En la pasada semana Santa, sentí la necesidad de fumar la pipa de la paz con el Creador, tal vez motivado por el Cristo chilango de Iztapalapa con su imagen a lo Buki, que durante esos días publicitaron los supuestos medios de información televisivos; con ese entusiasmo dirigí mis humildes pasos a la parroquia más próxima al barrio, iba con la esperanza de que nuestro Señor por su bondad se apiadara de mí y perdonara todos los errores y estupideces intencionales o de omisión que he cometido.
Al llegar al atrio del templo detuve el caminar para con cierto morbo curioso leer las amonestaciones de los incautos que se darán harakiri al contraer matrimonio, como ustedes saben casarse por el civil es un acto de arrendamiento mutuo sobre los genitales, se firma un contrato, donde nunca leemos las pequeñas cláusulas, no sé si por ciegos o por pendejos; pero hacerlo por la religión es hacerlo eterno, como lo cita la tanática frase protocolaria de cierre en la ceremonia litúrgica, “hasta que la muerte los separe”.
En esos avisos parroquiales se incluía también un listado de todos los neófitos a la religión o como se conocen vulgarmente “los que recibieron las aguas del Jordán” o mejor dicho que la compañía de agua potable abasteció ese día; en esa lista se incluían nombres tan extraños de las criaturas que me hicieron dudar en si se trataba de infantes nacionales o extranjeros, pero más bien se asemejaban a bebés de importación.
Con esos nombres que leí he llegado a la conclusión que los actuales padres y madres piensan que les están heredando una prestigiosa personalidad a sus vástagos con llamarlos de esa forma; pero muchas veces lo que les otorgan son traumas tan terribles, que ni el más experimentado psicólogo podrá erradicarlos de su mente, ¿en qué sustento teórico basan estos progenitores sus ideas para ponerles tan horrendos nombres a sus retoños?
Antes la lógica era seleccionarlos de personajes bíblicos o de pérdida generacionales, como lo es llamarse como el papá, la abuelita u otro familiar apreciado, es decir, si no les gustaba el nombre a quien así se le llamase, ya existía pretexto o a quien echarle la culpa. Razón por la cual éste su inseguro servidor, se llama como su abuelo materno, gracias al capricho de mi padre, hecho que nunca ha sido visto con ojos de aprobación por parte de mis tías, pues según ellas para nada que me parezco al mítico personaje que él era.
Lo que ellas ignoran es, que al llamarme así, me han acarreado infinidad de dificultades administrativas, casi siempre en la documentación oficial escriben mi nombre con faltas ortográficas, a veces colocan una “s” en lugar de la “c”, lo que le da al traste a algunos documentos de carácter oficial que se me han expedido; cuando pido comida rápida, la nota de compra se vuelve una diversión, ya que siempre la recepcionista agrega una “a” al final del nombre, cambiándome de sexo o me llaman Marcelo, Macario, Matías o Mateo.
Entrado en el tema de malversación de nombres, ahora resulta que la delincuencia se apoderó también del correo electrónico, robándonos el password y contraseña; haciendo suyas las cuentas de e-mail y con ello teniendo acceso a todos nuestros contactos. Lo que significa que a los ojos de nuestros conocidos los amantes de lo ajeno pueden ser nosotros, lo que probablemente redituará en estafas, engaños, acoso sexual y falsificación de la persona, y uno ni en cuenta de todo esto.
También existe el caso de sujetos que crean una cuenta en facebook o twitter, con los nombres y apellidos de otras personas, al ser difundido en la red existe la posibilidad de que alguien que los conozca los acepte, entonces los delincuentes tendrán acceso libre para poder emitir mensajes y comentarios, los cuales pueden ser desde amenazas, insinuaciones sexuales o de carácter económico, ¿y contra quién van a ir esas víctimas? Sin dudarlo pondrán su denuncia en contra del individuo que aparenta ser, y que probablemente ni lo sabe, pero eso sí, ya está metido en tremenda situación problemática.
Para evitar este tipo de fraudes, los expertos recomiendan cuando se abra una cuenta de correo electrónico, jamás se deben de escribir datos personales, mucho menos íntimos, evitar proporcionar teléfonos celulares o los datos de la empresa donde se labora. También es apropiado emplear un seudónimo, por favor no cometa la estupidez de redactar su nombre al revés con tal de que lo reconozcan sus allegados, o escribirlo a la inversa porque puede que se convierta en una especie de palíndromo, y de nada servirá redactarlo de esa forma, recuerde que es lo mismo leer de izquierda a derecha “se es o no se es”; por lo tanto, en asuntos de internet olvídese de su ego, pues más vale aparentar lo que uno es, que ser lo que se es.
Son una serie de artículos que ya han sido publicados en diversos periodícos locales.
miércoles, 12 de mayo de 2010
miércoles, 5 de mayo de 2010
La insoportable levedad del ejecutivo
“A ver si se va usted fijando
y cuando esté marcando
no lo haga con los pies”. Francisco Gabilondo Soler.
Tengo una semana soportando a un desgraciado tipo de acento centroamericano que todas las madrugadas al filo de las 3:00 a.m., llama a la casa para ofrecerme, según él, la oportunidad de mi vida, una pinche tarjeta de crédito con la cual puedo obtener un sin número de beneficios, ¿cómo se les ocurre a los bancos hacer sus promociones a esa hora? A lo mejor es una excelente estrategia de marketing, pues a sabiendas de que uno se encuentra mitad modorro, mitad somnoliento y todo lo demás apendejado, con las neuronas pegadas en el cráneo por efectos de la almohada, chance y logren convencernos de aceptar ese tipo de préstamos económicos.
Estoy consciente de que la necesidad es mucha, pero vivir con el día cambiado como esos imbéciles telefonistas, a los que sus jefes les llaman de forma decorosa “Asesores financieros”, es una reverenda bazofia, para mí son unos pela gatos; ya sé que en ese horario resulta más factible encontrar a la “víctima”, pero por favor, ¿todos los días a la misma hora?
Hay noches que prefiero esperar la llamada, pues de seguro me espantará el sueño y al día siguiente voy andar más idiota que de costumbre; para tratar de evadir este lamentable hecho, he desconectado el teléfono o descolgado el auricular, pero siempre me arrepiento gracias a la zozobra de que existe la probabilidad de que algún familiar nos busque por alguna emergencia y nosotros por el hostigamiento de ese cabrón vamos a estar incomunicados.
Muchas veces me pregunto, ¿cómo será el curso de capacitación para esta clase de empleos? Imagino al instructor un tipo robusto con cara de sargento mal pagado insistiéndoles a sus discípulos que deben de ser persistentes, constantes y exactos con el cliente; ¡claro tarado, como a ti no te están jodiendo todas las madrugadas!
