jueves, 20 de junio de 2024

A medio siglo.


En los seres humanos se dice que, al llegar a los 50 años, se empiezan a experimentar una serie de características, como esos bochornos de sentir calor, pero… ¿Qué aborigen de nuestro estado no es cómplice del calor? Dicen que a esa edad se duerme menos, o sea, uno puede soñar durmiendo y soñar despierto a la vez; 50 años también es un punto de inflexión en la vida, es un momento en el que se puede mirar hacia atrás y reflexionar sobre las décadas que han pasado, mientras vamos preparándonos para abrazar lo que viene.

Este año, El Comentario celebra su aniversario número 50, y es un momento propicio para reflexionar sobre el impacto que ha tenido en el periodismo universitario y la enseñanza del periodismo en la Universidad de Colima. Durante estos 50 años, El Comentario ha sido un referente en la difusión de información y análisis sobre temas de interés para la propia Alma Máter y la sociedad en general.

El periodismo que se fomenta en la Universidad de Colima, además de ser una práctica que se basa en rescatar la memoria de lo que acontece en el estado, también es un mecanismo de difusión de las labores universitarias, las cuales van quedado perpetuadas para las generaciones futuras en sus páginas, tanto las artesanales que aún se conservan, como en la web de El Comentario. Imagino que por ello es reconocido por su calidad y aportaciones, pues en él, eclosiona el periodismo universitario tal cual teóricamente las y los estudiantes de la Facultad de Letras y Comunicación las asimilan: una actividad de mediación informativa, investigación y análisis sobre temas de interés para quien disfrute de la lectura o quiera informarse. En este sentido, el periodismo universitario debe sujetarse a los principios universales, como la objetividad, la pertinencia y la originalidad intelectual, incluso en estos tiempos que con la ayuda de la IA, uno puede hacer cosas tan difíciles, sencillas, como este artículo, que probablemente ni yo lo escribí.

Aunque existen programas de formación universitaria como los de la FALCOM, relacionados con el campo de la comunicación, no hay exigencias institucionales que impidan a personas con otro tipo de formación, aportar en las redacciones de El Comentario, como quien firma lo que escribe. Tanto El Comentario como el suplemento cultural El Comentario Semanal, han sido un espacio para la reflexión y el análisis sobre los temas más relevantes de la sociedad colimense, y han contribuido a la formación de periodistas que han ejercido influencia en la difusión de la información y la crítica social, como… la verdad, iba a escribir nombres y apellidos en este párrafo, pero como no quiero lastimar egos por alguna omisión, mejor así que se quede.

En conclusión, los 50 años de El Comentario son un legado en el periodismo universitario y la enseñanza del periodismo de nuestra Máxima Casa de Estudios, siendo un referente en la difusión de información y análisis sobre temas de interés para la comunidad universitaria y la sociedad en general. Su compromiso con la formación de periodistas y su defensa de los principios universales del buen periodismo son un ejemplo a seguir para otros medios y educadores, es un medio de información a pesar de ser tan joven como para cumplir 50 años, y es que, quienes continuamos colaborando, nunca dejamos de aprender.

jueves, 13 de junio de 2024

Érase una vez…



El Quijote de la Mancha, es la obra más citada y menos leída, pues la verdad en algunas ediciones sus páginas llegan hasta 1,056 -y a poco no les gana…(escriba usté lo que guste)-, en otras menos, es más, quien firma lo que escribe, ha leído lo que le agrada y no solo una vez, por ejemplo, ese capítulo que describe el alucine de que los molinos de viento eran gigantes, ese otro en que brota su valentía ante los leones, además de aquel otro donde se habla de ese extraño amor por Dulcinea del Toboso -que me recuerda mis amores imaginarios de la adolescencia-, que, por cierto – ¡spoiler! -, la musa inspiradora del amor de Don Quijote, nunca pronuncio palabra alguna -las imaginarias mías, tampoco-, en ningún momento donde se menciona.

