miércoles, 30 de enero de 2013

Abusadores


El abuelo solía decir, “quien no abusa, lo usan”; para él todos en algún momento de nuestra vida hemos recurrido al uso o aprovechamiento excesivo e incluso hasta indebido de algo o de alguien, ya sea para beneficio propio o simplemente para perjudicar; ciertas veces solemos abusar de forma inconsciente, ni siquiera nos percatamos de la utilización indebida que hacemos de las personas o de los objetos, más si es una falta de respeto a la buena voluntad de las personas cuando se hace con toda alevosía .

Así vemos a servidores públicos extralimitándose de sus funciones, queriendo obtener ganancias extras de su desempeño laboral, solicitando la clásica “mordida” a cambio de un favor o de hacer más rápido ciertos trámites; oficinas convertidas en cibercafés, donde sus empleados en lugar de cumplir con los servicios pierden el tiempo chateando, consultando el Facebook y Twitter, mientras la fila de usuarios se asemeja al de una tortillería; trabajadores que después de checar puntualmente su ingreso al empleo, tardan hasta treinta minutos en ocupar sus puestos laborales y para colmo, al final de la jornada toman veinte minutos para “enfriarse”, antes de checar su salida.

Jovencitos que se devoran carnalmente en cualquier momento y después de que decidieron unir sus vidas en santo matrimonio ni la mano se quieren rozar, eso es mimetizar el uso con el abuso; empleados que almuerzan al arribo de su jornada, desayunan a la mitad y al final deben de llegarle al desempance; el invitado que convida a otros o el peor de ésos, el que asiste a un evento sin ser invitado.

No puede faltar “sobrinitas”, ese individuo que espera a que termine un festejo o cumpleaños de algún compañero de la chamba, para aprovecharse de lo que sobró para llevárselo a su casa; es cuando uno se pregunta, ¿su situación económica será tan precaria que no le alcanza para solventar sus propios alimentos? Considero que es patético observarlos cómo esperan cual carroñeros a que el tigre devore a su presa para degustar lo que dejó.

Decepcionante cuando esa persona a la que confiaste algo en particular, lo convierte en secreto a voces y el último en enterarse de que todos lo saben eres tú; peor la dolida divorciada que divulga cual voceador tus torpezas en el plano sexual a las personas que te conocen, ¡imagínate que todos sepan que eres la avena durante el coito, por eso de los tres minutos! Lo que más me zurra de los aprovechados, es cuando les prestas ya sea dinero, libros, discos o películas, y se incomodan cuando les pides que lo devuelvan, es más, si se trata de centavos, peor, se hacen los ofendidos despotricando sobre tu persona.

Como consecuencia de todos esos individuos que recurren a ciertas argucias con tal de obtener un beneficio particular, recomiendo ponerse aguzado y no dejarse abusar, si alguien tiene interés en ti o en esas cosas que a duras penas has conseguido, mejor dile que lo tuyo no es ser beneficencia pública ni mucho menos altruismo para holgazanes, pues tu esfuerzo te ha costado adquirirlos para que otros disfruten así nada más por puro gusto; si te clasifican de egoísta no importa, pues las razones sólo uno las conoce; además, no siempre somos monedita de oro.

miércoles, 23 de enero de 2013

Chafireteando las cuotas


Contamos desde hace unos meses con la nueva tarifa de servicios de taxis, si mal no recuerdo no había existido incremento alguno desde el 2009, entonces durante el 2012, Lustitia se destapó un ojo vendado e inclinando su balanza apuntó la mirada a los chóferes del estado y por ende a sus respectivos patrones. ¿Fue lo justo? Pues si no existieran tantos arbitrios con los aprovechados chóferes que engrosan sus billeteras y las de sus jefes ingeniándoselas para cobrar más de lo debido, otro gallo cantaría.

Ya que menciono a los concesionarios, la verdad no sé si éstos sean tan exigentes de los dividendos que reciben de sus trabajadores que les obligan a extorsionar a los usuarios del servicio de transporte; digo si la recién estrenada tarifa pasó de trece a quince pesos como mínimo de pago en la demarcación Colima-Villa de Álvarez y cinco pesos más dependiendo de la zona que se cruce, ¿por qué cuando coinciden entre la división de una zona y otra, intencionalmente dejan su pasaje en la siguiente para cobrar más?