Otra táctica que he utilizado es recordarle de forma verbal a la memoria de su abnegada madrecita y después de ello abruptamente colgarle, mas este sujeto tiene una concha de acero o de plano por ser extranjero no comprende la naturaleza de un insulto nacional, pues a la aurora siguiente ahí está. Otras veces le he dicho que si sigue insistiendo llamaré a mi compadre que es procurador para que me apoye rastreando la llamada hasta dar con él, y lo encierre tras las rejas; pero ni así logro convencerle de que ya no insista.
Espero que un día no logre captar mi lapsus brutus y por fin para descansar acepte, viéndome encharcado con un dinero que ni siquiera es mío, pero que es tan fácil de gastarlo en cosas que ni siquiera necesito. Pero eso sí, el famoso revolvente generará unos intereses de espanto, que me harán sumarme a las filas de adictos o endrogados de este hermoso país.
y cuando esté marcando
no lo haga con los pies”. Francisco Gabilondo Soler.
Tengo una semana soportando a un desgraciado tipo de acento centroamericano que todas las madrugadas al filo de las 3:00 a.m., llama a la casa para ofrecerme, según él, la oportunidad de mi vida, una pinche tarjeta de crédito con la cual puedo obtener un sin número de beneficios, ¿cómo se les ocurre a los bancos hacer sus promociones a esa hora? A lo mejor es una excelente estrategia de marketing, pues a sabiendas de que uno se encuentra mitad modorro, mitad somnoliento y todo lo demás apendejado, con las neuronas pegadas en el cráneo por efectos de la almohada, chance y logren convencernos de aceptar ese tipo de préstamos económicos.
Estoy consciente de que la necesidad es mucha, pero vivir con el día cambiado como esos imbéciles telefonistas, a los que sus jefes les llaman de forma decorosa “Asesores financieros”, es una reverenda bazofia, para mí son unos pela gatos; ya sé que en ese horario resulta más factible encontrar a la “víctima”, pero por favor, ¿todos los días a la misma hora?
Hay noches que prefiero esperar la llamada, pues de seguro me espantará el sueño y al día siguiente voy andar más idiota que de costumbre; para tratar de evadir este lamentable hecho, he desconectado el teléfono o descolgado el auricular, pero siempre me arrepiento gracias a la zozobra de que existe la probabilidad de que algún familiar nos busque por alguna emergencia y nosotros por el hostigamiento de ese cabrón vamos a estar incomunicados.
Muchas veces me pregunto, ¿cómo será el curso de capacitación para esta clase de empleos? Imagino al instructor un tipo robusto con cara de sargento mal pagado insistiéndoles a sus discípulos que deben de ser persistentes, constantes y exactos con el cliente; ¡claro tarado, como a ti no te están jodiendo todas las madrugadas!
Otra táctica que he utilizado es recordarle de forma verbal a la memoria de su abnegada madrecita y después de ello abruptamente colgarle, mas este sujeto tiene una concha de acero o de plano por ser extranjero no comprende la naturaleza de un insulto nacional, pues a la aurora siguiente ahí está. Otras veces le he dicho que si sigue insistiendo llamaré a mi compadre que es procurador para que me apoye rastreando la llamada hasta dar con él, y lo encierre tras las rejas; pero ni así logro convencerle de que ya no insista.
Espero que un día no logre captar mi lapsus brutus y por fin para descansar acepte, viéndome encharcado con un dinero que ni siquiera es mío, pero que es tan fácil de gastarlo en cosas que ni siquiera necesito. Pero eso sí, el famoso revolvente generará unos intereses de espanto, que me harán sumarme a las filas de adictos o endrogados de este hermoso país.
miércoles, 28 de abril de 2010
Insomnio
♪♪♪♪♪"Soy el mago de los sueños y aquí estoy para colmar a todos los niños de bondad,que lindo es el el soñar con magia y fantasía,y las estrellas alcanzar.........Soy el mago ,soy tu amigo,me transformo para verte muy feliz y en silencio mientras duermes mi duende te hará soñar gozar y sonreir y cuando apunte el alba despertaras feliiiiiiiz♪♪♪♪♪ José Solá
No sé si a ustedes les sucede igual que a mí, pero cada año cuando a los mandatarios les da por sentirse Dios y son capaces de modificar el horario, robándonos una hora a nuestras vidas, la cual según ellos después nos la reponen, ¡pura morcilla! Pues considero que no es así, ya que el desgaste físico permanece por varios días.
La primera semana de iniciado este método, me resulta difícil conciliar el sueño, pues como se trata de una hora antes a la acostumbrada, por más que lo intento no logro hacer llegar a don Juan Pestañas, parece que el muy ingrato se fue de gamberro; las desgraciadas ovejas me salen rapadas, cada que empiezo a enumerarlas se confunden con las estupideces que durante el día hice, perdiendo la cuenta por la pinche reflexión cual acto de contrición hago y llega como lobo a espantar a todo el rebaño.
Lo malo de no poder dormir, es la jodida esperanza de que en algún momento te llegará el sueño cuando menos te lo esperes y es precisamente en esa espera cuando inviertes más tiempo manteniéndote alerta, mientras el reloj con su tic-tac avanza una hora tras otra, y uno hecho un pendejo llenándose de angustia por lo tarde que se está haciendo. De pronto se me ocurre voltear la almohada por el otro lado, pues según dicen que con hacerlo de esa manera se logra descansar y es entonces cuando uno puede quedarse profundamente dormido, la ansiedad toca mi desesperación cuando compruebo que es falso ese mito urbano.
Harto abandono la cama, voy a la cocina para encender el quemador de la estufa, pongo un poco de leche a calentar; como la consiento la bebo a sorbos; media hora más adelante descubro que logré purgarme, pues siento de pronto unos molestos retortijones abdominales seguidos de estrepitosas y aromáticas flatulencias que así lo anuncian, cuan maratonista en llegar a la meta raudo corro al baño.
Siendo las cero horas del pinche nuevo horario, mis glóbulos oculares ni siquiera se humedecen con lagrimeo, intento bostezar, exhalando un estruendoso eructo con sabor a leche agria. Salgo a la calle con tijeras en mano dispuesto a cortar hojas de naranjo, de pronto descubro camuflado a la sombra del árbol un bulto que se retuerce, conforme voy aproximándome le salen dos pares de manos y de piernas, el miedo inunda mi persona creyendo que se trata de algún alienígena; la tranquilidad me invade cuando reconozco a la hija del vecino y su actual pareja que sonriéndome me saludan mientras ella se acomoda la falda y se retiran algo ruborizados.
