogos y docentes de España en su búsqueda por compartir conocimientos y contar con la atención de sus discípulos han implementado TikTok como una plataforma más de aprendizaje, en donde se promueven temas de arte, matemáticas, física, literatura, historia e inglés. Así nace @elfisicobarbudo, alter ego de Adrián García, quien aborda temas de física, mate y otras movidas tope tochas, mientras que para aquellos que les interesa el lenguaje de Shakespeare, Caroline -sí, como la canción de Neil Diamond- Franks, a través de @speakenglishnow proporciona tips para hablarlo, escribirlo, así como dominar los tiempos verbales.   

¡Híjole, ya me vi! Un cincuentón intentando generar contenido a través de la lente del celular sin caer en lo ridículo, autoconvenciéndome con el mantra: “Si nuestros políticos pudieron, yo puedo, este sí me sale”, para después de varios intentos comentarles a mis colegas: “Me he hecho TikTok… y ahí también soy el peor docente”.

jueves, 9 de marzo de 2023

El “non plus” ultra de la tecnología.



Cuenta la historia que Aristóteles, el mero chipocludo teacher de Alejandro Magno, con tal de persuadir a la sociedad de su tiempo, elaboró un conjunto de reglas que describían una parte del funcionamiento de la mente para obtener conclusiones racionales, lo que años más adelante alguien llamaría “Lógica Aristotélica”, ¿este individuo contaría con la aprobación del estagirita?  ¡Qué falta de respeto! Si el sabio viviera en la actualidad, se volvería a sepultar con la pena de ver que la tecnología nos ha superado, a tal grado que los llamados teléfonos y relojes inteligentes ni siquiera son aprovechados el 25% de su operatividad por sus usuarios, si no cree lo que escribo, pregúntese, ¿para qué necesitamos un celular de última generación? Si no es para alardear de poder adquisitivo entre nuestros conocidos, lo bueno sería para hacernos la vida más fácil, pero no, es nada más porque está de moda.

En las aulas, con el uso de la calculadora a algunos alumnos les resulta dificilísimo realizar procesos aritméticos mentales tan simples como una división o multiplicación, ¡híjole y de la potenciación, ya ni hablamos! Aparte del cansancio visual, los problemas físicos por la mala postura o de plano las horas nalga que pasamos frente a las computadoras o el teléfono, es más sencillo perder el tiempo en sitios web que dispersen y a la vez distraigan cuando nos queremos sentir investigadores de Google y lo único que encontramos son portales de dudosa procedencia que enriquecen nuestro bagaje intelectual de nuevos conocimientos falsos o poco confiables, bueno, todo sea en pro del desarrollo de estrategias del mínimo esfuerzo.   

Abusado “mi Mai”, cuando se crea ese Non plus ultra de la tecnología, no se me entretenga en distracciones ni disperse en informaciones no fiables, que de tanto buscar le acarreen un sedentarismo de la patada, por cierto, eso de “non plus ultra” es un errorcito, pues este lema latino significa “no más allá”, y que, según eso, Hércules esculpió sobre dos pilares en el Estrecho de Gibraltar con tal de señalar el límite del mundo, ¡ahíta la cosa, puro copiar y pegar información sin entenderla!

jueves, 23 de febrero de 2023

¡Atínale Memo, atínale!



Estamos ante el umbral del Nuevo Marco Curricular Común, de entrada, el nombre nos es familiar, pues quienes nos involucramos en la educación media superior, ya habíamos conocido a un currículo con un nombre semejante, de acuerdo a su teoría esta nueva propuesta impulsa dos componentes: el currículo fundamental y el currículo ampliado que promueven una serie de aprendizajes en donde se articula la cognición con las emociones, ambos términos pudieran generar cierta confusión entre la comunidad docente, pues se hace alusión a conceptos como Logro de Aprendizaje de Trayectoria, Procesos Cognitivos y los Experienciales, en donde remite al profesor al origen de un tema o contextualización para que sea comprendido por sus alumnos.

A partir de esta idea se crean las progresiones de aprendizaje, en las cuales los docentes plantean los temas medulares de sus asignaturas de acuerdo a cierto contexto histórico, con ejemplos e indicadores, evitando incluir tópicos, es decir, no redundar. Aquí, es donde, quienes impartimos clases, podemos incurrir en el fomento de disonancias cognitivas entre el estudiantado, cambiándoles la percepción que ellos recibieron de un tema en otra asignatura, por la nuestra, pues si no lo sustentamos con una buena fuente bibliográfica, continuaríamos reforzando esos aprendizajes de orejita como los mitos que los abuelos nos narraban, aquellos que no sabíamos si de verdad habían ocurrido o de plano eran un refrito de varios hechos que al mixturarse, pues uno los creía verídicos, haciéndonos la idea de una verdad absoluta de todas esas invenciones.

¡Híjole! Aquí uno le tiene que entrar al quite como aquel héroe ballestero -porque utilizó una ballesta, no porque así se apellidaba- de la independencia suiza, colocar la manzana sobre la cabeza de los adolescentes y todo dependerá de la buena o la mala puntería que nuestro Guillermo Tell de la docencia tenga ese día, pero no se me desanime, si las progresiones se diseñan a partir de grupos colegiados saldrá algo bien hecho que contribuirá a la formación de los alumnos, además, no olvide que como bien nos lo recuerda el músico y cantautor cubano Carlos Varela, algún día esos chamacos se aburrirán de la manzana sobre su cabeza, crecerán y ahora ellos van a tener que tirar la flecha, probando su valor al utilizar nuestra ballesta.

