jueves, 31 de octubre de 2024

¿A qué vine?



Un colega de la chamba me lanzó una pregunta curiosa: “¿Por qué nunca asistes a esos foros nacionales de educación?”. Y ahí estaba yo, buscando una respuesta honesta mientras recordaba mi última aventura en autobús. ¡Vaya experiencia!

Imagina estar atrapado durante más de 6 horas, sentado como sardina en lata, rodeado de compañeros que parecen haber olvidado la importancia del chicle de menta. A veces me pregunto si el autobús tiene un acuerdo secreto con el mal aliento. Y no hablemos del chófer, cuya selección musical podría hacer llorar a cualquier amante de la buena música.

Y luego está el hospedaje… ¡Ay, la vida de huésped! En lugar de un hotel elegante, me encuentro en lugares donde las parejas intercambian más que solo miradas. Si, el destino se presenta como cobrador de tienda departamental, es probable que encuentres habitación, pero… compartida. La idea de compartir cuarto con alguien que parece haber corrido una maratón antes de dormir no es precisamente mi idea de descanso.

Al llegar al evento, la inscripción es como un juego de escondite: “¿Dónde está mi nombre?” Y cuando finalmente lo encuentro, me doy cuenta de que ya hubo una reforma educativa, por lo tanto, el material que voy a presentar, pos… está desactualizado. Pero lo peor es exteriorizar mi ponencia frente a tres personas que parecen estar más interesados en sus teléfonos que en lo que digo, y es cuando me preguntó: “¿A qué tiznados vine?”.

jueves, 24 de octubre de 2024

Cuando la gente tiene relojes, pero no tiene tiempo.


Como si se tratase de Rip Van Winkle, ese personaje creado por el estadounidense Washington Irving, que después de beber un extraño licor proporcionado por unos duendecillos se acostó cansado de cortar árboles y al despertar habían pasado 20 años, su esposa ya había muerto, no vio crecer a sus hijos, Estados Unidos era independiente, en fin, empezó a vivir en otros tiempos, así sucedió, pero de verdad en la antigua Europa de 1582, una noche del 4 de octubre la gente se fue a dormir y despertaron el día 15. ¿Weeee, no marches, se durmieron una semana y media?

¡Nooooo! El Papa Gregorio XIII y sus expertos matemáticos con tal de empalmar los calendarios de varios países y dar origen a nuestro calendario gregoriano -ahora ya sabemos, el por qué del nombrecito-, eliminaron 10 días de octubre dando origen a situaciones como si las hubiera imaginado Salvador Dalí, pues al cruzar una frontera era como si viajaras en el tiempo, pues existía la probabilidad de adelantar o atrasar 10 días de un país a otro, algunas personas creían haber perdido 10 días de su vida, lo que les acercaba más al umbral de la Muerte; es más, hubo quienes perdieron ese año su cumpleaños.

Y es que, los días con sus 24 horas, cual hierro nos marca a través del reloj y sus números. Con ellos dividimos los alimentos, empezamos un nuevo día, cumplimos las jornadas laborales; es más, un reloj checador nos mantiene comprometidos con el empleo; además, para variar, tenemos relojes en el teléfono celular, la Tablet, la computadora, en la sala de casa, en el coche y hasta las pantallas. Uno llega a creer que ese cronómetro que marca nuestras vidas, como lo es el reloj, lleva toda la vida entre nosotros; pues no, fue una herencia de la Revolución Industrial.

Pero la neta, sí crees saber qué hora es en estos momentos que perdías tu tiempo leyendo esto que no escribí para ti, lo sabías hace 7.24 segundos, pues ya va dejando de serlo, para ser un tiempo nuevo que únicamente existe cuando nos fijamos en las acciones que realizamos, o sea, nosotros somos quienes imaginamos un pasado irrepetible, un futuro ilusorio y un presente perecedero, deja de cavilar en cómo hacer que te rindan los días, recuerda que en octubre de 1582, muchos perdieron 240 horas en una noche.

jueves, 17 de octubre de 2024

La vida de un docente: Estrategias para sobrevivir en un mundo de expectativas.



Todo lo que escribo o comparto, lo hago a título personal. Lo aclaro, porque ya veo que a algunos se les hace bolas el barniz. Todo el mundo sabe que al profesorado nos pagan más que a Bad Bunny, y que vivimos mejor que Palazuelos. La cosa es que no nos gusta presumir que llevamos una existencia como de ingeniero de software que tiene inversiones en bitcoins, pues ya ven cómo son los envidiosos… y, por cierto, también somos bien sarcásticos, es más, utilizamos el sarcasmo como especie de analgesia a nuestra ansiedad.

Cada día, dejamos en casa el comportamiento cavernario, para ser frente a grupo, finísimos y atentos profesionistas del pintarrón y plumones, evitamos en las clases ser víctimas de sebos algorítmicos de nuestro celular con tal de no poner el mal ejemplo a la chamacada, tratamos entre colegas de que de tanto hablar no nos den la razón, cuando revisamos trabajos durante la clase en lo más mínimo confundimos el valor de la eficiencia por el del aprendizaje, y pese a ello, todavía dicen que ejercer la docencia es un empleo de guante blanco, haber, quienes han sido capaces de hacer que los infantes se callen, en una etapa donde lo difícil es tratar de responder a sus constantes preguntas o lograr que un adolescente externe su opinión sobre el tema del día.

Eso sí, padecemos de estrés crónico, debido a la terquedad de conciliar la vida personal con la laboral, sino me creen, intente decirle a su familia que este fin de semana no van a poder salir porque tiene mucho que calificar o explicarle a su pareja que a pesar de que ese día no les toca clase tiene que asistir a la reunión bajo justificación de que aquel que no asista tendrá un oficio de extrañamiento, ¡estreñimiento me da de tan solo recordarlo!