Con las hojas del naranjo regreso a la cocina a preparar una aromático té, una vez listo sirvo una taza, voy a la sala para encender el televisor, descubro que en el canal de películas van a exhibir el largometraje erótico “Emmanuelle en Hong Kong contra King Kong”, ¡órale, Sylvia Kristel! En ese preciso instante como una especie de insight, recuerdo la recomendación que un colega profesor me hizo, para poder dormir según su vasta experiencia, no hay insomnio que tres prácticas seguidas de onanismo soporte, y contando con semejante material didáctico, no estaría mal desempañar tal actividad.
De pronto recapacito de forma moral, si sigo al pie de la letra tal recomendación probablemente mañana no logre desempeñarme al cien por ciento, pues el desgaste físico va a ser mucho, para evitar caer en tal tentación cambio de canal y de los sesenta que ofrece la televisión de paga no encuentro ninguno que logre tranquilizar mi angustia por dormir.
Terminada la taza de té, observando las supuestas ardientes colegialas que anuncian su servicio de “hotline” en telemercadeo, empiezo a suspirar profundamente sin lograr distinguir si es por sus esculturales cuerpos o son los efectos de las hojas de naranjo, de pronto la vista como ventanal que se abre y se cierra se obscurece percibiendo una serie de tonos que van del gris claro al blanco almidonado…zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz.
No sé si a ustedes les sucede igual que a mí, pero cada año cuando a los mandatarios les da por sentirse Dios y son capaces de modificar el horario, robándonos una hora a nuestras vidas, la cual según ellos después nos la reponen, ¡pura morcilla! Pues considero que no es así, ya que el desgaste físico permanece por varios días.
La primera semana de iniciado este método, me resulta difícil conciliar el sueño, pues como se trata de una hora antes a la acostumbrada, por más que lo intento no logro hacer llegar a don Juan Pestañas, parece que el muy ingrato se fue de gamberro; las desgraciadas ovejas me salen rapadas, cada que empiezo a enumerarlas se confunden con las estupideces que durante el día hice, perdiendo la cuenta por la pinche reflexión cual acto de contrición hago y llega como lobo a espantar a todo el rebaño.
Lo malo de no poder dormir, es la jodida esperanza de que en algún momento te llegará el sueño cuando menos te lo esperes y es precisamente en esa espera cuando inviertes más tiempo manteniéndote alerta, mientras el reloj con su tic-tac avanza una hora tras otra, y uno hecho un pendejo llenándose de angustia por lo tarde que se está haciendo. De pronto se me ocurre voltear la almohada por el otro lado, pues según dicen que con hacerlo de esa manera se logra descansar y es entonces cuando uno puede quedarse profundamente dormido, la ansiedad toca mi desesperación cuando compruebo que es falso ese mito urbano.
Harto abandono la cama, voy a la cocina para encender el quemador de la estufa, pongo un poco de leche a calentar; como la consiento la bebo a sorbos; media hora más adelante descubro que logré purgarme, pues siento de pronto unos molestos retortijones abdominales seguidos de estrepitosas y aromáticas flatulencias que así lo anuncian, cuan maratonista en llegar a la meta raudo corro al baño.
Siendo las cero horas del pinche nuevo horario, mis glóbulos oculares ni siquiera se humedecen con lagrimeo, intento bostezar, exhalando un estruendoso eructo con sabor a leche agria. Salgo a la calle con tijeras en mano dispuesto a cortar hojas de naranjo, de pronto descubro camuflado a la sombra del árbol un bulto que se retuerce, conforme voy aproximándome le salen dos pares de manos y de piernas, el miedo inunda mi persona creyendo que se trata de algún alienígena; la tranquilidad me invade cuando reconozco a la hija del vecino y su actual pareja que sonriéndome me saludan mientras ella se acomoda la falda y se retiran algo ruborizados.
Con las hojas del naranjo regreso a la cocina a preparar una aromático té, una vez listo sirvo una taza, voy a la sala para encender el televisor, descubro que en el canal de películas van a exhibir el largometraje erótico “Emmanuelle en Hong Kong contra King Kong”, ¡órale, Sylvia Kristel! En ese preciso instante como una especie de insight, recuerdo la recomendación que un colega profesor me hizo, para poder dormir según su vasta experiencia, no hay insomnio que tres prácticas seguidas de onanismo soporte, y contando con semejante material didáctico, no estaría mal desempañar tal actividad.
De pronto recapacito de forma moral, si sigo al pie de la letra tal recomendación probablemente mañana no logre desempeñarme al cien por ciento, pues el desgaste físico va a ser mucho, para evitar caer en tal tentación cambio de canal y de los sesenta que ofrece la televisión de paga no encuentro ninguno que logre tranquilizar mi angustia por dormir.
Terminada la taza de té, observando las supuestas ardientes colegialas que anuncian su servicio de “hotline” en telemercadeo, empiezo a suspirar profundamente sin lograr distinguir si es por sus esculturales cuerpos o son los efectos de las hojas de naranjo, de pronto la vista como ventanal que se abre y se cierra se obscurece percibiendo una serie de tonos que van del gris claro al blanco almidonado…zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz.
miércoles, 24 de marzo de 2010
Detrás del dinero
“Solamente lo barato,
se compra con el dinero”. Facundo Cabral
Muchas veces me hago esta pregunta, ¿Quién controla el dinero, nosotros a él o él a nosotros? Caigo en la interrogante cada vez que se acerca la quincena y empiezo a escuchar las quejas de que ya se exprimió la cartera o ha sido vaciado hasta el último quinto del cajero electrónico; cuando por fin llega el salario, somos felices por cuarentaiocho horas, es más, podemos presumir de solvencia económica, porque los que utilizamos el servicio de autotransporte público, nos llegamos a sentir tan pudientes que hasta lo despreciamos, optando viajar en taxi a pesar de que el trayecto sea corto.
Como ya lo mencioné tal felicidad es efímera, pues las tiendas de crédito se quedan con un 40%, los supermercados y establecimientos de abarrotes con otro 40%, un 10% las personas que nos fían y el 10% restante para gastos de imprevistos, los cuales curiosamente se presentan en los primeros tres días después de recibir el salario, dejándonos la cartera sólo con nuestras tarjetas de identificación y demás papelería que allí siempre portamos.
La verdad es que hemos regresado a la época de los metalistas, con la única diferencia que ahora ya no lo acuñamos, pues nuestra sociedad consumista nos ha ilustrado que el que más tiene, es el que más vale, para ello hay que gastar y comprar, pues poderoso caballero es Don Dinero, mientras el que se dedica a ahorrar es un tacaño.
Todo cuesta en esta vida, existe un precio para conservar las amistades, perpetuar el amor en pareja e inclusive hasta para el placer; un amigo solterón empedernido cierta vez en su charla se jactaba de forma ufana como gracias a la manera que tiene de tocar a las mujeres, una bailarina de table dance, había alcanzado el orgasmo en una sesión privada, le arruiné su ilusión al preguntarle si éste le había pagado, apresurado respondió que sí, entonces le dije que pagándoles a esas mujeres cuyo corazón es una caja registradora, cualquiera pude ser multiorgásmica.