Además de la ilegalidad en los cobros, algunos vehículos dejan mucho que desear, pues al abordarlos te llega el ramalazo del olor a humedad u otros desagradables aromas que los conductores despiden, en cuantito ocupas el asiento cual faquir descubres los puntiagudos resortes desde la espalda hasta el oveder, además algunos de tan vencidos que se encuentran del respaldo provocan un ligero Déjà vu sobre las futuras visitas al dentista o en el peor de los casos al psicólogo, si no te hundes en el asiento existe la probabilidad de experimentar la sensación de estar en el juego de “La Cabaña del Tío Chueco” del Six Flags e incluso te ladeas tanto que a simple vista das la impresión –cuando es hacia el chofer– como si se fuera a intimidar con él al arrejuntártele, cuando la inclinación es del lado de la puerta corremos el riesgo de salir expulsados cual MiG 35, y si decides ocupar los asientos traseros, debido a estereotipos como “El Chófer y la Señora Daisy”, los taxistas se ofenden gracias a sus prejuicios.

La imagen de los conductores algunas a veces no es la adecuada, me he topado con sujetos que usan gafas oscuras tipo televisor de bulbos siendo de madrugada, camisa interior al aire, si bien nos va, pues en épocas de calor hasta la pelusa enseñan cual chicharrón; sus charlas la mayoría de las veces si no es para sondearte asuntos particulares semejante a una declaración judicial sin tehuacanazo, es para presumir sus promiscuidades o demostrarte lo macho que son chuleando a las peatonas de buen ver.

El equipo de banda CB en lugar de utilizarlo como un canal que agilice el servicio que prestan, lo han convertido en un hobby que disminuye el aburrimiento en tiempos de ocio a través de un sinfín de leperadas y vulgaridades que fácilmente expresan sin el menor recato, es más, no miden su lenguaje a sabiendas de que algunos pasajeros pueden ser damas y niños.

Ahora con su esquema de jubilación o pensión se agudiza más el mal servicio que ofrecen, el cual consiste en otorgarle una plaza imitación tipo “viene-viene” a los chóferes que por alguna razón ya no pueden continuar conduciendo, donde estos se empoderan de los espacios donde más usuarios confluyen para acomodarlos en los taxis que ellos requieren, es decir, te preguntan a dónde te diriges y conforme coincides con otros transforman el coche en sardina, lo cual le retribuye mayores dividendos a sus colegas y por ende ellos tienen que gratificarles el favor con algunas monedas, que recuperarán incrementando la tarifa a la clientela.

Ante tales despotismos o tranzas del chafirete, ¿con quién contamos para defendernos? Pues hasta donde he sabido, la Dirección de Transporte no puede sancionarlos, más si tiene la capacidad de llamarles la atención – ¡si te portas mal, le voy a decir a tu apá!–, entonces, ¿de qué sirvió que cada unidad de transporte público traiga consigo la tarifa y el croquis con las zonas? Si ambos documentos permanecen siempre entre el tablero del vehículo y el peluche de adorno bien guardadito, haciendo efectivo el rezo del que no tranza, no avanza, que bien pudieran colocarlo de lema en la parte trasera de su coche.

miércoles, 16 de enero de 2013

¡Yo no fui!


Existe un adagio popular donde se dice que la culpa es una fea dama a la que nadie le llama la atención echársela, pero en sí, ¿qué es el sentimiento de culpa? Es cuando alguien asume la responsabilidad de su conducta después de haber cometido un acto positivo o negativo, más en la mayoría de los casos negativos, rara vez se tiene la capacidad de afrontar las consecuencias de esas acciones.

Precisamente en estos días de vacaciones tuve algunas experiencias donde las personas pusieron de manifiesto su evasión por hacerse responsables de las negligencias que cometieron; la primera de ellas fue en una conocida lonchería que se ubica por uno de los periféricos de nuestra ciudad.

Los que acuden a ese lugar saben que, de entrada, nadie les toma la orden, lo único que hacen los pseudo meseros –pues a veces hasta el personal de la administración toma esta función– es proporcionarte el menú y un bolígrafo para que tú mismo anotes el pedido; esta viene siendo la primera evasión de su compromiso servicial. Una vez que mi pareja y yo seleccionamos el almuerzo, esperamos aproximadamente treinta minutos a que los empleados concluyeran sus respectivos desayunos, pues llegamos en el momento en que todos disfrutaban de sus sagrados alimentos. Ahora me explico por qué a esa hora el lugar se encuentra repleto de clientes, pues no hay nadie quien los atienda debido al tiempo del lunch.