Además, sino quieres parecer un torpe frente a tus discípulos, sabes bien que preparar una sesión de 50 minutos frente a grupo, te lleva entre cinco u ocho horas, y aun cuando el pinche vecino te ve en cualquier “puente laboral” regando el jardín de casa, tiene la osadía de decirte, “dichoso tú, que eres profesor, pues tienes el salario asegurado”, siiiii, pero nuestras habilidades y estrategias nos cuestan para sostenerlo, así que ya basta de querer infundirnos sentimientos de inutilidad, aunque se les haga bolas el barniz.

jueves, 10 de octubre de 2024

La ignorancia colectiva en nuestras celebraciones.


En los ochentas era común quedarme con el cambio de los mandados, para comprar estampitas con las que llenaba una planilla que después de completarla, en la misma tienda de la esquina -sí, entes de que existieran esas cadenas de tiendas de conveniencia, en las que siempre que vas a pagar, la cajera enchuecando la boca te dice que te cobrarán en la caja contigua- la cambiaba por balones, máscaras de luchadores, figuras de acción, entre otras cosas. La neta, eran verdaderas obras de arte las imágenes de sus barajitas, además, las repetidas sabían a gloria intercambiarlas con tus cuates, creo que llevarte un premio por haberlas llenado era un extra, completarlas sí que era una victoria. Una de esas planillas nunca la pude completar y era una cuyas estampitas trataban sobre los días o fechas conmemorativas del calendario nacional.

Si, antes de que se inventaran que todos los días tenemos algo que celebrar. Algunas de las festividades que conmemoramos en la actualidad ya no tienen raíces profundas en tradiciones antiguas, y tengo la sensación de que, en los últimos años, manifestamos nuestras felicitaciones por fechas que desconocemos las causas de sus orígenes, pues las verdaderamente mexicanas como que se nos están olvidando o son malinterpretadas con el tiempo. Por ejemplo, este sábado 5, después de que el viernes 4 de octubre, catafixiamos el pan normal -ahora que ya casi ni se vende “pan normal”, te ofrecen pan de centeno, pan de elote, pan de masa madre, y lo más ridículo, pan vegano-, por unas riquísimas empanadas, recibimos la felicitación quienes ejercemos el pobresorado, del Día de Mundial de los Docentes – ¿Qué pasó con la discriminación de género? -, ¿y nuestro 15 de mayo? Es entonces esta fecha un simple pretexto para saturar el mes de mayo con días de asueto como lo son: 1, 10, 15 y 23.

Por cierto, el 4 de octubre, también fue el Día de la Secretaria, uy, que hermosa canción escribió Juan Carlos Calderón, el séptimo Mocedades, esa letra de verso ingente con pretensiones líricas: “Casi esposa, buen soldado, enfermera, y un poquito enamorada”, pero… que creen, resulta que a partir de 1958, por la presidenta de las Secretarias Ejecutivas de México, la señorita María Luisa Rodríguez, instituyó que el tercer miércoles de julio sería considerado como el Día de la Secretaria en nuestro país, sí, ya sé que también en Google, algunas páginas dicen que es el 20 de julio, pero en fin, ahora con este asunto del titipuchal de información, uno llaga a confundirse, pero el hecho es que si desconocemos el origen de cada fecha a festejarse, lo único que hacemos es una superficial felicitación que ignora el significado profundo de lo que aparentemente celebramos.

jueves, 3 de octubre de 2024

El Mago de los Sueños.



Durante mi infancia, la programación del único canal de televisión que existía en esa época, a las 8 de la noche transmitía una cortinilla animada donde aparecía un duendecillo de enorme chistera y redondas gafas con esmoquin azul, que cantaba una canción e invitaba a la niñez a irse a la cama a dormir, en realidad este personaje se utilizaba como transición para dejar atrás el horario infantil y comenzar con el de adultos. En aquellos tiempos, el único canal de televisión -sí, no había control remoto, es más, el televisor era de bulbos- iniciaba su señal a las 6 de la mañana y hasta las 8, se emitían programas que no resultarán perjudiciales para el desarrollo físico, mental o moral de los menores, o sea, calificados como no recomendados para menores de 18 años.

Por cierto, antes de cantar la canción junto con La Familia Telerín, El Mago de los Sueños, daba su mensaje de buenas noches, que siempre incluía dichos y frases motivacionales o éticas. Recuerdo aquellas: “Si te acuestas temprano, cada nuevo día será una nueva oportunidad para intentar lo que quieras” o “Buenas noches, no olvides que eres una pieza fundamental de tu familia. El éxito de la familia depende de todos y cada uno de vosotros”. Ya de adulto, creo que las frases no eran para chamacos, más bien era para quedar bien con sus progenitores.

Se imaginan si El Mago de los Sueños regresará en la actualidad, de entrada, no tendría un horario establecido, pues existen niñas y niños que hasta la media noche se duermen, sí, inocente mamá o papá, una cosa es que los mires acostaditos, pero debajo de esas sabanas hay un celular – que mando a la edad de piedra al televisor y su patética programación- y otras cosas que ignoras. Las frases del Mago serían: “¡Vete a dormir!” “¡Duérmete ya!” “Si no te duermes, es probable que escuches las discusiones entre papá y mamá”. “Cuando hagas las tareas con Inteligencia Artificial, ten en cuenta que, al hacerlo así, contribuyes a fomentar la idiotez natural”.

“Soy el Mago de los Sueños, y aquí estoy para contar a todos los pequeños de bondad, que lindo es el soñar con magia y fantasía, y las estrellas alcanzar”. (letra de José Solá, 1966)