Las religiones tampoco quedan exentas de la influencia monetaria, ¿acaso Jesús después de sus discursos solicitaba limosnas a sus seguidores? Si así hubiera sido, no tendría caso haber documentado el milagro de los panes y los peces. En algunos países la vida se puede dar y quitar por unas cuantas monedas, es muy sencillo ser asaltado por unos míseros pesos en el bolsillo al igual que aportar esa misma cantidad de dinero para una causa de beneficencia.
Desde la infancia nos inculcaron que el dinero debe de ser nuestra meta en la vida, es sinónimo de prosperidad y por lo tanto es inalcanzable, además que en su búsqueda uno debe de sufrir por él, pues para nadar en la abundancia primero hay que enlodarse en fango. Razón por la cual aquilatamos las acciones perversas que nos facilitan obtener dividendos en lugar de las buenas que nos hacen ver “débiles sentimentales”.
Lo que uno muestra a los demás es lo que se reconoce socialmente, si no tengo automóvil, casa propia y ropa fina, pues soy un mediocre perdedor conformista; además si me incrementan el salario, pues de tener a mi hijo en una escuela pública mejor lo inscribo en una privada, remodelo la casa o cambio de coche, para después continuar quejándome de que el sueldo no me alcanza.
Para el que gasta su tiempo en los días previos a la quincena, pensando cuándo nos pagarán, elucubrando que el patrón “jinetea” sus centavos atrasando el pago y obteniendo beneficios propios con los intereses que se generan, mejor disfrute de la grata compañía de los que le rodean, respire el aire de su hogar, gaste el tiempo con sus familiares, invierta en humor disfrutando de las torpezas que cometió durante el día platicándoselas a su pareja, para que desperdicien sus carcajadas juntos, el corazón de ambos se lo agradecerá, por favor no olvide que lo más valioso en la vida ni se compra, ni se vende.
se compra con el dinero”. Facundo Cabral
Muchas veces me hago esta pregunta, ¿Quién controla el dinero, nosotros a él o él a nosotros? Caigo en la interrogante cada vez que se acerca la quincena y empiezo a escuchar las quejas de que ya se exprimió la cartera o ha sido vaciado hasta el último quinto del cajero electrónico; cuando por fin llega el salario, somos felices por cuarentaiocho horas, es más, podemos presumir de solvencia económica, porque los que utilizamos el servicio de autotransporte público, nos llegamos a sentir tan pudientes que hasta lo despreciamos, optando viajar en taxi a pesar de que el trayecto sea corto.
Como ya lo mencioné tal felicidad es efímera, pues las tiendas de crédito se quedan con un 40%, los supermercados y establecimientos de abarrotes con otro 40%, un 10% las personas que nos fían y el 10% restante para gastos de imprevistos, los cuales curiosamente se presentan en los primeros tres días después de recibir el salario, dejándonos la cartera sólo con nuestras tarjetas de identificación y demás papelería que allí siempre portamos.
La verdad es que hemos regresado a la época de los metalistas, con la única diferencia que ahora ya no lo acuñamos, pues nuestra sociedad consumista nos ha ilustrado que el que más tiene, es el que más vale, para ello hay que gastar y comprar, pues poderoso caballero es Don Dinero, mientras el que se dedica a ahorrar es un tacaño.
Todo cuesta en esta vida, existe un precio para conservar las amistades, perpetuar el amor en pareja e inclusive hasta para el placer; un amigo solterón empedernido cierta vez en su charla se jactaba de forma ufana como gracias a la manera que tiene de tocar a las mujeres, una bailarina de table dance, había alcanzado el orgasmo en una sesión privada, le arruiné su ilusión al preguntarle si éste le había pagado, apresurado respondió que sí, entonces le dije que pagándoles a esas mujeres cuyo corazón es una caja registradora, cualquiera pude ser multiorgásmica.
Las religiones tampoco quedan exentas de la influencia monetaria, ¿acaso Jesús después de sus discursos solicitaba limosnas a sus seguidores? Si así hubiera sido, no tendría caso haber documentado el milagro de los panes y los peces. En algunos países la vida se puede dar y quitar por unas cuantas monedas, es muy sencillo ser asaltado por unos míseros pesos en el bolsillo al igual que aportar esa misma cantidad de dinero para una causa de beneficencia.
Desde la infancia nos inculcaron que el dinero debe de ser nuestra meta en la vida, es sinónimo de prosperidad y por lo tanto es inalcanzable, además que en su búsqueda uno debe de sufrir por él, pues para nadar en la abundancia primero hay que enlodarse en fango. Razón por la cual aquilatamos las acciones perversas que nos facilitan obtener dividendos en lugar de las buenas que nos hacen ver “débiles sentimentales”.
Lo que uno muestra a los demás es lo que se reconoce socialmente, si no tengo automóvil, casa propia y ropa fina, pues soy un mediocre perdedor conformista; además si me incrementan el salario, pues de tener a mi hijo en una escuela pública mejor lo inscribo en una privada, remodelo la casa o cambio de coche, para después continuar quejándome de que el sueldo no me alcanza.
Para el que gasta su tiempo en los días previos a la quincena, pensando cuándo nos pagarán, elucubrando que el patrón “jinetea” sus centavos atrasando el pago y obteniendo beneficios propios con los intereses que se generan, mejor disfrute de la grata compañía de los que le rodean, respire el aire de su hogar, gaste el tiempo con sus familiares, invierta en humor disfrutando de las torpezas que cometió durante el día platicándoselas a su pareja, para que desperdicien sus carcajadas juntos, el corazón de ambos se lo agradecerá, por favor no olvide que lo más valioso en la vida ni se compra, ni se vende.
miércoles, 17 de marzo de 2010
Argüendes y mitotes
Por mi casa que es la de ustedes, ¿o será al revés? Viven dos señoras que probablemente pisan los setentas, una de ellas imagino que en sus años mozos gozaba de una robusta figura, pues sus enormes músculos de los hombros hoy en día lucen como ropa colgada al sol y cada movimiento de sus brazos vibran como gelatina, su nombre es Enriqueta, pero todo mundo le dice “Doña Queta”, otra particularidad de ella es que siempre porta un mandil con pechera y dos bolsas delanteras en donde guarda su rosario y el monedero, curiosamente cada vez que se expresa mal de alguien o escucha decir un improperio, su mano derecha se introduce donde lleva el rosario y los dedos aprietan el crucifijo como una especie de acto de contrición.
La otra mujer es tan delgada que parece frágil, uno piensa al mirarla que si se llega a caer pudiese hacerse añicos del golpe, ella seis días de la semana usa batas con bordados de flores y cuello cuadrado, el único día que no las usa son los domingos, pues tiene que asistir a misa y procura ir con sus mejores galas; porta gafas con micas tipo fondo de botella que le dan a sus ojos una apariencia oriental, su nombre es Josefina del Rosario, y en el barrio la conocen como Chepa Chayo.