Fue la cocinera quien les avisó que nuestra orden ya estaba; entonces, el mismo individuo que nos entregó el menú nos llevó a la mesa los platillos. De pronto mi acompañante, indignada, le dice que ella no pidió lo que le sirvieron; el empleado con cara de “¡yo no fui!”, sin pronunciar palabra alguna se retira a la cocina. Pasados cinco minutos vuelve esbozando un rostro sarcástico y nos restriega la orden, presumiendo que el error fue nuestro, pues la hoja presentaba tachaduras que la modificaban. Esto es fatal, ya que además de echarnos la culpa, nos quieren chamaquear.

Ante tal descaro e injusticia cometida hacia nuestras personas con tal de enmendar su torpeza, no tuve más alternativa que decirle a la administración que esa mañana sus empleados almorzaron ineptitud. La que ahí fungía como responsable nos ofreció disculpas, prometiéndonos que nos cobraría el pedido como originalmente se hizo y que ya no volvería a suceder, más el amargo sabor experimentado por el jugo de bilis acompañado de la torta de hígado quién nos lo quitaría en ese momento; es más, ni con una menta se refrescaría el aliento, aunque mentárselas a ellos tal vez nos regresase el buen humor.

La segunda ocasión donde se presentó otra falta de responsabilidad fue en esos restaurantes de comida japonesa que pululan en la ciudad, cuando después de recibir el pedido nos percatamos que uno de los tentempiés despedía cierto aroma semejante al de huevos podridos. Inmediatamente llamé; una vez explicado el detalle, el responsable amablemente justificó que efectivamente estaban conscientes de que el queso asadero se encontraba descompuesto, pero así se lo surtió el proveedor, o sea, ellos no son culpables, son otros.

Más, ¿si sabían de ese problema, por qué continuaban haciendo platillos con un ingrediente en mal estado? Acaso no es un engaño o, peor aún, una falta de higiene y salubridad en los alimentos. Pese a eso, el tipo ofreció compensar tal falta surtiendo el próximo pedido de forma gratuita, ¿soborno o disculpa? Usted decida, pero de nueva cuenta ellos quedan exonerados de responsabilidad.

¿A qué se debe la existencia de ese complejo de culpar a otros en lugar de asumir honestamente la responsabilidad? Simplemente porque fuimos educados para percibir los errores como escándalos y no como peldaños, pues sólo unos cuantos enseñan cómo afrontarlos y, lo más cruel, pocos son capaces de reconocer los méritos o logros en los demás cuando los aceptan.

miércoles, 9 de enero de 2013

¿Feriados oficiales o San Lunes?


Hace unos días un joven preguntaba a otro qué había hecho el día de año nuevo, al escuchar tal cuestionamiento reflexioné sobre la fecha que había mencionado y le di el crédito de que efectivamente el único día cuando es nuevo el año es el uno de enero, como lo indica el calendario, que las personas le deseen a uno 365 días de felicidad es muy distinto a que nos feliciten por estrenarlo pasada la citada fecha.

Ya que menciono el calendario, el de este 2013 está lleno de puentes, y no son precisamente esas construcciones que permiten librar un desorden geográfico o cualquier otro obstáculo y menos el intermedio que se sitúa a mitad de una canción, sino el arte o la magia que los diputados hacen de cambiar las fechas reales para que el día feriado coincida con un fin de semana.

Por esta razón los mexicanos esperamos con ansias a que el abarrotero nos “regale” el calendario y ser así fieles testigos de los posibles días de asueto o fines de semana etílicos que nos depara el año; haciendo su primera aparición el puente del mes de febrero cuando en lugar de conmemorar la promulgación de nuestra Carta Magna el cinco, lo haremos el día cuatro, entonces estimado lector borre de su cerebro a esa profesora de gelatinoso brazo que durante la primaria le hizo escribir dos planas sin pasar renglón que la Constitución se promulgó el 5 de febrero de 1917.

¿De qué ánimos se sentiría si su natalicio por el simple hecho de no corresponder a un fin de semana se tenga que reprogramar para hacer San Lunes? Imagino que decepcionado o tal vez insignificante, pues probablemente así se pondrá donde quiera que se encuentre el Benemérito de las Américas, este marzo cuando la niña con su uniforme de secundaria durante la ceremonia cívica al llegar al 21, lea la efeméride de Don Benito Juárez, y tenga que aclarar que nació en esa fecha, pero para hacer puente extraoficial se adelanta esta vez para el lunes 18.