50¢, entre la marginación y el racismo social.



Existe en nuestro país un racismo tan arraigado y cruel como ese de regatearle a los vendedores artesanos callejeros sus productos – ¡oye, ya ni la amuelan, los agarran todos asoleados y cansados de su carga, pues así ni modo de que no jalen! -, exigirles a las empleadas del hogar que además de barrer y trapear la casa, que les laven y planchen por el mismo pago, ¡hágame usté el favor! Pues ahora resulta que hasta las monedas son víctimas de esta lamentable discriminación, tal es el caso de nuestra monedita de 50¢ que lleva con nosotros desde aquel 6 de agosto del 2009, ni estorba al bolsillo, pues cuando mucho pesa 3.103 gramos, mide 17 mm, y lo más importante, cuenta con un valor de intercambio, es decir, si vas a depositar al banco $1000.00, pero nada más tienes $999.50, eso será lo depositado y no mil pesitos como te imaginabas, recuerda que ellos no le entran al redondeo.

Es tanta la segregación de estos centavos que los conductores de camiones urbanos cuando les he pagado con ellos mi pasaje, una vez que los reciben las han tirado por la ventanilla o por la puerta de ingreso a la unidad mientras se arrancan, los limosneros también les hacen el feo, es más, cierto día en una de las cafeterías “de acá”, el personal que atiende, contaba las propinas y mientras lo hacían noté que separaban a las de 50 centavos. Primero pensé que era para darles un orden, pero mi sorpresa fue cuando las echaron al bote de los desperdicios, ¡weee, las podían haber cambiado en la caja para el vuelto! Pero no, era más fácil apartarlas de su vista.

Meses más tarde comprendí tal actitud de las dependientas, a través del empleado de una conocida carnicería que se ubica por la calle Balbino Dávalos en donde los fines de semana ofrecen el servicio gratuito de asar la carne, fue al momento de recogerla en el que me doy cuenta de que para la propina solo tengo una moneda de la multicitada denominación y, que, al no tener más, pos la deposito en una especie de recipiente que a pulso alguien le escribió “propinas”, agradezco al personal y me retiro. A los 15 días, cuando regreso, una vez que recibo la carne, el mismo empleado con tono molesto me indica que a él la empresa le paga por brindar sus servicios a la clientela, por lo tanto, no es necesario que le deje ninguna propina, y menos cuando le doy 50 centavos, que, para él, es una forma de sobrevalorar su desempeño, que se le hace una total falta de respecto a su actividad que con gusto ofrece, ¿entonces, para qué pides propina?

Ahora comprendo la razón por la cual son rechazados los 50 centavos, pues las veces que al trabajador de la carnicería le dejaba monedas de 10 o de a 5, es más, hasta de un peso, ni chistó, entonces es el condenado prejuicio, que a la moneda del “Anillo de la Aceptación de la Piedra del Sol” muchos le tienen, y al parecer es la única, pues la de 10 centavos es amada tanto por abarroteros, algunas casetas de peaje y los supermercados, que prefieren quedárselas redondeado la cifra a su favor que dártelas de cambio.

jueves, 9 de febrero de 2023

Ladran, Sancho…



Dicen que El Quijote de la Mancha, es el libro más citado y menos leído, de entrada, quien firma lo que escribe ni lo ha terminado de leer – ¡hágame usté el favor, con la edición del IV Centenario editado por la RAE! -, es más, cuando cambié de domicilio fingí olvidarlo en la casa materna, hoy ya ni sé dónde quedó. Recuerdo que el interés por adentrarme en sus páginas era para conocer a Dulcinea del Toboso, esa musa inspiradora del amor de don Alonso Quijano, dama que por cierto nunca pronuncia palabra alguna, ya que se trata de puro alucine, pues no hay que olvidar que además del bachiller Sansón Carrasco, el león y los gigantes (molinos de viento), la imaginación era su peor enemigo de El Caballero de la Triste Figura.

También incitado por el tiznado morbo de encontrar el multicitado texto “ladran, Sancho, señal de que cabalgamos”, que muchos utilizan para verse letrados y a la vez ufanarse de que, a pesar de las críticas, los obstáculos y problemas se continúan teniendo éxitos y, siento decirles que en lo que pude leer de sus dos partes de la obra de Miguel Cervantes, no lo encontré, es más, ni alguno parecido. Más, según artículos del Mallorcadiario.com y en el blog “20minutos, ya está el listo que todo lo sabe” del barcelonés Alfred López, existe una expresión semejante en un poema titulado “Ladran” (Kläffer) del alemán Johann Wolfgang von Goethe, publicado en 1808, es decir, 203 años después de que vio a la luz la primera parte de El Quijote, entonces se concluye que con el paso del tiempo de oreja a oreja dieron origen de manera errónea a la cita.

Y como estoy seguro de que no terminaré la lectura del Quijote, para darle un final me sumo a la letra de aquella canción de Luis Mariano llamada “Rocinante”, en donde, una vez que el dueño del noble corcel, es recluido en algún hospital de La Mancha cuyo nombre no puedo recordar, se volvió un penco, finalizando su cuadrúpedo andar en alguna carnicería transformado en chorizo, mientras la joven Aldonza Lorenzo, por los chismes de las vecinas se enteró que alguna vez fue inspiración onírica del último caballero. Mientras en la época actual, el hijo de mi vecino le dice a su apá que en la escuela se burlan del Tsuro II que tienen, mientras él responde: “¡ladran, m´hijo, cabalgamos!”