Todas las mañanas salen a barrer las fachadas de sus respectivos hogares, en cada momento suspenden su labor y se acercan para analizar el acontecer diario de sus vecinos, los disectan, desmenuzan para después volver a armarlos, en esa auscultación algunos dejan en alto sus virtudes y cualidades positivas, otros son arrojados al infierno por sus vicios, defectos y costumbres negativas.
Por ejemplo la impúdica vecina del 312, que es bailarina de un Table Dance, y todas las tardes cuando se va a desempeñarse laboralmente sale a parar taxi con sus ropas de trabajo, o sea, sostén y hotshort de lentejuela, además tiene un hijo de seis años que comparte preescolar con sus nietecitos de ambas ancianitas, lo que a ellas esta vez atrajo su atención, fue que hace unos días en la escuela se aplicó una encuesta socioeconómica, y cuando las educadoras preguntaron por la profesión de su madre, el niño de forma inocente respondió, “mi mami trabaja de puta”, los nietos de estas longevas escucharon la nueva frase, y ese día cuando comían con sus respectivos progenitores, les preguntaron sobre la definición del empleo citado por el chamaco; causando una profunda admiración con tintes de escándalo, razón por la cual esa mañana era tema de conversación de ambas.
Tal vínculo, las hizo relacionar la charla con Emilia, otra madre soltera que vive en un pequeño cuarto de apenas metro cuadrado, el cual le renta Doña Monilla, una octogenaria que al crecer sus nueve hijos se fueron casando y desalojando las habitaciones que con esfuerzo construyó gracias a la venta de tamales, entonces para subsistir se ve en la necesidad de rentarlos como una especie de casa de huéspedes; la vida de Emilia ha sido muy triste y precaria, a los 13 años fue violada por su padrastro, la madre de ésta al darse cuenta la corre del hogar familiar, ella embarazada se dedicó a diversos oficios, en todos no pudo durar mucho, pues los patrones no querían hacerse responsables de cubrir los gastos de maternidad.
Cierta ocasión que el circo se instaló por la inmediaciones, ella se ofreció de voluntaria para hacer la limpieza de los animales, ahí conoció al anciano payaso “Papelito”, este al verla se compadeció y le enseñó algunos trucos de su profesión a cambio de que le lustrara todos los días antes de cada función los enormes zapatos de clown. Cuando el circo se retiró, Emilia dio inicio a su espectáculo de payasita acompañada de su hijo por las diversas calles del centro histórico de la ciudad y en las principales rutas de autotransporte. Lo que causaba admiración a las mujeres es que a pesar de lo crítico de su situación económica, Emilio su primogénito asistía a clases de preescolar a una prestigiada escuela privada.
Asegurando que cuando este creciera de seguro se avergonzaría de la madre, imaginaban un futuro drama tan novelesco cual si lo hubiera escrito Doña Yolanda Vargas Dulché de la Parra. Si de hecho, el niño ya comenta a sus compañeritos que la mujer que lo va a recoger a la salida es la trabajadora doméstica, ahora qué será cuando tenga dieciocho años, de seguro no le dirigirá la palabra en la vía pública.
Luego se le ocurrió a Queta tratar el asunto de Ulises, el hijo de Petronila la intendente de la escuela primaria, pues éste acababa de salir de un centro de rehabilitación, por su afición a las bebidas embriagantes, tratando evitar caer en una justificación, recordó las palabras de Horacio su difunto marido, el cual siempre que observaba a los teporochitos en la calle comentaba, “todos los que son borrachos, no son por el gusto de serlo, solamente Dios conoce el alma que palpita en cada ebrio”; y ahora resulta que además de borrachín es cocainómano, entonces Chepa Chayo, comentó que en esos sitios entran hombres y salen animales, pues algunos se vuelven pericos, simultáneamente sueltan una enorme carcajada que disipa la seriedad del ambiente.
Al terminar de barrer, regresan a sus respectivos hogares y en el almuerzo con sus familiares siempre eran tema de conversación las actitudes que ambas habían denotado esa mañana, la cual variaba desde una crítica constructiva hasta destructiva, pero eso sí, respetando la amistad que las unía, y así es todos los días excepto los domingos que es fiesta de guardar.
La otra mujer es tan delgada que parece frágil, uno piensa al mirarla que si se llega a caer pudiese hacerse añicos del golpe, ella seis días de la semana usa batas con bordados de flores y cuello cuadrado, el único día que no las usa son los domingos, pues tiene que asistir a misa y procura ir con sus mejores galas; porta gafas con micas tipo fondo de botella que le dan a sus ojos una apariencia oriental, su nombre es Josefina del Rosario, y en el barrio la conocen como Chepa Chayo.
Todas las mañanas salen a barrer las fachadas de sus respectivos hogares, en cada momento suspenden su labor y se acercan para analizar el acontecer diario de sus vecinos, los disectan, desmenuzan para después volver a armarlos, en esa auscultación algunos dejan en alto sus virtudes y cualidades positivas, otros son arrojados al infierno por sus vicios, defectos y costumbres negativas.
Por ejemplo la impúdica vecina del 312, que es bailarina de un Table Dance, y todas las tardes cuando se va a desempeñarse laboralmente sale a parar taxi con sus ropas de trabajo, o sea, sostén y hotshort de lentejuela, además tiene un hijo de seis años que comparte preescolar con sus nietecitos de ambas ancianitas, lo que a ellas esta vez atrajo su atención, fue que hace unos días en la escuela se aplicó una encuesta socioeconómica, y cuando las educadoras preguntaron por la profesión de su madre, el niño de forma inocente respondió, “mi mami trabaja de puta”, los nietos de estas longevas escucharon la nueva frase, y ese día cuando comían con sus respectivos progenitores, les preguntaron sobre la definición del empleo citado por el chamaco; causando una profunda admiración con tintes de escándalo, razón por la cual esa mañana era tema de conversación de ambas.
Tal vínculo, las hizo relacionar la charla con Emilia, otra madre soltera que vive en un pequeño cuarto de apenas metro cuadrado, el cual le renta Doña Monilla, una octogenaria que al crecer sus nueve hijos se fueron casando y desalojando las habitaciones que con esfuerzo construyó gracias a la venta de tamales, entonces para subsistir se ve en la necesidad de rentarlos como una especie de casa de huéspedes; la vida de Emilia ha sido muy triste y precaria, a los 13 años fue violada por su padrastro, la madre de ésta al darse cuenta la corre del hogar familiar, ella embarazada se dedicó a diversos oficios, en todos no pudo durar mucho, pues los patrones no querían hacerse responsables de cubrir los gastos de maternidad.