Por fortuna el 16 de septiembre le correspondió en este 2013 ser lunes, entonces no existió pretexto alguno para modificar la celebración de nuestra independencia en la fecha que no debe de ser. Los aborígenes de la Ciudad de las Palmeras en noviembre tenemos por el hecho de estar en feria cuarentaiocho horas feriadas; el 18 de ese mes con el propósito de no quebrantar la racha de los lunes, se suspenden de forma oficial labores para conmemorar el 103 aniversario de la Revolución Nacional, evento que debiera de reconocerse históricamente el 20, pero por que este año tal fecha es el miércoles se pasan por el sobaco tan significativo hecho.

Existen meses exentos de San Lunes, pero algunos de ellos tienen su respectiva fecha fija, es más, si han observado las celebraciones que involucran aspectos religiosos son inmutables y para los meses que no tienen lo más seguro es que nuestro ingenio invente cualquier excusa para no ir a laborar, ahí tenemos a los albañiles, hábiles constructores y devotos de San Lunes.

A la luz de lo anterior, sugiero a nuestros políticos que para próximos años propongan que las semanas laboralmente inicien en martes y las empalmen con las celebraciones religiosas, esperando que con cierta ayuda celestial más gente evite transgredir el octavo mandamiento.

martes, 18 de diciembre de 2012

Guateques Guadalupe Reyes


Se nota el ambiente decembrino por todos lados, algunas casas parecen anuncios de Times Square de tantas lucecitas, por la calle pulula ese Santa Claus anoréxico sentado sobre el cofre de un automóvil publicitando las ofertas de la zapatería que se llama como apellido, tirando a diestra y siniestra caramelos que la chiquillada con tal de cogerlos ni les importa arriesgar el pellejo ante el kamikaze tráfico; el espíritu de la navidad tocó a mis ánimos, pues ya hasta coloqué el tradicional alemán árbol navideño, decorándolo con luces, estrella en la copa, angelitos de metal, lazos en color rojo y dorado, además de romper media caja de esferas al intentar colgarlas de las sintéticas ramas.

Con la llegada de este mes, sacamos lo abusivo que somos con todos nosotros, razón por la cual hemos creado el maratón de fiestas denominado “Lupe Reyes”, mismo que inicia el 12, día de la Virgen de Guadalupe, sumándose las tradicionales posadas, Noche Buena, Navidad, Noche Vieja, Año Nuevo, concluyendo con el 6 de enero, día de los Santos Reyes, son veintiséis días de comida en exceso, donde nos hacemos como el dólar norteamericano, nos vale un chicle el peso, rompemos piñatas y hasta embarazamos a cualquier damita que se olvide de los anticonceptivos, libamos uva fermentada en barricas, como si se fueran a extinguir, ¿cómo aguantamos tal trote? Desgastando nuestra condición física con las amanecidas, despilfarrando los centavos que no tenemos, pues aplicamos esa corriente filosófica tan nuestra del “¿y por qué no?”

Con tanto festejo es común en las oficinas, escuelas o cualquier centro de trabajo que aglutine a más de diez personas realice su pachangón, donde “convivan todos”, tratando de generar un ambiente de armonía, calor humano y afianzar lazos de amistad; son fechas donde ni te acuerdas de desperdiciar tu vida viendo tele aplatanado en el sofá sin moverte ni un centímetro o trasnochar disfrutando de esa película erótica que horas de placer te brindaba; si te encuentras con pareja estable, felicidades, pero si apenas vas a iniciar esa relación, pues lo más recomendable es que la pospongas, ya que probablemente te ponga freno a tu desenfreno fiestero, y recuerda son casi cuatro semanas donde tu pareja no te va a creer que te diviertes tantos días con tal de eliminar ese estrés que generó el año que concluye.

Cuando sea la clásica rifa de regalos entre compañeros, si eres de los que percibe un salario superior a los demás y te favorece la suerte con alguno de los obsequios, ten la plena seguridad de que más de cinco de ellos te estarán recordando la memoria de tu progenitora en forma de murmullo, pues para estos es injusto y no te lo mereces, así que mejor despídete del pomo, el iPod touch o la Tablet. En el intercambio, procura regalar cosas equitativas, no salgas con la mamarrachada de que, “esa persona que me tocó, lo tiene todo, y por lo tanto no sé qué darle”, grábate en tu memoria que siempre ese alguien requiere un poco de algo, y se supone que es a través de un regalo que demostrarás tu sentir hacia los demás, ¡y no vengas con la justificación de que tú no eres materialista! Si piensas así en tales fechas, lo más probable es que de codo o agarrado nadie te bajará.