Esta obra, pese a no ser leída de forma completa, ha sido fuente de inspiración de canciones, recordemos esa hermosa rolita llamada Quijote, compuesta por Julio Iglesias y El Dúo Dinámico, del álbum “Momentos” de 1982, también existe otra canción de nombre Rocinante, incluida en un compilatorio de la disquera Ediciones Pentagrama, editado en el año 2013, llamado “Cantautores en Monterrey. Trova de Extremadura”, en donde Luis Mariano a través de su canto narra que una vez que el Caballero de la Triste Figura fue recluido en algún hospital de “la Mancha cuyo nombre no puedo recordar”, su cuadrúpedo finaliza el andar en alguna carnicería de morcilla, pues ni el cura, ni Aldonza Lorenzo, esa moza labradora encargada de la limpieza del corral de los cerdos tampoco lo quiso, tal cual como despreció al romántico de su jinete.

Ahora que hemos vuelto a las historias de buenos y malos, no como aquel bachiller “amigo” de Don Alonso Quijano, de nombre Sansón Carrasco, es decir, un malo con buenas atenciones, sino de esos que extinguen a los adversarios para dar paso a los enemigos, en un enorme rio de fastidioso sectarismo, donde la ferocidad de las amenazas de algunos nos llegan a afectar a pesar de que ni las cumplan, podría decir que hago responsable a Miguel de Cervantes Saavedra de cualquier cosa que se me ocurra, incluyendo decir esa cita que ni viene en su libro de: “ladran, Sancho”, cuando escucho que alguien habla mal de mi persona, digo, si mi bienestar es su malestar, ¡pues qué a todo dar!

jueves, 6 de junio de 2024

Top Secret.



Llevo toda esta semana guardando un secreto. Incluso he estado a punto de cavar un pozo y gritárselo, para después taparlo. Pero temo que luego emerja un árbol que, con el movimiento del viento entre sus ramas y hojas, lo reproduzca, y quien pase por ahí, se entere de lo que he oculto para no perder amistades. ¡Malditos comicios electorales, que levantó entre ustedes y yo, un silencio oscuro!

Lo primero que la mayoría de las personas pretendemos es compartir lo que nos sucede. Un claro ejemplo es el muro de Facebook, o el moderno “muro de los lamentos”, los estados de WhatsApp, las historias de Instagram, entre otras. ¿Guardar un secreto cuesta? ¡Claro que sí! En estos tiempos se pone pesada la situación, como lo es decir que uno le va a cierto equipo de futbol, que te simpatiza cierta religión o que votaste por… Momento, esto último es una persecución política – bien moderno es esto de llamarse “perseguido político”-; y luego toda esa jodida actitud de juzgarte, de condenarte en algo que socialmente todos somos juez y parte.

Guardar un secreto, la mayoría de las veces es considerado como algo negativo, más quien lo conserva sabe que es por el bienestar de las relaciones humanas. El problema no es ocultarlo, es que los demás se enteren, pues serás clasificado como un individuo falto de principios morales y escaso de sinceridad, pero… ¡Hay gente que es sincera sin dejar de mentir! Por otro lado, un secreto es positivo, por ejemplo, si “el mero chipocludo” de la oficina te dijo que te otorgará un aumento salarial, lo más probable es que tus compañeros te van a acusar de hipócrita simplemente porque no se los dijo. ¿Es necesario que ellos lo sepan? ¡Obvio que no! Lo más seguro es que experimentarán envidia hacia la persona beneficiada y de todas formas se van a distanciar de ella por ese incremento. Malo sería que ni a su pareja se lo confiara.

Lo patético es que cuando sus compañeros se lleguen a enterar, lo más probable es que tenga que recurrir a la mentira, aludiendo que le sucedió alguna desgracia para que le disculpen. Como ustedes saben, quienes llegan a sobresalir de los demás, serán odiados, más, si te justificas con una desdicha previa al éxito, recibirás el perdón social. Es por eso que mi secreto, no están ustedes para saberlo, ni yo para contactárselos, además, ¿qué puede tener de interesante una persona ordinaria, que cada mañana antes de salir de casa opta por ser un vulgar y simple humano?