Cierta ocasión que el circo se instaló por la inmediaciones, ella se ofreció de voluntaria para hacer la limpieza de los animales, ahí conoció al anciano payaso “Papelito”, este al verla se compadeció y le enseñó algunos trucos de su profesión a cambio de que le lustrara todos los días antes de cada función los enormes zapatos de clown. Cuando el circo se retiró, Emilia dio inicio a su espectáculo de payasita acompañada de su hijo por las diversas calles del centro histórico de la ciudad y en las principales rutas de autotransporte. Lo que causaba admiración a las mujeres es que a pesar de lo crítico de su situación económica, Emilio su primogénito asistía a clases de preescolar a una prestigiada escuela privada.
Asegurando que cuando este creciera de seguro se avergonzaría de la madre, imaginaban un futuro drama tan novelesco cual si lo hubiera escrito Doña Yolanda Vargas Dulché de la Parra. Si de hecho, el niño ya comenta a sus compañeritos que la mujer que lo va a recoger a la salida es la trabajadora doméstica, ahora qué será cuando tenga dieciocho años, de seguro no le dirigirá la palabra en la vía pública.
Luego se le ocurrió a Queta tratar el asunto de Ulises, el hijo de Petronila la intendente de la escuela primaria, pues éste acababa de salir de un centro de rehabilitación, por su afición a las bebidas embriagantes, tratando evitar caer en una justificación, recordó las palabras de Horacio su difunto marido, el cual siempre que observaba a los teporochitos en la calle comentaba, “todos los que son borrachos, no son por el gusto de serlo, solamente Dios conoce el alma que palpita en cada ebrio”; y ahora resulta que además de borrachín es cocainómano, entonces Chepa Chayo, comentó que en esos sitios entran hombres y salen animales, pues algunos se vuelven pericos, simultáneamente sueltan una enorme carcajada que disipa la seriedad del ambiente.
Al terminar de barrer, regresan a sus respectivos hogares y en el almuerzo con sus familiares siempre eran tema de conversación las actitudes que ambas habían denotado esa mañana, la cual variaba desde una crítica constructiva hasta destructiva, pero eso sí, respetando la amistad que las unía, y así es todos los días excepto los domingos que es fiesta de guardar.
miércoles, 10 de marzo de 2010
Influencia cinéfila
Una colega profesora cierto día al encontrarnos por los pasillos en el intercambio de clases me preguntó sobre cuáles habían sido las películas que impactaron en mi vida al grado de que modificara ciertas conductas, pues la verdad en ese momento me cayó en gracia tal cuestionamiento, es más le dije que ni leyendo de forma obligatoria en la facultad donde hice mis estudios de licenciatura “Juventud en Éxtasis” y su respectiva secuela alteré costumbres necias y caducas que poseo.
Durante la noche con la cabeza sobre la almohada, horas antes de que la llenara de escurrimiento salival, empecé a recordar lo sucedido y analizando la interrogante de mi compañera docente, recordé que sí existen algunas producciones cinematográficas que alteraron mi personalidad, por ejemplo gracias a la magia del cine es como un simple mango de escoba podía llegar a convertirse en espada, entonces uno puede emular al Robin Hood de Errol Flynn o evolucionar varios siglos tecnológicos y convertirla en un sable láser como el de Luke Skywalker.
Durante la adolescencia cuando te llegan esos ataques o crisis de identidad y reniegas de los padres que la dichosa madre naturaleza te otorgó como progenitores, el filme de “Volver al futuro” (Back to the Future) de Robert Zemeckis, me hizo entrar en razón, pues a esa edad tenía el alucine de crear una máquina del tiempo e ir al pasado para tratar de evitar que mis futuros papás se conocieran y así nacer en otra familia un poco mejor. Pues de no haber sido por la trama de ésta película, no habría comprendido que haciéndolo de esa forma lo único que lograría es destruirme y dejar de existir.
Las funciones de cine a media noche que una conocida sala exhibía todos los días a partir de las veintitrés horas, provocaron que el género sicalíptico me decepcionara, pues desde el primero de los filmes que observé, descubrí que carecían de trama, es decir, puro sexo explícito y nada de argumento. La pornografía en la adolescencia es fácil de conseguir, sólo basta sobornar al voceador para que te venda una completa dotación de revistas de adultos, entonces, ¿por qué acudir de forma clandestina a un espacio donde se supone que uno reconoce la importancia de los guiones cinematográficos?
Caso contrario, cómo no olvidar la carga de erotismo que se convirtió posteriormente en ciertas prácticas impropias de la sexualidad, gracias a esa perversa combinación de sangre, terror y mordidas que al celuloide trajo la película “El Ansia” (The Hunger) dirigida magistralmente por Tony Scott, y que en mis experiencias oníricas nocturnas repetía hasta el cansancio la imagen de una Catherine Deneuve sedienta de placer y apetito por los mortales; hoy en verdad da vergüenza como los jóvenes se desviven por una especie de vampiros que entremezclan a los chicos de High School y el Conde Pátula, en esa bazofia denominada “Crepúsculo” (Twilight).
Otros filmes más han permeado mi personalidad, por ejemplo la versión moderna de Pinocho, "Inteligencia Artificial" (Artificial Intelligence: A. I:) de Spielberg, donde reafirmo mi complejo de Edipo, haciéndome añorar estar con mi madre más tiempo; la bien lograda obra de Guillermo Del Toro, “El laberinto del Fauno” narrada en dos escenarios que convergen en la imaginación y fantasía del personaje y que me recordó gran parte de mi infancia, cuando pasaba horas y horas fraguando historias fantásticas, donde el protagonista era yo.
Ahora resulta nefasto ir al cine, pues es casi imposible el disfrute de la película, si a un lado se encuentra el pelele que ya la vio en DVD pirata, y se le ocurre estar platicándola a su novia creyendo que la está engañando con sus dotes de inteligencia, pues de forma ufana adivina lo que hará el personaje principal; igual de pésimo la mujer que se la pasa preguntando a sus acompañantes la trama del guión cinematográfico en plena función, ¡hágame el favor! Además de ser pendeja, lo presume a todos los asistentes.
Otra desmotivadora razón es que ahora casi todos los filmes taquilleros los quieran doblar en nuestro idioma; cuando son infantiles se sobre entiende, pero cuando son para todo público, como que le restan originalidad; además de la pobreza del doblaje en castellano por otros países latinoamericanos, en este asunto sí me declaro racista, y me atrevo a asegurar que el mejor doblaje es cuando nuestros compatriotas les dan su mexicanismo toque a los personajes de dibujos animados, para muestra comparen las versiones de Shreck en su idioma original y en el nuestro, de seguro me darán la razón.