Recuerda que durante todo diciembre, lo positivo o negativo de tus acciones en los guateques, no se quedará solamente ese mes, al contrario será un estigma para todo lo que te resta de vida, así que olvídate de que durante las celebraciones todo mundo vuelve a los eventos sociales de cuando eran estudiantes de bachillerato y se justificaba cualquier estupidez o nanguera que hacías.

Por lo tanto, si tus superiores se suman a la guasa y chascarrillos de todos, es parte de ese ambiente fraternal y no un pretexto para que te desquites con ellos haciéndoles bromas pesadas que les falten al respeto; también recuerda que se permitió el consumo de bebidas embriagantes como parte de esa camaradería del evento, no para que te comportes como perro sin correa. Ya que hablamos de estados etílicos, si con tres “caballitos” de tequila experimentas la valentía de tirarle el can a esa compañera que tanto te gusta o hacerle propuestas indecorosas, piénsalo antes –digo, si es que puedes–, pues existe la posibilidad de ser bautizado como el calenturas o rabo verde de la chamba. Borra de tu mente esa idea de que si tú estás ebrio, los demás también, y que ya en ese estado a muchos se las ablanda el corazón y son capaces de aflojar el calzón, o sea, evita intentar convertir un momento de sana convivencia en una orgía.

Un último comentario, cuando asistas a las festividades procura ir con la panza medianamente llena, ya que se ven ridículos todos esos que sólo están esperando los alimentos e incluso los exigen con tanta desesperación que se asemejan a cualquier infante de Biafra y lo peor, en cuanto terminan de degustar los platillos, si ya fue la rifa o el intercambio de regalos, se retiran e incluso algunos sin despedirse, ¿dónde está ese espíritu fraternal que se busca fomentar en ese tipo de fiestas?

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Atletismo encefálico


Durante la década de los ochentas de todos los juegos de mesa, el que más disfrutaba era el “Maratón”, el cual consistía en un tablero con líneas que se asemejaban al arcoíris, tarjetas con preguntas relacionadas a conocimientos básicos, historia, geografía, cultura general, artes, deportes y entretenimiento, ciencia y tecnología, las cuales se hacían al participante que caía en una de las casillas según lo determinaran los dados, si respondía de forma correcta avanzaba, pero si lo hacía de forma errónea, una ficha en color negro avanzaba el número de casilleros de ese jugador, a esa ficha se le conocía como la “Ignorancia”; y para colmo muchas veces, éste jugador virtual –uno de los primeros que yo sepa– resultaba ser el ganador absoluto del juego.

Este personaje y triunfador virtual del “Maratón”, casi siempre ponía en evidencia la carencia intelectual de los jugadores reales en torno al conocimiento general que debemos como individuos según nuestro nivel de estudios dominar. En sí la palabra ignorancia en sus raíces latinas que es ignorare, se traduce como “no saber” o “sin conocimiento”, lo que significa carecer de cierta información, en su acepción absoluta puede entenderse como un insulto, pero muchas veces quien ignora, vive en un error o es fácilmente engañado por cualquiera, es precisamente cuando la ignorancia se reviste de un valor de acuerdo a su carácter axiológico ante el conocimiento, pues no saber lo que es correcto o poseer una información errónea es una falta de respeto a la propia inteligencia de las personas, es decir, eso si es un insulto.

Lo anterior me remite a platicarles la anécdota de un conocido director el día que en una de las fiestas estudiantiles, ingresó un alumno de otra escuela ataviado de ropas femeninas con matraca en mano a sumarse a la algarabía, al respecto no hubo problema alguno, donde si lo existió, fue cuando el adolescente intentó entrar al baño de las mujeres, pues inmediatamente las chicas fueron a dar aviso, el director en buen sentido le pidió al muchacho que se retirara, entonces éste le cuestionó su solicitud, a lo que él argumentó que hasta la fecha en las escuelas no han construido baños para andróginos.

La molestia del joven además de su retiro obligatorio, también lo fue el adjetivo adjudicado, pues resultó ser un insulto debido a su analfabetismo funcional, entonces al abandonar la escuela amenazó a la autoridad del plantel de acusarlo a sus superiores para que lo despidieran; si este joven hubiera sabido el significado de la palabra andrógino, lo más seguro es que no se habría fastidiado, además debería estar consciente de que por el simple hecho de vestirse como mujer no tiene el derecho de ingresar al baño de damas, nuevamente en este juego gana la ficha negra.