En lo único que difiero, es en el doblaje que Fher Olvera de Maná hizo para la edición nacional del magistral film de Disney “La tierra” (Earth), pues de forma pésima con su clásico tono fresón y “chavo de onda”, que a su edad ya no le queda, narra el desarrollo de la película, lo cual para mi gusto se oye patético.
Estas y otras justificantes han hecho que me ausente de las salas de cine y prefiera esperar a que salgan en formato DVD, lo único malo es que tengo que verlas después de las once de la noche, pues durante el día, que son ideales para mí, como los fines de semana, no falta algún promotor religioso que toque a la puerta con el propósito de captar mis neuronas para su banco de masas encefálicas o la visita inesperada de cierto familiar con todo y sus inquietos retoños, que distraiga la atención, echando a perder la función privada y por ende el disfrute.
Durante la noche con la cabeza sobre la almohada, horas antes de que la llenara de escurrimiento salival, empecé a recordar lo sucedido y analizando la interrogante de mi compañera docente, recordé que sí existen algunas producciones cinematográficas que alteraron mi personalidad, por ejemplo gracias a la magia del cine es como un simple mango de escoba podía llegar a convertirse en espada, entonces uno puede emular al Robin Hood de Errol Flynn o evolucionar varios siglos tecnológicos y convertirla en un sable láser como el de Luke Skywalker.
Durante la adolescencia cuando te llegan esos ataques o crisis de identidad y reniegas de los padres que la dichosa madre naturaleza te otorgó como progenitores, el filme de “Volver al futuro” (Back to the Future) de Robert Zemeckis, me hizo entrar en razón, pues a esa edad tenía el alucine de crear una máquina del tiempo e ir al pasado para tratar de evitar que mis futuros papás se conocieran y así nacer en otra familia un poco mejor. Pues de no haber sido por la trama de ésta película, no habría comprendido que haciéndolo de esa forma lo único que lograría es destruirme y dejar de existir.
Las funciones de cine a media noche que una conocida sala exhibía todos los días a partir de las veintitrés horas, provocaron que el género sicalíptico me decepcionara, pues desde el primero de los filmes que observé, descubrí que carecían de trama, es decir, puro sexo explícito y nada de argumento. La pornografía en la adolescencia es fácil de conseguir, sólo basta sobornar al voceador para que te venda una completa dotación de revistas de adultos, entonces, ¿por qué acudir de forma clandestina a un espacio donde se supone que uno reconoce la importancia de los guiones cinematográficos?
Caso contrario, cómo no olvidar la carga de erotismo que se convirtió posteriormente en ciertas prácticas impropias de la sexualidad, gracias a esa perversa combinación de sangre, terror y mordidas que al celuloide trajo la película “El Ansia” (The Hunger) dirigida magistralmente por Tony Scott, y que en mis experiencias oníricas nocturnas repetía hasta el cansancio la imagen de una Catherine Deneuve sedienta de placer y apetito por los mortales; hoy en verdad da vergüenza como los jóvenes se desviven por una especie de vampiros que entremezclan a los chicos de High School y el Conde Pátula, en esa bazofia denominada “Crepúsculo” (Twilight).
Otros filmes más han permeado mi personalidad, por ejemplo la versión moderna de Pinocho, "Inteligencia Artificial" (Artificial Intelligence: A. I:) de Spielberg, donde reafirmo mi complejo de Edipo, haciéndome añorar estar con mi madre más tiempo; la bien lograda obra de Guillermo Del Toro, “El laberinto del Fauno” narrada en dos escenarios que convergen en la imaginación y fantasía del personaje y que me recordó gran parte de mi infancia, cuando pasaba horas y horas fraguando historias fantásticas, donde el protagonista era yo.
Ahora resulta nefasto ir al cine, pues es casi imposible el disfrute de la película, si a un lado se encuentra el pelele que ya la vio en DVD pirata, y se le ocurre estar platicándola a su novia creyendo que la está engañando con sus dotes de inteligencia, pues de forma ufana adivina lo que hará el personaje principal; igual de pésimo la mujer que se la pasa preguntando a sus acompañantes la trama del guión cinematográfico en plena función, ¡hágame el favor! Además de ser pendeja, lo presume a todos los asistentes.
Otra desmotivadora razón es que ahora casi todos los filmes taquilleros los quieran doblar en nuestro idioma; cuando son infantiles se sobre entiende, pero cuando son para todo público, como que le restan originalidad; además de la pobreza del doblaje en castellano por otros países latinoamericanos, en este asunto sí me declaro racista, y me atrevo a asegurar que el mejor doblaje es cuando nuestros compatriotas les dan su mexicanismo toque a los personajes de dibujos animados, para muestra comparen las versiones de Shreck en su idioma original y en el nuestro, de seguro me darán la razón.
En lo único que difiero, es en el doblaje que Fher Olvera de Maná hizo para la edición nacional del magistral film de Disney “La tierra” (Earth), pues de forma pésima con su clásico tono fresón y “chavo de onda”, que a su edad ya no le queda, narra el desarrollo de la película, lo cual para mi gusto se oye patético.
Estas y otras justificantes han hecho que me ausente de las salas de cine y prefiera esperar a que salgan en formato DVD, lo único malo es que tengo que verlas después de las once de la noche, pues durante el día, que son ideales para mí, como los fines de semana, no falta algún promotor religioso que toque a la puerta con el propósito de captar mis neuronas para su banco de masas encefálicas o la visita inesperada de cierto familiar con todo y sus inquietos retoños, que distraiga la atención, echando a perder la función privada y por ende el disfrute.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Con todo el alma
"Si yo encontrará un alma como la mía,
cuantas cosas secretas le contaría." María Grever
Mucho se ha hablado del alma, se han escrito poemas, canciones, tratados, discursos e incluso ha sido punto de discusiones científicas. En Internet existen 28,800,000 sitios en español que abordan el tema sobre el alma; es más hasta la psicología debe su existencia a ella, gracias al término “Psique” o “psycho”, que significa soplido, alusivo a ese último aliento que el humano exhala minutos antes de morir, y que con el paso del tiempo los griegos imaginaron algo antropomorfo con alas, semejante a una mariposa, que en la literatura griega Homero denomina psyché, y que se trata de una diminuta mariposilla que sale de la boca del que muere.
En la antigua Italia, el alma adquiere otra connotación, al ser llamada ánima, el significado es semejante al de los griegos, con la única diferencia de que por tratarse de algo que se encuentra en movimiento también atañe a los animales, es decir, también ellos poseen alma.
Por el año de 1927, el médico y científico Douglas MacDougall, descubrió que el individuo después de morir perdía veintiún gramos, este hecho lo atribuyó a la existencia del alma, pues en los animales no ocurría lo mismo, coincidiendo con las teorías de diversos filósofos griegos, en la cual afirmaban que sólo los humanos poseemos alma, gracias a esa capacidad de soñar.