Situación similar le ocurrió a un colega docente, cuando a sus alumnos les pidió de tarea como requisito para realizar una actividad, traer cuántos habitantes registró en el último censo nuestro Estado, así como el número de población según el género; la sorpresa fue que un considerable porcentaje le proporcionaron cifras hasta de diez dígitos con todo y puntos decimales; con tal de reconocerles el “esfuerzo”, registró la tarea como hecha, pero les solicitó que abandonaran el aula con asistencia, para evitar que entorpecieran el trabajo de los cumplidos.

No habían transcurrido cinco minutos cuando una de las autoridades del plantel le ordenó de forma tajante que regresara a los despistados, argumentando que en ninguna parte del reglamento escolar existía tal sanción, entonces le sugirió que les permitiera hacer el trabajo escolar, aclarándole que únicamente les asentara en la lista el error, o sea, quería que la clase fuera una simulación, imagino que si, como la de matemáticas donde estos mismos jóvenes aprueban pese a no saber leer cifras, en fin todo sea porque en el maratón escolar continúe invicta la ignorancia.

Más existen sujetos peores que los anteriores, los que fingen no comprender a la primera, con tal de prolongar el tiempo o los que presumen de desconocimiento para que no se les exija demasiado, esos son los mejores aliados de la ignorancia, pues entorpecen con su actitud cualquier nivel educativo, ahí si que ni por más que corra el felino morado GC nos podrá librar de ellos.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Los libros tienen la palabra


Este año la Feria Internacional del Libro en Guanatos, no fue mucho de mi agrado, no sé si porque acudí el día que más gente iba o así de aglomerado estuvieron los nueve días que se desarrolló; para empezar antes de ingresar, los staffs te pedían muy amablemente que compraras el boleto –el cual con credencial de estudiante, tercera edad o profesor costaba cinco pesos menos– y que después te formaras, una vez que hacías fila, al cruzar la puerta de ingreso comenzaba el desorden, pues veías a ese mar de personas moverse a donde les apuntara el pie.

Entre tal aluvión de gente, no podían faltar las escuelas primarias y secundarias cuyos estudiantes corrían por los pasillos cual si fuese el recreo, tomaban todo lo que los stands de las editoriales se suponía obsequiarían a sus clientes, es decir, al comprar observabas con ojos lastimeros como ese separador magnético que de mucho te habría servido en el seguimiento de la lectura, el gandalla púber se echaba a la bolsa de su camisa escolar el último, igual los posters de escritores que tengo la plena seguridad, estos confiscados chamacos ni siquiera sabrían quienes eran, y lo más seguro es que terminaría en la bolsa de basura de sus casas y no en el marco color marrón que uno le pondría.

Es más, era tanto el desconocimiento de algunos asistentes por los autores que Don Eduardo del Río García, paseaba como un visitante más por los pasillos, sólo pocos que si se percataron de su presencia se acercaron a pedirle un autógrafo, tomarse la fotografía o solicitarle la dedicatoria en algunos de sus textos. De pronto el lugar se cimbró como cuando Moby Dick se estrellaba con furia sobre las lanchas de Stubb y Flask, debido al dolor causado por los arpones y lanzas que la enredaban, esta vez la sacudida no la provocó ese enorme mamífero, ahora se trataba de una marejada juvenil, que como marabunta destrozaban parte de los puestos de las editoriales con tal de sacarle una foto o video al cantante chileno Beto Cuevas, que imagino fue a comprar libros o a medir su poder de convocatoria.

Los libros se vendían por todos lados, los visitantes adquiríamos textos como si se tratase de compras de pánico, algunos nos fijábamos en los autores, otros en el precio, o sea, no les importaba si el libro fuera una mamarrachada, por el simple hecho de ser barato lo compraban; un selecto grupo de individuos siguiendo el slogan del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, de “los libros tienen la palabra”, solicitaban a los libreros que les proporcionaran textos que les dieran consejos, los orientaran o les apoyaran en la mejora de sus vidas.

Por un lapso de tres horas y media, caminamos entre autores, editoriales y libros, esos objetos que a punto están de la extinción, pues ahora es más rápido hacer una tarea o un trabajo escolar desde la comodidad del Internet, recurriendo al tan socorrido copy paste, que gracias al auge vulgar del ardid estudiantil ahora la fácil tarea de copiar y pegar en lugar de leer se ha convertido en investigación; de todo lo que en esa feria de libreros se vendió lo único que no se pudo comercializar fueron las ganas de leer.