Años más adelante un grupo de hombres de ciencia, determinaron que esos 21 gramos que se pierden al morir, son debido al aire que exhala el cuerpo humano cuando ninguno de sus órganos funciona o simplemente porque los esfínteres se relajan; tal hipótesis quedó descartada cuando se descubrió que los gases no son tan pesados.
Hace unos años se determinó que ese peso que se llegó a considerar alma o espíritu es producto de la fuerza muscular que realiza el corazón para que la sangre fluya por nuestro organismo, esto significa que por cada palpitación se genera un esfuerzo equivalente a 21 gramos y cuando este músculo deja de cumplir con sus funciones, de forma automática se pierde ese peso.
Tal idea sirvió de inspiración para que Guillermo Arriaga escribiera un texto que valiera de pretexto a Alejandro González Iñárritu para realizar una película en el 2003 con el nombre de “21 Gramos”, cinta que a mi gusto no fue del toda satisfactoria, pues volvió a la fórmula del film “Amores perros”, donde el espectador se siente inteligente, al ser capaz de armar la trama y comprender la intención de cada personaje según los fragmentos que se van proyectando a lo largo de la película.
Hoy no se descarta la existencia del alma, pues según los medios de difusión masivos, hasta los países poseen una; de acuerdo a la religión, también las hay perdidas, otras que se encuentran en el purgatorio y algunas salvadas, bueno la única documentada en la Biblia que conozco, es la del ladrón que se arrepiente de sus pecados ante Jesús durante la crucifixión, de allí en más creo que no tengo noción de otra.
Existe un alma difícil de encontrar, es aquella persona que será nuestro complemento, la que se compenetra con uno y que en algún remoto lugar de este mundo se encuentra, o sea, el alma gemela, y esa sí que cuesta trabajo encontrarla, muchos invierten parte de su vida sentimental en tratar de hallarla, algunos engañados se casan con la primera persona que se topan, deslumbrados por el glamour y lo sofisticado de sus aparentes modos de vivir. Al final los dejan vacíos y secos gracias a las vicisitudes del divorcio, y en el triste de los casos hasta causando daños a terceros, es decir, a los hijos que ninguna culpa tienen.
Algunas personas en su eterna búsqueda, el avance de la edad les gana, y a pesar de ser otoñales, en su corazón se continúa abrigando la esperanza de encontrar esa otra parte de ellos que se convertirá en el compañero ideal “para toda la vida”. Pero como dice el roquero argentino Fito Paez, “la soledad es la ecuación de la vida moderna”, en parte tiene razón, nacimos solos y así vamos a morir, cuando llegue nuestro deceso si es que poseemos alma ni con ella nos vamos a quedar y el corazón que ejercía los 21 gramos de presión dejará de hacerlo dejándonos inerte como hasta ahora.
cuantas cosas secretas le contaría." María Grever
Mucho se ha hablado del alma, se han escrito poemas, canciones, tratados, discursos e incluso ha sido punto de discusiones científicas. En Internet existen 28,800,000 sitios en español que abordan el tema sobre el alma; es más hasta la psicología debe su existencia a ella, gracias al término “Psique” o “psycho”, que significa soplido, alusivo a ese último aliento que el humano exhala minutos antes de morir, y que con el paso del tiempo los griegos imaginaron algo antropomorfo con alas, semejante a una mariposa, que en la literatura griega Homero denomina psyché, y que se trata de una diminuta mariposilla que sale de la boca del que muere.
En la antigua Italia, el alma adquiere otra connotación, al ser llamada ánima, el significado es semejante al de los griegos, con la única diferencia de que por tratarse de algo que se encuentra en movimiento también atañe a los animales, es decir, también ellos poseen alma.
Por el año de 1927, el médico y científico Douglas MacDougall, descubrió que el individuo después de morir perdía veintiún gramos, este hecho lo atribuyó a la existencia del alma, pues en los animales no ocurría lo mismo, coincidiendo con las teorías de diversos filósofos griegos, en la cual afirmaban que sólo los humanos poseemos alma, gracias a esa capacidad de soñar.
Años más adelante un grupo de hombres de ciencia, determinaron que esos 21 gramos que se pierden al morir, son debido al aire que exhala el cuerpo humano cuando ninguno de sus órganos funciona o simplemente porque los esfínteres se relajan; tal hipótesis quedó descartada cuando se descubrió que los gases no son tan pesados.
Hace unos años se determinó que ese peso que se llegó a considerar alma o espíritu es producto de la fuerza muscular que realiza el corazón para que la sangre fluya por nuestro organismo, esto significa que por cada palpitación se genera un esfuerzo equivalente a 21 gramos y cuando este músculo deja de cumplir con sus funciones, de forma automática se pierde ese peso.
Tal idea sirvió de inspiración para que Guillermo Arriaga escribiera un texto que valiera de pretexto a Alejandro González Iñárritu para realizar una película en el 2003 con el nombre de “21 Gramos”, cinta que a mi gusto no fue del toda satisfactoria, pues volvió a la fórmula del film “Amores perros”, donde el espectador se siente inteligente, al ser capaz de armar la trama y comprender la intención de cada personaje según los fragmentos que se van proyectando a lo largo de la película.
Hoy no se descarta la existencia del alma, pues según los medios de difusión masivos, hasta los países poseen una; de acuerdo a la religión, también las hay perdidas, otras que se encuentran en el purgatorio y algunas salvadas, bueno la única documentada en la Biblia que conozco, es la del ladrón que se arrepiente de sus pecados ante Jesús durante la crucifixión, de allí en más creo que no tengo noción de otra.
Existe un alma difícil de encontrar, es aquella persona que será nuestro complemento, la que se compenetra con uno y que en algún remoto lugar de este mundo se encuentra, o sea, el alma gemela, y esa sí que cuesta trabajo encontrarla, muchos invierten parte de su vida sentimental en tratar de hallarla, algunos engañados se casan con la primera persona que se topan, deslumbrados por el glamour y lo sofisticado de sus aparentes modos de vivir. Al final los dejan vacíos y secos gracias a las vicisitudes del divorcio, y en el triste de los casos hasta causando daños a terceros, es decir, a los hijos que ninguna culpa tienen.
Algunas personas en su eterna búsqueda, el avance de la edad les gana, y a pesar de ser otoñales, en su corazón se continúa abrigando la esperanza de encontrar esa otra parte de ellos que se convertirá en el compañero ideal “para toda la vida”. Pero como dice el roquero argentino Fito Paez, “la soledad es la ecuación de la vida moderna”, en parte tiene razón, nacimos solos y así vamos a morir, cuando llegue nuestro deceso si es que poseemos alma ni con ella nos vamos a quedar y el corazón que ejercía los 21 gramos de presión dejará de hacerlo dejándonos inerte como hasta ahora.
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